Del turismo masivo a ciudades fantasma
viernes 27.mar.2020 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Milán, Barcelona, París, Madrid, Venecia, Roma, Londres son algunas de las ciudades más turísticas del planeta. Sus calles no conocían de temporadas altas o bajas. Los cruceristas de Venecia o Barcelona, eran una "marabunta" que sobrellenaban la zona más cercana a sus puertos. Se calcula que la ciudad condal recibía diariamente unas 200.000 no residentes, distribuidos entre los puntos más atractivos: las Ramblas, las playas, el Paseo de Gracia o la Sagrada Familia.
Hace solo un mes, las tiendas de lujo de París, Milán o Roma, atraían a ricos visitantes de China o los países del Golfo. Cuatro semanas más tardes la pandemia de coronavirus ha vaciado sus calles, sus monumentos más emblemáticos, las principales avenidas europeas y las aceras de medio mundo.
Se hace extraño ver las Ramblas de Barcelona sin visitantes. El periodista holandés Edwin Winkels ha realizado un recorrido por algunos de esos lugares de la ciudad condal para captar el momento actual y compararlo con otras imágenes que había realizado de la capital catalana hace un tiempo. El antes y después del inicio de la pandemia.
En "Barcelona, del turismo de masas a la ciudad fantasma", ha captado con su cámara la plaza del museo Macba, la Rambla, la avenida Diagonal, el metro de Paseo de Gracia o el parque de la Ciutadella. Los muestra en un vídeo de dos minutos "Barcelona, from mass tourism to ghost". En todos esos lugares podemos comprobar el cambio sustancial que han vivido y su afectación en la vida de los barceloneses y de los turistas que tenían previsto visitarla en los próximos días o meses.
Después de cuatro semanas de confinamiento, la capital del Veneto se ha transformado. No hay gente en sus calles, pero a sus canales ha regresado la vida silvestre, y lucen un agua cristalina, libre de contaminación, que permiten ver cangrejos, algas y bancos de pequeños peces que nadan tranquilamente por estas vías fluviales. También han regresado los cisnes, los cormoranes y los patos. Han desaparecido los cruceros gigantes, las barcas motorizadas que trasladaban a decenas de turistas cada día por la laguna de Venecia y las góndolas están amarradas. La bulliciosa plaza de San Marcos vive recogida en un silencio sobrecogedor. En alguna pared se puede leer "No grande Navi", símbolo de las protestas de los venecianos contra el turismo masivo.
Restricciones de movimiento en cadena
¿Alguna vez imaginaron cómo se vería el mundo sin humanos? Bueno, así luce hoy el planeta tierra: pic.twitter.com/wyZsqi3BAd
— Imágenes Históricas (@HistorieEnFotos) March 28, 2020
Desde el 13 de marzo, el gobierno español tiene decretado el estado de alarma sanitaria, que obliga a la población a no salir a la calle excepto para realizar trabajos básicos, o servicios esenciales como comprar, tirar la basura o pasear a perros. La alarma empezó a notarse cuando los responsables del Mobile World Congress suspendieron la edición de 2020, después de que varias empresas, primero asiáticas, y más tarde europeas y americanas, anunciaran que no participarían en la feria prevista para finales de febrero. La decisión, que después se comrpobó que era acertada, fue muy criticada por la afectación económica que tendría sobre la ciudad.
También Venecia se vio obligada a cancelar los últimos días de su histórico carnaval, a principios de marzo. El mismo fin de semana que la ciudad de los canales se cerraba a cal y canto el gobierno transalpino confinaba Milán y la Lombardía. La ciudad que más turistas atrae de toda Italia. Antes se habían suspendido las celebraciones del año nuevo en China, origen de la pandemia, y se cerró el acceso a los lugares más turísticos del país asiático, como la muralla china o la plaza de Tiananmen.
