3 posts de agosto 2010

Este sí es el último...

Alguien comentaba que mi último post no era forma de despedirse y tal vez tenía razón. Por eso hoy lo convierto en penúltimo. Este sí será el último. Voy a compartir algunos recuerdos en el día del adiós. Mejor, ¿no?...



Mi primer recuerdo de RTVE es muy antiguo. Un evocación que sigue emocionándome. Yo tendría siete u ocho años, sería el año 1969. Un profesor, Don Manuel, nos llevó de excursión a Prado del Rey. Primero visitamos la Casa de la Radio, luego diferentes estudios de televisión. Aquel día prodigioso me marcó profundamente. Deseé de inmediato que aquello que me rodeaba, cámaras, grúas, focos, cables, micrófonos, se convirtiera algún día en mi mundo, en mi lugar.



Sólo era un sueño infantil, uno más de los miles de sueños que soñamos los niños. Desde entonces, empecé a incluir cámaras en todos mis juegos, las fabricaba pequeñas con taquitos de Lego y plastilina, o más grandes con cajas de zapatos y rollos gastados de papel higiénico a modo de objetivo. Las colocaba en las curvas del Scalextric, o enfocando a los Madelman, o en torno a una pista de circo en el que la fiera más fiera era mi hámster. Mis hermanos pequeños hacían de actores o presentadores bajo la luz de las linternas o los flexos que eran los focos.



La fiebre era alta e intensa. Aunque nunca imaginé entonces que aquella pasión me llevaría a estudiar televisión y que algún día podría vivir de ello, de aquel juego maravilloso que me sigue entusiasmando.

Años después, en 1982, durante el Mundial de Fútbol, empezaron mis primeros devaneos con TVE. Trabajé de mozo, cargando y descargando camiones y unidades móviles, tirando o enrollando cables de colores, hilos conductores que llevaban hasta uno de los aparatos más extraordinarios que conozco, las cámaras.



Miraba extasiado esos artilugios deseando aprender todo de ellos, y envidiando a esos señores que los manejaban. Escrutándolo todo y tomando nota de cuanto me rodeaba. Hacía complejos gráficos y dibujos, anotaba las peculiaridades de cada modelo, me sumergía en complejos manuales de tubos de cámara (los Orticon, los Plumbicon), dibujaba una y otra vez los diagramas de bloques de cada telecámara hasta aprendérmelos de memoria.

Mi ansia de conocimiento del medio no conocía límites. Quería aprenderlo todo, absolutamente todo, mientras seguía buscándome la vida para pasar todo el tiempo posible en los platós de Prado del Rey, cuantas más horas mejor.

Tuve la suerte de ir aprendiendo al lado de los mejores, compañeros siempre generosos que fueron enseñándome y alentándome a seguir con paciencia y cariño. Todo en programas históricos como “Si yo fuera presidente”, “La edad de oro”, “Barrio sésamo”, “Puesta a punto”, “Sabadabadá”, “Jazz entre amigos”, o “La clave”, el programa en el que por primera vez me puse tras una cámara en directo…



Después, en 1984, me fui a Sevilla, al Centro Territorial de TVE en Andalucía, años maravillosos en los que de verdad me fui formando como reportero al lado de profesionales que jamás podré olvidar, compañeros y amigos que siempre van conmigo. Aquí siguen…

Más tarde, en 1988, me marché a la corresponsalía de TVE en Italia y Vaticano. Allí viví, tal vez, los años más intensos y enriquecedores de mi carrera, de mi vida. De algún modo nunca he dejado de añorar mi etapa romana. Regresé a Sevilla en 1991, poco antes de que comenzara la Expo Universal. Otra experiencia intensa e inolvidable.

Los avatares de la vida y de la profesión me llevaron luego a dar el salto hasta el otro lado de la cámara, en 1997. De la noche a la mañana, un cambio decisivo. Presenté un par de años los informativos territoriales y después, el día menos pensado, me llamaron para hacer una prueba en Madrid.

En 1999 me incorporé al Canal 24 Horas, mi verdadera Universidad como presentador de informativos. Cinco años duros, fructíferos, insomnes, extraordinarios, que me convirtieron en un verdadero profesional.



De ahí, en 2004, salté a los Telediarios, a la Primera División, a La Champions de los informativos. Apenas podía creerlo, aun me cuesta creer que realmente valga para esto, para comunicar, para contar lo que sucede ante una cámara.



Este es un breve resumen de una larguísima trayectoria en esta casa, porque entre estas líneas quedan sin escribir un millón de renglones, un millón de historias, un millón de personajes, de sucesos, de situaciones, de aventuras, de sabores y sinsabores, de amigos y amigas, miles de días llenos de camaradería…

Hoy, 20 de agosto de 2010, voy a presentar mi último Telediario en TVE, no sólo eso, voy a compartir mis últimas horas en la redacción, en los pasillos, en los rincones, tras las puertas, algunas de las cuales cruzaré por última vez. Se acumulan los abrazos, apretones de manos y besos que difícilmente podrán condensar y contener lo que siento, estos contradictorios y peculiares sentimientos. Era inevitable experimentar esta rara y feliz melancolía…

Buena parte de más de la mitad de mi vida ha transcurrido aquí. Y fue un honor, un placer, un lujo. Fue estupendo poder vivir y trabajar tantos años a vuestro lado, al servicio de los telespectadores de TVE.

