Apolo 13, un inquietante viaje a la luna
lunes 13.abr.2020 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Fue un viaje extenuante, interminable, lleno de peligros y tensión. Duró 5 días, 22 horas y 54 minutos. Ese fue el tiempo que estuvieron en órbita los 3 astronautas del Apolo 13. "Houston, tenemos un problema". Como había ocurrido un año antes con el Apolo 11, dejaría una frase para la posteridad. Nueve meses antes, su compatriota Armstrong pronunciaba otro eslógan histórico "un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad".
"Parece que tenemos un problema. Aquí Huston", repita. "Tenemos un problema", contestó Jim Lovel. Esa fue la conversación entre la Tierra y el espacio, que durante unos días mantuvo al mundo en vilo.
Se cumplen 50 años de una de las frases más repetidas de la historia, "Houston, tenemos un problema"cuando los astronautas que viajaban a la Luna avisaron que debía abortarse la misión. El trabajo en equipo, la solidaridad, hizo que los astronautas volvieran sanos y salvos a la Tierra.
El viaje del Apolo 13, tenía como uno de sus lemas "Ex Luna Scientia" (desde la Luna al conocimiento). A sus tres tripulantes nunca les gustó el número de aquella misión. Aunque la desgracia que se atribuye al número 13, no es compatible con la ciencia, todo estuvo envuelto en múltiples problemas. James Lovell, de 92 años, recuerda que "cuando repasas los detalles de la misión, todo estuvo plagado de malos presagios y mala suerte". El excomandante añade tajante: "Desde el principio".
Despegaron el, 11 de abril con el cohete Saturno V desde la plataforma 39A del centro espacial Kennedy de Cabo Cañaveral. Ese día empezó una verdadera odisea en el espacio, con tres protagonistas: el comandante Jim Lovell y los astronautas John Swigert Jr y Fred Haise Jr. Querían explorar la luna pero su misión se convirtió en una operación a vida o muerte para tratar de volver a la tierra.
El 13 de abril de 1960, estaban a más de 300.000 km de la tierra cuando algo empezó a ir mal...un tanque de oxigeno explotó y Lovell lanzó el histórico mensaje de alarma . Cincuenta años después explica que "sabíamos que teníamos un problema importante pero no eramos conscientes de lo grave que era". Fue el primero de una serie de problemas, que solucionaron trabajando al unísono los astronautas y los controladores e ingenieros.
El mundo seguía atónito y angustiado cada momento del esfuerzo titánico para devolver a la tierra a los tres hombres. A la explosión del tanque de oxígeno le siguieron varios problemas. Perdieron otro tanque, se quedaron sin oxigeno ni agua suficientes, sin calor. Fue una lucha contra la adversidad y contrareloj. Hasta que tres paracaidas en el cielo dieron la señal...de que todo había ido bien. El presidente estadounidense, Richard Nixon sacó enseñanzas y propaganda del hecho "cómo el hombre reacciona ante la adversidad determina su verdadera grandeza. Nuestras actitud positiva y la de la gente de Houston hizo que un desastre seguro, fuera éxito".
En esta época de coronavirus y confinamiento, la NASA ha sustituido las ceremonias y actos presenciales en conmemoración del lanzamiento del cohete desde Cabo Cañaveral (Florida) con la divulgación de numerosas fotografías, grabaciones e imágenes de vídeo. Grabaciones de las conversaciones entre los tripulantes del Apolo 13 y el Centro de Control de la Misión Apolo, de Houston, que ha sido recientemente restaurado, y a las que hasta ahora no tenía acceso el público.
El viernes emitió un programa televiso especial, "Apollo 13: Home Safe", de 30 minutos de duración, que contiene entrevistas con dos de los tres protagonistas de la misión, que siguen con vida, y directores de vuelo e ingenieros de la NASA.
"El fracaso no era una opción" fue su lema y el desastre tuvo final feliz. Esa idea es la que ha explotado la revista Astronomy, pra recordar que aunque el Apolo 13 no llegó a la Luna, no se perdió ninguna vida. En 1965 Lovell fue uno de los protagonistas del primer encuentro en el espacio de dos naves tripuladas y posteriormente participó en la histórica misión del Apolo 8 en 1968, el primer viaje con tripulantes hasta la Luna.
La atracción de la literatura por la luna
Viajar a la luna ha sido el sueño de la humanidad y que muy pocos humanos han conseguido.... al menos hasta el momento. Otros planestas también han estado solo al alcance de la imaginación de los escritores y artistas. Los primeros han conseguido algunos best sellers y han convertido ese viaje al espacio en un clásico de la literatura. En tiempos de confinamiento la efeméride celebrada el año pasado, cuando se cumplió el medio siglo de presencia humana en la luna y la aventura del Apolo 13, es un buen momento para lanzarnos al espacio desde nuestro sillón.
