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Terceira, la isla de las fiestas

    lunes 10.oct.2016    por Ángela Gonzalo del Moral    0 Comentarios

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Hay pocos días del año que en algunos de los 9 pueblos de Terceira no se celebre una fiesta o una celebración popular. Esta tranquila isla, situada en un punto estratégico del Atlántico Norte, rompe su monotonía con continuas celebraciones religiosas, culturales, ganaderas o gastronómicas. Situada en el ombligo de las Azores, organizan touradas, comidas, cantos, ferias. Se puede decir que están de fiesta todo el año, sin que eso rompa la tranquilidad que se respira cotidianamente en sus pueblos, valles, montañas y playas. Quizá como son pocos habitantes, la fiesta es la excusa de sus ciudadanos para compartir el tiempo, y sentirse menos aislados del mundo. 

Angra do Heroismo, su capital, está a poco menos de tres horas de viaje de Madrid, sin hacer escala, en el caso de viajar con la compañía local SATA,   o un poco más de tiempo si se vuela con TAP, con parada obligatoria en Lisboa. El turismo está empezando a descubrir esta tierra de una gran belleza natural terrestre y marítima. No en vano es una de las Top 10 mundial de avistamiento de cetáceos, y en su tiempo fue lugar de descanso de renombrados y terribles piratas como Walter Rilley, Richard Greenville o Francis Drake, que atacaban a los galeones españoles que viajaban repletos de oro de América, trasladando su botín a las guaridas que tenían en estas islas.

Angra do Heroismo, un rico patrimonio arquitectónico

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Las naves hacían parada obligatoria en Terceira, antes de seguir su camino hacia España. De ese intenso tráfico nació la ciudad de Angra, la capital de la isla, que se convirtió en un importante centro de comercio internacional  proporcionando prosperidad a la capital. Ser una escala intercontinental entre Europa, las Américas y también Asia, supuso la instalación de una zona fortificada y la construcción de casas señoriales, palacios, iglesias y jardines, todo ello perfectamente planificado en un entramado de calles, callejones y plazas. Fundada en 1534, pasear por su centro histórico es regresar a esa época, porque parece que el tiempo se detuvo ahí. Tal es su riqueza arquitectónica que forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco. Un título que le llegó después de que en 1980, un terremoto destruyera gran parte de la ciudad, recontruida con tal empeño que el organismo internacional le concedió ese premio. Una de las mejores vistas de la bahía, es el Alto da Memória, y desde allí se baja atravesando el Jardín del Duque, formado por terrazas que van descendiendo hacia el centro histórico. El parque cuenta con una gran variedad de plantas, fuentes y rincones apacibles.

No se puede dejar de visitar el Palacio del Capitán General ni los fuertes de São Sebastião y de São Felipe, ejemplos singulares de una arquitectura militar con más de 400 años de historia. La fortaleza de São Felipe, situada en lo alto del Monte do Brasil, es la mayor fortaleza española construida fuera de la península. Siguiendo por las calles de esta capital azoriana encontramos, la Sé Catedral del siglo XVI, el mayor templo del archipiélago de las Azores, la Iglesia de la Misericórdia, o el teatro municipal. Los interesados en la historia de la isla, no pueden dejar de visitar el Convento de San Francisco, que acoge el museo de la Ciudad, donde se muestra el estrecho vínculo histórico del archipiélago con el mar.

En la conocida como la isla lila o malva, por la abundancia de hortensias, encontramos ciudades, siempre limpias, con sus características fachadas pintadas de tonos pastel -azul, verde, rosa, amarillo, liláceos- que según establece la tradición (cumplida a rajatabla) hay que pintarlas cada año. Praia da Vitória, Biscoitos o Serreta, también mantienen sus palacios, iglesias o capillas del Santo Espíritu. Y entre una ciudad y otra, se puede disfrutar de campos y corrales, marcados por miles de piedras volcánicas que forman las lindes de cada parcela y ponen armonía a la naturaleza. En la región de Biscoitos, destacan sus viñas, plantadas en curraletos, unos espacios cuadrados delimitados por los típicos muros de piedra, que producen uva verdejo.

Al observar la Serra de Santa Barbara o el valle que se abre a los pies de la Serra do Cume, lo que más llama la atención son los kilómetros y kilómetros de pequeños muros de rocas perfectamente colocadas, que marcan la fisonomía de la isla, igual que el verde de sus prados, o el azul de sus tortuosas costas.

Las touradas, toros embolados sin fuego

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Las touradas, son los sanfermines particulares de Terceira. Se celebran unas 200 corridas al año, especialmente entre mayo y septiembre, que consiste en la suelta de 5 novillos por las calles del pueblo o barrio que ha organizado la fiesta. Sale un astado cada 10 minutos y, con los pitones tapados, embisten a los jóvenes que se interponen en su camino. El sexto toro es el más esperado, porque no se suelta nunca pero mientras "lo esperan", los vecinos colocan sus mesas en la calle donde colocan los productos y vinos de la zona, alargando la velada durante la noche. La relación entre la isla y los toros es muy estrecha, no solo tienen una plaza, sino que en una de las rotondas de la entrada a la ciudad encontramos una escultura con las formas de embestir de los astados, además los ganaderos son muy respetados y hasta tienen club de fans.