Mil besos son pocos para agradecer tanto…


Hasta siempre...

Me quedan cinco Telediarios. No todo el mundo puede decir eso y que sea rotundamente cierto. El próximo viernes presentaré mi último informativo en TVE. Y este es el último post que publico en este espacio en el que he gozado siempre de absoluta libertad.

Es evidente que la noticia de mi marcha a otra cadena, tal vez por inesperada o insólita, ha sido una gran sorpresa. Aunque creo que se le está dando una trascendencia un tanto exagerada. Nada es para tanto, casi nada. Después de más de media vida en esta casa, la que siempre será mi casa, yo mismo estoy un poco asombrado de mi marcha. Pero también estoy muy contento, los cambios siempre me estimulan. Las incertidumbres positivas me alientan, me ilusionan y me hacen crecer.

He leído y oído ya muchas bobadas al respecto, y estoy convencido que me quedan muchas por leer y oír. Lo cierto es que me voy de esta empresa por la puerta principal, en un momento dulce, gozando de prestigio, de aceptación y buenas audiencias, orgulloso de haber formado parte (de formar parte aun) de una maquinaria informativa impresionante, impecable. Solo tengo y tendré buenas palabras para una empresa que forma parte indisoluble de mi vida, en la que me he formado como profesional y como persona.

Es inevitable sentir cierta tristeza. Me voy dejando atrás a muchos muy buenos amigos y amigas, grandes camaradas. Pero me marcho en perfecta armonía con todos, también con mis jefes que, sin embargo, también son buenos amigos, buenos compañeros en la apasionante aventura vivida al frente de los Telediarios desde hace ya tantos años. Todos han comprendido mi decisión y todos, a pesar de la aflicción que supone la despedida, me han apoyado, animado, ayudado, felicitado…

No tengo porque dar explicaciones a nadie, pero para aquellos “zuavos” que piensan que un paso así se da solo por dinero, decirles que no, que no solo es una cuestión económica. Claro que cuenta ese aspecto, trabajo por un salario. Pero hay cosas para mi mucho más importantes. Poderosas razones que solo mis seres más cercanos y queridos conocen de verdad. Entre ellas el poder llevar una vida normal junto a mi familia. Mis hijos van a volver a tener papá los fines de semana y eso no tiene precio. No me disgusta ir a contracorriente, llevo más de once años haciéndolo y lo he hecho disfrutándolo, con mucho gusto, pero ha acabado cansándome.

Los cambios, los nuevos episodios de la propia vida, las oportunidades, los nuevos proyectos, me entusiasman. Tengo suerte. Me marcho a otro lugar a seguir ejerciendo la profesión que me sustenta y me apasiona, a otra ventanilla de información que simplemente será diferente. Quien quiera ya sabe donde encontrarme y el que no pues no. No pasa nada.

Por cierto, para esos “bellacos” que de forma tan maliciosa utilizan entrecomilladas mis palabras intentando echarme en cara “no se qué”, deben saber que mis ideas acerca de lo que supone informar, contar lo que sucede ante una cámara, siguen y seguirán siendo exactamente las mismas. Sigo y seguiré creyendo en el rigor, la seriedad, la imparcialidad, el tesón y la disciplina. Tengo muy claro que hay programas basan su éxito en alimentar lo que para mi son bajezas. Mis ideas, mis gustos, mis preferencias, mis convicciones, mis pasiones seguirán siendo las mismas aquí o en cualquier otro lugar. Así que lo llevan claro los que pretendan ofenderme en ese sentido.

No voy a atender a ese tipo de provocaciones, de mezquindades. Si por algo me distingo, creo, es por mi buena educación. Y si hay algo que nadie ha conseguido alterar desde que era un niño ha sido mi absoluta independencia y mi brutal perseverancia. Una tenacidad infinita que, desde mi más tierna infancia hasta el día de hoy, me ha convertido en la persona que soy.

Sobre María que puedo decir. Cantero & Casado se divorcian, sí, pero seguirán siendo buenísimos amigos y queriéndose muchísimo. Echaré mucho de menos a María… y ella a mi también. Esta es sin duda una dulce separación.

Fue muy hermoso mientras duro. Hasta siempre y buena suerte, ¡buona fortuna a tutti!…


Oh... the divorces!

Who's next?
Who's next?


Always the ones that you least expect
They seem so strong
It turned out she wanted more all along
And each time I hear who's to part
I examine my heart


See how it stands
Wonder if it's still in safe hands

Who's fled?
Who's fled?


Who's been caught out in somebody's bed?
I should have guessed
That day that his phone wouldn't take your text
He was a chamer
I wish him bad karma
Oh, I know we shouldn't take sides
But that one was his fault
This one is her fault
No one gets off without paying the ride
And oh, the divorces!

And oh, oh, oh
The honeymoon, the wedding ring
Oh, oh oh
The afternoon handovers by the swings

Oh yes, oh yes
Your song seemed to look through a different lens
You're still so young
Loving's just as easy as it's begun
Now there's kids to tend
The legal biz
And custody
And oh, the divorces!

And this one is different
And each one of course is
And always the same
Oh, the divorces!

Who's next?
Who's next?

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