Colombia apuesta por el turismo para afianzar la paz
jueves 21.dic.2017 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Colombia es el país del realismo mágico y solo hay que sentarse unos minutos en una plaza céntrica de Cartagena de Indias para saber que es así. Allí encontramos a Federico Herrera de Ávila, contador de historias desde hace más de 30 años en el parque de Bolívar, que sin darnos cuenta nos adentra en la historia más desconcertante de la ciudad. Aquella que se mezcla con la inventiva popular para descubrirnos unos relatos casi irreales.
Hasta ahora el país caribeño tenía contados destinos turísticos, con esta ciudad colonial como una de las más visitadas, junto con Bogotá. Cinco millones de turistas internacionales visitaron Colombia el año pasado. Tras los acuerdos de paz, el país se prepara para su desarrollo turístico en zonas que nunca antes se habían visitado. Los propios colombianos descubren ahora esos lugares casi vírgenes, y como nos explica Greify López, una estudiante de turismo, la sociedad debe comprometerse a explotarlos de manera sostenible. Greify tiene claro que "como colombianos también quedamos al margen de muchos lugares turísticos, y así como los lugares a los que no se podía acceder se mantuvieron vírgenes, ahora es nuestra responsabilidad seguirlos cuidando".
Poyacán, era uno lugar cerrado al turismo. También el río Caño Cristales, en el departamento del Meta, acaba de mostrar al mundo su fantástico colorido, con aguas de color amarillo, azul, verde, rojo y negro. En las selvas de la Sierra Nevada de Santa Marta, se encuentra una ciudad perdida, el Machu Picchu colombiano. El país lo está descubriendo ahora, y uno de sus promotores es Orlando Duque, ex campeón mundial de clavados que utiliza su deporte para mostrar las riquezas ocultas a sus compatriotas y al mundo. "Soy afortunado porque en mi país me quieren y me respetan mucho, y eso hace que sea más fácil concienciarlos para que todo esto lo cuidemos entre todos. Hay sitios muy frágiles, que me gustaría que la gente los viera, pero si no pueden viajar, al menos se los mostramos, para que lo vean en sus casas, y para que los que vayan lo cuiden". Convertido en un "influencer", él aprovecha su popularidad para dar un toque de atención en la preservación de estos ecosistemas tan frágiles.
Colombia se inspira en otros países que sufrieron un conflicto
Para llevar a cabo su plan de desarrollo turístico en zonas que sufrieron de manera directa la guerra, el gobierno colombiano ha presentado los denominados corredores turísticos, y estos días ha detallado 11 rutas. La del Caribe, que incluye la Sierra Nevada de Santa Marta; la ruta llanera, centrada en la gastronomía; la del Sur, con festividades religiosas como las de Popayán; la del Sombrero Vueltiao, que resalta las artesanías de la cultura indígena Zenú, las rutas Memorias de la independencia, la cafetera, la precolombina, o la región amazónica.
Aunque las condiciones socioeconómicas no sean similares y las características de los países difieran en gran manera, Colombia se ha fijado en otros países que pasaron antes por la misma situación, como Vietnam, Nicaragua, El Salvador y especialmente los países de la antigua Yugoslavia. Croacia es uno de los ejemplos que quieren seguir. El embajador colombiano en Austria, Jaime Alberto Cabal explica a Viaje a Itaca que "el hecho de acabar un conflicto, no es sinónimo de que se dispare la afluencia de turistas, aunque sí hay una inercia en el sector. Es ahí donde hemos de estudiar las estrategias que llevaron a cabo estos países y cómo aunaron las sinergias del sector público y el privado para invertir en infraestructuras. En Croacia hemos analizado como el gobierno invirtió en ese sector, rehabilitando centros y poblaciones que quedaron arrasados por la guerra, y cómo aumentaron y mejoraron la capacidad hotelera".
También insiste en ello Paula Cortez, presidenta de ANATO, la Asociación Colombiana de Agencias de Viaje y Turismo. Nos habla de algunos de los grandes problemas a los que se enfrentan para poder desarrollar estas zonas, principalmente la falta de buenas infraestructuras en un país que tiene unas dimensiones similares a las de Francia y España juntas. Tocando de pies a tierra, Paula insiste en que "nos ha tocado correr, porque ya estamos recibiendo muchos turistas, por eso tenemos que mejorar las infraestructuras e ir despacio para no acabar nuestros recursos naturales".
