Oro, organillo y oraciones
Por lo que sabemos, y no sé cuánto se acerca a la realidad, el centro se llama el zócalo. Allí está la catedral y detrás está el centro cultural de España que es donde hicimos nuestro acústico para Radio Reactor.
No somos exactamente un grupo acústico, eso está claro, y pasar las nuevas canciones a ese formato conservando algo del espíritu original acaba convirtiéndose en defender el fuerte. Nuestra defensa consistió en guitarra, bajo, pequeño kit de percusión, teclado y rebarbadora. Durante la sesión uno de los múltiples organilleros del centro de DF se colaba por los micros así que hubo que negociar un parón de una hora, todo es negociable en esta ciudad. Grabamos varias canciones, a saber: “Año santo”, “El baile de los caídos”, “Supercastlevania IV”.
Después nos dedicamos a vagar por el centro. Comimos tacos en un restaurante mexicano regentado por un gallego de Avión que servía tacos de pulpo. Entramos en librerías especializadas en el aborto y en la Santa Muerte. Encontramos un quiosco en el que extirpaban hongos y verrugas sin dolor por 5 pesos (0,30 €).Vimos ritos de limpieza de alma. Observamos con admiración el oro mexicano convertido en collares, anillos y pendientes. Había enormes banderas, una catedral que se hundía un centímetro al año, indios de Chiapas, las únicas mujeres policía que vimos en toda la ciudad y ejemplares de “El Gráfico”. Intentamos encontrar un restaurante de comida prehispánica que recordábamos estaba al lado de un altar de la Santa Muerte pero nos encontramos con Dylan Goch que deambulaba por el centro buscando una sombra y la encontró dentro de una iglesia donde estábamos nosotros fingiendo ofrenda al altísimo para refugiarnos del sol. Después de celebrar nuestro fortuito encuentro dos días seguidos en una ciudad de 26 millones de habitantes nos fuimos con él a tomar unas chelas.
Dylan viene siendo un director de cine que hizo una película sobre y con Gruff Rhys con los que coincidimos en la lucha libre, en el hotel, en nuestro concierto de Covadonga, en un todoterreno, en una iglesia, en una taquería, en un bar y al lado de una tribu de cucarachas aztecas. Todo eso nos ha unido profundamente pese que él no hable español y nosotros no hablemos inglés, nuestras conversaciones no son profundas, la relación funciona.