Hace unos días las medidas de restricción de movimiento llegaban a la ciudad más visitada del planeta: Nueva York. Otros países americanos como Canadá, Argentina, Ecuador o Colombia, tomaban medidas similares en las grandes urbes. Sin duda las ciudades han sido las más afectadas por la epidemia de coronavirus.
El turismo, un sector muy sensible a las crisis
Los viajes, tanto de negocios como de placer, o simplemente para visitar a familiares parecen haber sido uno de los vectores de contagio más importante. La globalización íntrínseca al turismo, ha podido funcionar, indirectamente, como una cadena de propagación muy importante y supone para el sector un enorme desafío, sobre todo teniendo en cuenta que es un motor económico mundial, y especialmente a nivel local.
A las puertas de una de las temporadas más importantes del año, como es Semana Santa y otras fiestas relacionadas con ella, que para algunas comunidades significa el 80% de su negocio anual, la cancelación de las celebraciones religiosas y lúdicas, ha comportado un varapalo económico casi vital.
Hace unos días se reunía el Comité Mundial de Crisis para el Turismo, en el que participaron representantes de países Estados Miembros, organismos de Naciones Unidas y el sector privado para analizar la afectación en el sector turístico que vive un desafío sin precedentes para coordinar una respuesta unida.
La verdad es que no se esperaba mucho de esa reunión, más allá de dejar claro que el turismo es especialmente vulnerable a esta pandemia, teniendo en cuenta que el 80% del sector está integrado por pequeñas y medianas empresas con puestos de trabajo temporales y sueldos muy deficientes. Para millones de personas es su medio de vida y están en situación muy vulnerable.
Teniendo en cuenta que nunca antes se habían introducido restricciones de viaje en todo el mundo como ahora, el organismo especializado de las Naciones Unidas para el turismo prevé que las llegadas de turistas internacionales se reducirán entre un 20% y un 30% en 2020, en comparación con las cifras de 2019. Podrían disminuir entre un 1 y un 3% sobre el crecimiento previsto para el primer trimestre de 2020, que era de un 4% en las previsiones más optimistas. No hay cifras del segundo trimestre, el más golpeado por la pandemia sanitaria.
Airlines parking their planes wing to wing at a storage facility in Victorville, Ca. 30-40 planes landing a day. Several hundred more on the way. Runways closing for storage. Employees say this is what they saw after 9/11 but at a faster rate. pic.twitter.com/qmgwODYrKh
— Sam Sweeney (@SweeneyABC) March 25, 2020
Esto significa una reducción del gasto de visitantes o ingresos por turismo internacional que se movería en una horquilla de entre 30.000 y 50.000 millones de dólares. En la región de Asia y Pacífico la disminución podría llegar al 12%, y en el mejor de los casos al 9%. Y el organismo internacional todavía no se ha atrevido ha estimar la situación en otras regiones del mundo.
Teniendo en cuenta las tendencias pasadas de los mercados, esto significaría que, debido a la COVID-19, se perdería el valor de entre cinco y siete años de crecimiento. Para millones de personas en el mundo, el turismo es su medio de vida y de subsistencia y verán gravemente afectado su futuro económico.
El 80% del sector se mueve entre pequeñas y medianas empresas. Recuerdan la gran resiliencia del sector, acostumbrado a vaivenes locales de tipo político, económico o medioambiental.
Intentado evitar una debacle algunas de las ferias y eventos turísticos más importantes se han aplazado hacia la segunda mitad de 2020, o se han buscado otras alternativas.
Este organismo de Naciones Unidas, con sede en Madrid, pide apoyo financiero y político para la recuperación del sector en las zonas más afectadas. Los países que más turismo atraían (Francia, Estados Unidos, España o Italia), han sido los más golpeados por el coronavirus. También es cierto, que son países con potencial de recuperación muy importante. Por eso los líderes turísticos mundiales piden que el apoyo al turismo se incluya en los planes y medidas generales de recuperación de las economías afectadas.