En 1995, al finalizar la guerra, Croacia recibió casi 2 millones y medio de turistas, el año pasado, -una década después-, superó los 14 millones de visitantes extranjeros. En ese mismo periodo Vietnam pasó de uno a 10 millones de turistas. Colombia se fija en ellos aunque sin olvidar su especificidad. La española Beatriz Martín, consultora turística, trabaja desde hace años en Latinoamérica y explica que se están desarrollando varios planes pilotos en los que se han sentado en una misma mesa a víctimas y verdugos para que hablen de desarrollo turístico. "Todo se produce en pueblos muy pequeños donde tu vecino o tu amigo eran un guerrillero y ahora son ex, pero los dos necesitan un futuro y trabajo. Es lo que se llama la cogestión participativa, la cocreación del destino turístico en el que participan todos los actores locales, tanto del sector público como privado, además de la población que ha sufrido violencia y ex guerrilleros".
Andrés Castrillón, decano de la facultad de Ciencias Contables y económicas de la Universidad del Cauca, analiza los nuevos retos del turismo en Colombia. Para Castrillón hay que sentar las bases y "enseñarle a la gente a planificar, a pensar que hay que hacer sostenible el turismo y tomarse muy en serio y profundizar en los Objetivos de desarrollo de la ONU para que todos los que participen en el desarrollo local, los asuman, los asimilen y los pongan en práctica".
Esta situación de postconflicto no es nueva. En Medellín, tuvieron que reinventarse tras las crueles décadas de lucha contra el narcotráfico. También Cali, donde el Centro de Calidad Turística de España (ICTE) ha celebrado el IV Congreso Internacional bajo el lema "Turismo para la Paz y el Desarrollo". Para el alcalde de la capital del valle del Cauca, Maurice Armitage, la ciudad ha aprendido a recuperarse a pesar de las dificultades sociales, "el narcotráfico nos hizo mucho daño en su momento y estamos superando esa etapa". Armitage muestra un contenido optimismo "hemos tenido muchas dificultades sociales, pero eso no quiere decir que no tengamos privilegios naturales y ahora con la paz y el desarrollo, Cali presenta otra imagen".
Cartagena de Indias, una de las perlas turísticas del país, es un auténtico desconocido para sus propios ciudadanos. Las autoridades locales y regionales han lanzado unas campañas para potenciar el turismo entre los cartageneros con descuentos en restaurantes de hasta el 50%, y llevan a cabo programas de concienciación para que los jóvenes encuentren un futuro en este sector, que da trabajo directo a 6.000 guías. Esta ciudad amurallada, tiene 64 kilómetros de costa, y ha sido siempre un destino turístico de sol y playa, aunque con servicios deficientes. La Asociación hotelera ha realizado un estudio a fondo, comprobando que los visitantes se quejan del acoso u hostigamiento de algunos vendedores ambulantes, también de la venta de comidas sin control sanitario, y de la suciedad de las zonas de baño. Pero detrás de esas quejas hay una realidad social. Unas 400 personas trabajan en la playa, la mitad tiene su negocio desde hace más de 30 años y la mayoría tiene a su cargo entre cuatro y cinco familiares. Mónica Mass Tinoco, directora ejecutiva de Cotelco Cartagena, cree que los hoteles deben ser prestadores de servicios en las playas, pero sin olvidar esa realidad, por eso "tenemos que incorporar a estos vendedores ambulantes al proyecto de desarrollo turístico de la ciudad".
Otro sector por desarrollar es el turismo gastronómico. Situado en el trópico, sin estaciones, los productos son los mismo todo el año. Tiene dos océanos, Pacífico y Atlántico, productos de selva tropical seca y húmeda, de llanura, de Amazonía, de desiertos cálidos y los fríos de los Andes. Cocinas de negros, indios, blancos, inmigrantes... A Carlos Yanguas, cocinero investigador, el conflicto no le ha frenado para buscar desde hace décadas los productos autóctonos de su tierra, y cree que "la base la tenemos, pero el reto es utilizar técnicas de alta cocina, para darle sentido a nuestras cocinas tradicionales".
La presencia de guerrillas, narcotraficantes y paramilitares hacía que muchos extranjeros tacharan de su lista este país. Durante años, la violencia ni siquiera permitió a los colombianos visitar muchas zonas. Ahora la situación ha cambiado. Colombia sabe que a causa del conflicto conservó su naturaleza y su identidad cultural. Eso es una oportunidad única para aprender de las cosas que no les salieron bien a otros y poderlo hacer mejor desde el principio. Las autoridades quieren ser competitivas en el mercado internacional, manteniendo el equilibrio ambiental, económico y sociocultural. El problema es correr demasiado. El año pasado llegaron 5 millones de turistas extranjeros. Este año, las previsiones apuntan a que pueden ser siete millones.