Uclés, de castillo a monasterio de la Orden de Santiago
lunes 18.nov.2019 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Foto: Facebook Monasterio de Uclés
Antes de iniciar su viaje para dar la vuelta al mundo, el portugués Fernando de Magallanes fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. El emperador Carlos V, maestre de las Órdenes Militares, le concedió la petición, y lo premió con el título de Comendador de la Orden. Ahora el Monasterio conquense de Uclés, ha diseñado el concierto narrativo-pictórico Caballeros en la Mar, para conmemorar el quinto centenario de la primera circunnavegación a la tierra.
Durante una hora Alfonso Delgado transmite al espectador todos los sentimientos que afloraban en los marineros que participaron en aquella gesta. Sus miedos, sus sueños, sus dramas, su desesperación ante una travesía que parecía no tener fin. Pero sobre todo, el guión de Andrés Alés, nos introduce en la íntima relación de aquellos hombre con el mar.
Le acompañan un grupo de músicos que se han unido para esta ocasión bajo la batuta de Luis Carlos Ortiz. La música renacentista nos acompaña en un viaje a través de tres océanos y cinco continentes. Es interesante repasar el periplo de la Expedición al Maluco antes de asistir a la representación para poder vivir más intensamente la historia que nos relata Caballeros en la Mar.
La música nos traslada por el Atlántico hasta Brasil, para continuar hacia el sur y sufrir en la travesía del estrecho de Magallanes, en la Patagonia, conocer el esfuerzo de llegar a Filipinas, sufrir la muerte del portugués y disfrutar con la llegada a las islas de la especiería, las Molucas.
Un ambiente que recrea magistralmente la ilustradora Ana Yedros, zarandeando las naves y el espíritu del espectador en un ambiente surrealista, en continuo cambio, llenando el escenario, vaciándolo, inundándolo, dejando a los músicos a la intemperie o tras un velo transparente de luz tenue.
El drama de unos marineros abocados a una quimera, a una muerte atroz o a una supervivencia desesperada sumerge al espectador en un pasado ignorado y desconocido en muchas ocasiones. "Caballeros del Mar", tiene una segunda parte optativa, una cena basada en productos que aquellos aventureros ni siquiera pudieron soñar, y que seguramente tampoco probaron a pesar de tenerlos al alcance de la mano.
Foto: Facebook Castillo de Uclés
Ahora son los propios espectadores los que se encuentran en el interior de una nave. Forman parte imaginaria de aquella expedición. El escenario marino inunda el claustro alto del monasterio, para convertirlo en la cubierta de un navío, y los comensales permanecen sentados en mesas alargadas, compartiendo el menú como si se tratara de la tripulación de la nave. Se inicia entonces, un viaje geográfico y cultural, siguiendo la estela de la nao Victoria.
El menú consiste en degustar sardinas ahumadas al horno con jengibre y tocino ibérico, dos tipos de quesos, acompañados con ciruelas pasas y mermelada de manzana y calabaza, lomo de orza con alioli de habitas y bacalao con ahumados y frutos secos. Se continua con ceviche de atún rojo, aguacate y crujiente de batata o charlota de manitas de cerdo, nuez moscada, anís estrellado y crema de yuca. para finalizar con pudin de té verde y mouse de arroz con leche. Todo ello maridado con vinos de D.O. Uclés, mientras una soumiller explica detalladamente cada plato degustado.
Con el patrocinio de Fernando Núñez, los gestores del edificio quieren convertir el lugar en un referente cultural para Castilla La Mancha. Situado a un centenar de kilómetros de Madrid, el año pasado pusieron en escena otro espectáculo musical, Carmina Burana, un éxito de público, y este año conmemoran el 500 aniversario de la vuelta al mundo, con Caballeros en la mar, una idea que no descartan trasladar a otros lugares de España.
Un castillo-monasterio en Uclés
Foto: Facebook Monasterio de Uclés
Esta fortaleza del siglo IX es la sede de la Caput ordinis (cabeza de la orden), como se le denomina en latín, y con este acto, la nueva gestora rinde un homenaje a aquellos hombres que surcaron los mares durante siglos. La orden religiosa y militar es más conocida por sus actuaciones en tierra participando en acciones bélicas, exploraciones y actividades de investigación, también tuvo galeras surcando el Mediterráneo al servicio de la corona española.
