Doblez
lunes 25.mar.2019 por Lara López 0 Comentarios
Músicas y canciones de
Sleep – GABI
Walls We Build – urfabrique
The Roughest Trade
The Dane – Nils Frahm
De Corrales a Tranqueras – Fernando Cabrera
Roman Nepi Tancok (Romanian Folk Dances) , Bb 68: 1. Bot Tanc - Jocul Cu Bata – Béla Bartók, Jenő Jandó
Dwa Serduszka – Joanna Kulig, Marcin Masecki
Epíleg – Guillamino y Manuel García
Borrasca – Zenet
Bassin d'Attraction – Wim Mertens
They Know God (But I Know You) – Peter and Kerry
Pensamento
Os Teus Ollos – Uxía y Lenine
Il sogno – Franco Battiato, Carlo Boccadoro
Letras de Canciones
Jam Albarracín, Farmacia de Guardia
Pepe Curioni, El tiempo está después, de Fernando Cabrera
Arquitecturas. El Palacio de Potala en Lhasa/ Beijing Road. Por José Miguel Gómez Acosta
"Todas las ciudades se olvidan después de visitarlas, excepto Lhasa" (Canción de amor del sexto Dalai Lama)
Cosas que me explica mi madre de Berna Wang
Obstinación, Herman Hesse, por Juan Suárez
Ion (Plaza y Valdés, Madrid 2013) Javier Aguirre
Poemas por Poetas
Silvia Terrón
Tilsa Otta
Santiago Vera (Ediciones Liliputienses)
Elena Román ( La isla de Siltolá, Colección Tierra)
Esther Muntañola. Comenzamos el otoño.
Javier Codesal (Un eclipse no se elige, Amargord Ediciones).
El segundo sexo. Piezas de Filosofía, por Alejandro Escudero para Venga la Vida.
" Las primeras décadas del siglo XX, el siglo de las mujeres, están marcadas por una lucha política: la del derecho al voto, logrado en 1908 en Dinamarca, en Inglaterra en 1918, en 1920 en los Estados Unidos de América y en 1933 en España.
En 1949, firmado por Simone de Beauvoir, apareció un libro tan sobrio como impactante: El segundo sexo.
El existencialismo filosófico subrayaba que no hay una eterna esencia humana. Siendo así, apostilla Simone de Beauvoir, tampoco hay una permanente identidad femenina ni, tampoco, un instinto maternal, ni un instinto de fregar o de barrer que justifique la reclusión de las mujeres en el recinto del hogar.
En 1927 Heidegger, en su libro Ser y tiempo, afirmaba que la existencia humana es la de un ser de posibilidades, caracterizada, pues, por su apertura, su versatilidad, su plasticidad. Cada uno de nosotros es, entonces, un proyecto vital que, tendido entre el nacimiento y la muerte, pende del futuro.
Siguiendo esta pista se articula el hilo conductor del Segundo sexo: “no se nace mujer, se llega a serlo”.
Pero el quid de la cuestión está aquí: tradicionalmente la feminidad ha sido definida como el lado negativo de lo masculino, resultando, una y otra vez, subordinada, ubicada en un escalón inferior, en un segundo plano. Con el trazado de la dualidad hombre/mujer se postula, constantemente, una jerarquía, una férrea asimetría.
Por eso, con su libro, Simone de Beauvoir, encaraba, con coraje, dos retos. En primer lugar, desmontar las justificaciones que amparan la ancestral dominación masculina (por ejemplo, que el varón es dueño de su mente y la mujer esclava de su cuerpo). A continuación, se propone promover el reconocimiento recíproco en condiciones de simetría, bajo la tesis de que la justicia social está incompleta sin la igualdad de las mujeres con los varones.
Otro de los méritos de este libro fue destapar un problema al que aún hoy seguimos dándole vueltas: entender a fondo cómo se articulan el sexo y el género, es decir, acertar a entender cómo se solapan y complementan lo biológico y lo cultural.
El segundo sexo, por su audacia y por su rigor, se ha convertido en un clásico del siglo XX, en un hito del movimiento feminista".