TEATROS SIN BUTACAS NI TELÓN
Desde hace un año apróximadamente han proliferado los nuevos espacios teatrales. En una casa, un hotel o un autobús, la escena ha salido del teatro convencional para dejar al espectador boquiabierto en muchos casos.
Hemos hecho un breve recorrido en el telediario de la 1 del fin de semana por estos nuevos espacios no convencionales y hemos comprobado como la experiencia de sentir las respiraciones de los actores por parte de los espectadores y viceverse es única.
Y es que el gran logro en este tipo de propuestas es que el espectador se sienta dentro de la escena como si fuera un "actor" más de la historia, digamos que el que mira y escucha. En la mayoría de los casos también es el espectador el que sigue el desarrollo de la escena por habitaciones .
En el hecho teatral no convencional además se disfruta de un juego de realidades, porque si bien sabemos que somos los observadores, llegar a sentir que estamos dentro de la escena nos hace continuamente replantearnos la situación del mero observador.
En el caso de la Casa de la Portera, sita en el Barrio de Lavapiés, el trabajo que han hecho con la casa y la adaptación de Ivan Off, de Chejov, por parte de José Martret, ha sido tan reconocido que la Unión de Actores ha nominado a premio a dos de sus actores. En la aventura del Quijote en el autobús, Kiko Ferrero Zissman se convierte durante una hora en un auténtico showman. Entretener a 60 personas mientras se va en ruta en un autobús no es fácil, pero él lo consigue.
Por último , en la obra INSIDE que se representa estos días en el Hotel Intercontinental de Madrid, para celebrar su 60 aniversaio, es un grupo de 11 actores el que pone en pie esta lograda experiencia de ir por las entrañas de un hotel mientras se desarrolla una historia.
Así pues la experiencia teatral no convencional es más que recomendable. Nos han contado que han surgido por la necesidad de tener nuevos espacios, y el hecho es que la demanda ha respondido con creces. Los dos equipos con los que realicé el reportaje salieron encantados y yo también, y es que ¿no es un encantamiento el teatro?
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