Otra tradición muy arraigada son los Imperios, unos altares, muy coloridos y decorados, consagrados al Espíritu Santo que encontramos en cada parroquia de pueblos comos San Bartolomé, Cinco Ribeiras, Santa Bárbara... Son tradicionales las Fiestas del Divino Espíritu Santo que se celebran a lo largo de ocho semanas entre el domingo de Pascua y la Trinidad, y donde se organizan las funções y bodos, que consisten en comidas comunitarias. El plato típico es la alcatra, carne de vaca, también puede ser de pescado, que se cocina lentamente en un recipiente de barro para espesar la salsa compuesta por tocino, cebolla, ajo, laurel, pimienta y vino. Entre los dulces destaca las tortas Dona Amélia, horneados con miel de caña y canela. Este postre es un homenaje a la primera visita que hizo a la isla la reina Dona Amélia de Portugal.

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El año festivo de Terceira comienza con las Danzas de Carnaval, que duran tres días, en los que la gente sale a la calle y en los salones se organizan las danças o bailinhos y se representan historias en tono satírico. En muchas de las fiestas de Terceira, se recitan los populares y singulares cantares ao desafio, donde los cantantes improvisan estrofas con tono satírico.

Luego llegan las Fiestas del Divino Espíritu Santo, para dar paso a las touradas que duran cuatro meses; y en junio. en Angra, es el tiempo de las San Joaninas, fiestas dedicadas a San Juan, con desfiles, conciertos, toros, espectáculos de teatro, fuegos artificiales y desfiles populares que se celebran a lo largo de diez días. En agosto en Praia da Vitória disfrutan de las Fiestas de Praia donde no faltan toros, conciertos, eventos deportivos y feria gastronómica, para llegar a septiembre con las Fiestas de la Viña y del Vino de Biscoitos. A ello se añaden los festivales AngraRock, también en septiembre, y AngraJazz en octubre. ¿Es o no es, una isla festiva?

Entrar en el interior de un volcán

"Yo estuve dentro de un volcán" rezan las camisetas de los guardas a la entrada de Algar do Carvão, el nombre de una chimenea volcánica de 90 metros a la que se puede acceder sin ningún problema. Adentrarse en esta cavidad vertical es experimentar visual y emocialmente como es un volcán por dentro. Durante la media hora que dura la visita -uno puede estar el tiempo que quiera- el visitante se encuentra en el interior de un volcán, donde se observan estalactitas de lava y líquenes; sintiendo como caen las gotas de agua acumuladas en las plantas, observando la  inquietante luz del exterior filtrándose entre los líquenes que luchan por salir al exterior a través de la boca volcánica y pasear entre las grandes bóvedas por las que corría el magma donde, en verano, se puede disfrutar de un concierto "intervolcánico". También se puede adentrar uno en las entrañas de la tierra, visitando la Gruta do Natal, de unos 700 metros de largo, de más difícil acceso y que hay que recorrer provistos de casco. Recibe ese nombre porque se celebra la misa de Navidad desde 1969, cuando se abrió al público.

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Igual que las Canarias y Madeira, las Azores, surgieron de la actividad volcánica, por lo que nunca estuvieron unidas al continente, lo que ha comportado que tengan una flora endémica, que no se puede encontrar en ningún otro lugar. Los volcanes están, por tanto, ligados a su historia. De hecho todavía hay 9 volcanes activos, que provocan una intensa actividad sísmica, a la que sus habitantes ya están acostumbrados. Con esa riqueza natural se creó el Geoparque de las Azores, que forma parte de la Red Europea y Global de Geoparques, que promociona y protege el patrimonio geológico del archipiélago. En el centro de Terceira encontramos las fumarolas de Furnas do Enxofre, que despiden vapor de sulfuro.

Las Azores, en general, y Terceira, en particular, están despertando al turismo, su gente es amable, atenta y en el intercambio con los turistas, resulta extraño que se sorprendan de que su isla tenga un atractivo tan variado. Como si a ellos les pareciera normal que en tan poco espacio -la isla tiene 30 kilómetros de largo y 17 de ancho- se pueda visitar unas playas naturales en Biscoitos o la de Praia da Vitória, avistar delfines y ballenas durante sus migraciones anuales -principalmente entre marzo y septiembre-, practicar submarinismo, o realizar rápel, barranquismo o senderismo.

Sin duda, lo más atractivo de Terceira es el impresionante contraste entre la belleza natural de esta isla volcánica y la actividad humana en sus campos y ciudades, algunas de ellas de un gran atractivo como Angra do Heroísmo.

Categorías: Viajes

Ángela Gonzalo del Moral   10.oct.2016 04:36    

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Viaje a Ítaca

Bio Viaje a Ítaca

Un viaje nunca se acaba. Queda grabado en el recuerdo, se vuelve a él al ver una película, al leer un libro, al escuchar unas notas musicales, al mirar una fotografía, al saborear una bebida, al disfrutar una comida o cuando el país salta a la actualidad por algún acontecimiento específico. El viajero mantiene siempre un nexo interno con el lugar que un día conoció.... y trenza un vínculo con el nuevo destino que empieza a imaginar. La visita a cualquier lugar, cercano o lejano, tiene tres fases. En la etapa de preparación se sueña, en la del viaje se disfruta lo imprevisible y a la vuelta se reinventa la aventura..... Con los cinco sentidos alerta, anhela que la experiencia sea lo más enriquecedora posible.
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