Por su posición estratégica el edificio fue controlado alternativamente por árabes y cristianos y lugar de refugio de judíos hacia finales del siglo XV, tras su expulsión, ordenada por los Reyes Católicos. Pertenece a la Órden de Santiago desde 1174. Como otras órdenes fue suprimida por la primera República, restablecida durante la Restauración fue de nuevo disuelta por la segunda República y reinstaurada -junto a las ordenes de Catalatrava, Montesa y Alcántara, como asociación civil con la democracia.
El castillo está ubicado sobre un peñasco, lo que le permitía contolar un basto territorio, y a la vez es visible desde más de 20 kilómetros de distancia. Las dos torres más importantes son la del homenaje y la de la plata. La tercera torre es de planta cuadrada. El edificio religioso-militar quedó destruido completamente en 1528 y se reconstruyó como monasterio, de estilo herreriano, con detalles platerescos y churriguerescos.
El histórico edificio ha sido castillo, monasterio, escuela de secundaria, noviciado, colegio de agustinos, hospital provisional, cárcel de presos políticos y seminario. Fue destruido en el siglo XVI, y fue saqueado durante la desamortización del s. XIX y en la Guerra Civil.
Monasterio de Uclés, un paseo por la arquitectura
A punto de cumplir su quinto centenario en 1529, de la primitiva fortaleza quedan tres torres y se conservan las murallas defensivas. Sus diferentes estilos arquitectónicos permiten repasar una parte de la historia del arte en nuestro país. El ala este, principalmente las ventanas, es plateresca, el monasterio barroco y la fachada churrigueresca.
En ese paseo por el arte, en la fachada oriental, frisos, pilastras y columnas, encontramos motivos alegóricos, conchas y calaveras. También cruces. Destacan la bóveda de crucería de la antigua sacristía y el artesonado de madera del refrectorio. Está formado por treinta y seis casetones que se corresponden con todos sus maestres, priores y caballeros y una aterradora frase bajo una calavera: "vosotros, nobles barones, sabed que a nadie perdono".
El monasterio es también conocido como el Escorial de la Mancha, es de estilo herreriano. Su iglesia, de cruz latina y una sola nave, fue construida por un discípulo de Juan de Herrera. Tiene setenta y cinco metros de larga y doce de ancha y el crucero acaba con una cúpula en linterna. Destaca también su retablo mayor de estilo greco-romano con mezcla barroca. En su cripta se cree que estuvo enterrada doña Urraca, Jorge Manrique y diferentes personajes de la Orden de Santiago. También se cree que estuvo preso el escritor Francisco Quevedo.
La antigua sacristía es la actual Sala Grande y se ha convertido en un teatro, donde ya se han realizado diferentes actividades culturales. Otro de los atractivos del edificio es el patio de dos pisos con galerías y el superior cerrado con balcones. El claustro tiene 36 balcones, en una clara referencia a los canónigos del monasterio.
La fachada principal de estilo churrigueresco fue construida por Pedro de Ribera, que utilizó motivos artísticos que muestran leones, guerreros, delfines, moros encadenados un ejemplo de como los redujeron a la esclavitud. Corona la fachada una cruz de Santiago.
Iluminación especial, para un monumento peculiar
Hace un año y medio, tras realizar un proceso de renovación de la iluminación ornamental, se instalaba la nueva iluminación exterior de la portada principal del lienzo sur del monasterio ucleseño que resalta, por un lado, el volumen de la fachada y, por otro, los detalles arquitectónicos del monumento.
Tanto los vecinos de la población conquense como los visitantes pueden apreciar mejor los volúmenes del trabajo esculpido, la textura de las paredes y los detalles de la ornamentación churrigueresca. También se ha ampliado la iluminación de la torre del homenaje del castillo de Albar Llana, la antigua fortaleza árabe situada frente al monasterio.
La combinación de ópticas y temperaturas de color de los proyectores seleccionados ayudan a la puesta en valor de sus elementos singulares. Para conseguir los efectos deseados se han instalado luminarias de tecnología LED que reducen la potencia total en un 55%, lo que supone disminuir el gasto energético y reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera. Esto ha permitido realizar un alumbrado por inundación (que destaca el volumen general de la fachada), y una iluminación puntual enfocada a resaltar los detalles arquitectónicos, del frontispicio.
@angelaGonzaloM
@Viaje_Itaca_
Instagram: @Audioguíasturísticas