La atracción del ser humano por la luna se adentra en la prehistoria, bebe de la mitología y se mezcla con algunas religiones. Una de las primeras imágenes representadas son las pinturas rupestres en el desierto argelino o en su vecino Egipto. Pero es la literatura la que nos ha trasladado de diferentes maneras hasta el satélite terrestre. Las artes plásticas, desde las ilustraciones literarias hasta el cine, la han convertido en auténtico icono cultural.
Los héroes literarios que han alcanzado el satélite de la Tierra van desde Luciano de Samosata a Tintín, pasando por Cyrano de Bergerac, el Barón de Munchaussen, Mocquet o Barbicane y Ardan. Viajes en objetos y formas muy diversas que ponen de manifiesto la inventiva de sus autores. Menipo de Gadara vuela atado a un buitre y un águila, Dante en una nube, Duracotus es ayudado por diablos, Domingo González en una máquina voladora impulsada por gansos, Astolfo se ayuda con un hipogrifo, Cyrano de Bergerac construye una máquina impulsada por cohetes de agua y Micromegas ayudado por extraterrestres.
También utilizan la imaginación y la pericia otros héroes literarios. El Barón de Münchhausen utiliza habas mágicas, Hans Pfaal en un globo, Mocquet hace el viaje en un águila mientras que Barbicane y Ardan, son lanzados al espacio dentro de una bala de cañón, Cavor y Bedford utilizan la química y realizan su viaje gracias a la cavorita, una sustancia que anula la gravedad terrestre y Tintín viaja en un cohete. Sin duda es el que más se acerca al medio de transporte que años más tarde utilizarían los primeros astronautas que viajaron a la luna.
Los escritores que permitieron a sus lectores alcanzar el satélite del sistema solar fueron Luciano de Samosata que ya en el siglo II, se monta una guerra espacial entre dos emperadores: el de la luna y el sol. Más tarde, en el siglo XIV, Dante, protagonista de la Divina Comedia ascenderá en una nube, mientras su amada Beatriz le explica algunos detalles del objeto espacial. Para Ariosto, en Orlando Furioso, la luna es como un basurero muy original en el que se guarda todos los sentimientos que se pierden en la tierra como los proyectos inútiles, los imposibles de realizar o los suspiros de los amantes.
En "El hombre en la luna o Discurso de un viaje de allá por Domingo González", el obispo de Hereford, Francis Godwin, nos relata las aventuras de un náufrago que consigue salir de la isla en la que habita fabricando una máquina voladora propulsada por gansos. También se sirve de una máquina para volar a la luna, John Wilkins, en su novela "Los descubrimientos de los mundos de la luna". El astrónomo Johannes Kepler, promocionó su vertiente más imaginativa con la obra "El sueño", donde habla de selenitas y cráteres lunares.
Cyrano de Bergerac llega al paraíso en "Viaje a luna o Historia Cómica de los Imperios y Estados de la luna". La imaginación de Rudolf Erich Raspe, en sus obras "Las Aventuras del Barón de Münchhausen", ampliadas en una versión posterior por Gottfried August Bürger, nos hablan de las locas e irracionales historias del noble alemán.
Otros reconocidos escritores de la literatura universal también se sintieron atraídos por la luna. Edgard Allan Poe lo hace en su obra "La aventura sensacional de un tal Hans Pfaall", Alejandro Dumas en "Un viaje a la luna", Julio Verne en su celebérrima "De la Tierra a la luna", H.G.Wells a través de un científico extrafalario relata las aventuras de Cavor y Bedford en "Los primeros hombres en la luna" y Hergé (Georges Remi) en "Objetivo: la Luna" y "Aterrizaje en la Luna", traslada al periodista y aventurero Tintín al satélite terrestre.
En el siglo XX, la ciencia ficción encuentra un buen filón en los viajes espaciales. Stanislaw Lem, localiza una civilización más avanzada en "Astronautas", Lester del Rey posa la nave Apolo antes que la nasa en "Misión a la Luna" y Arthur C. Clarke, nos dejó la sorprendente "2001: una odisea del espacio", que más tarde triunfaría en la gran pantalla, acompañada de la banda sonora "Así habló Zaratustra".
Para los interesados en detalles sobe la misión Apolo 11, el periodista Norman Mailer, recoge todos los pormenores en Un fuego en la Luna y su compatriota Tom Wolfe, publica un reportaje sobre las presiones que envolvió al primer viaje tripulado a la luna en Elegidos para la gloria (Lo que hay que tener). El año pasado el físico español Eduardo García Llama, añadía nuevas anécdotas de la hazaña de Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins en Apolo 11. Más divulgativas son las obras de Carl Sagan Cosmos, y de Antoni Coll Cuando veáis que la Luna os sonríe.
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