Anís del Mono, el diamante modernista de Badalona
viernes 13.nov.2020 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Badalona es una ciudad que ha unido su nombre a un licor, a una marca y a dos movimientos artísticos. Nos referimos a la botella adiamantada de Anís del Mono, al modernismo catalán y al cubismo.
Fundada por los hermanos Bosch i Grau en 1870, esta es parte de la historia que se puede conocer si visitáis la fábrica, junto al moll del petroli de esa ciudad catalana. O si os pasáis por la muestra "El diamante de Badalona", ideada por el Museo de esa ciudad y que se expone hasta el 11 de enero en la Fundación Osborne, en el gaditano Puerto de Santa María.
Durante muchos años el puerto de Badalona olía a anís. Antes lo provocaban una treintena de destilerías de anisados. Ahora el olor es más meloso y agradable, y lo produce una sola factoría.
Fue la primera destilería que se instaló en el muelle badalonés y la única que ha mantenido la producción ininterrumpida a lo largo de 150 años.
El edificio es una joya del modernismo catalán industrial, considerada patrimonio histórico y artístico de Badalona y una de las pocas empresas legendarias que siguen funcionando en la ciudad. Un ejemplo del turismo industrial, que cada vez atrae a más personas.
Entramos en un túnel del tiempo que nos lleva a la época de esplendor industrial de la Cataluña de principios del siglo XX.
En la entrada de las oficinas nos reciben tres cuadros modernistas del gran artista catalán, Ramón Casas, que ganó un concurso de carteles publicitarios organizado por el empresario en 1897. Diseñó "La Manola", una mujer vestida con mantilla que lleva a un mono cogido de la mano. El título "Mona y mono".
Al concurso se presentaron unos 172 proyectos.... y es que muchos artistas encontraron en el cartelismo una forma de ganarse la vida. Participaron algunos de los mejores pintores de la época: Alexandre de Riquer, Roig i Valentí, Lluís Labarta, Miquel Utrillo y Jaume Borras i Dachs.
A lo largo de la historia muchos artistas se han sentido atraídos por la marca para realizar sus obras de arte. Juan Gris pintó La botella de anís, en 1914. Un collage en el que envía un doble homenaje: a los padres del cubismo (Picasso, Braque y Gris) y a las ciudades de Badalona, París y Madrid, como comenta la profesora titular de Historia del Arte, María Dolores Jiménez Blanco.
Foto: Museo de Badalona
Las formas romboidales o prismáticas del envase se convirtió en código pictórico del siglo XX. Picasso, Diego Rivera, Salvador Dalí, Rafael Barradas o más modernamente Manolo Valdés también pintaron la famosa botella. Con ella la pintura cubista hace uso de la publicidad y la eleva a la categoría de arte.
Y con el tiempo se ha hecho tradicional y ha impuesto el ritmo de muchos villancicos en las celebraciones navideña, como nos explica Antonio Guillén.
Queremos presentaros "Anís del Mono, la Fábrica de Memorias"
— Osborne (@Osborne_es) October 26, 2020
Un precioso recorrido por los 150 años de la marca creada por Vicente Bosch.@AnisdelMono #anisdelmono #150aniversario #anis #badalona #diamante pic.twitter.com/6Trg5szV2p
A principios del siglo XX las familias burguesas catalanas pusieron de moda tener animales exóticos en sus casas de campo. Vicente Bosch pensó en distinguirse de ellos y compró un mono en Sudamérica. Un mal entendido hizo que le llevaran unos 70, que cedió al zoo de Barcelona. Pero se quedó con uno en la fábrica.
Su propietario aprovechó la popularidad para ponerle nombre a su marca de anís embotellado. En aquella época, en que había un alto índice de analfabetismo, la manera más rápida de identificar un producto era mediante la imagen.
A las empresas aniseras de Badalona, les dio por utilizar figuras de animales. Anís del Tigre utilizó un felino que atacaba a un mono. Así de feroz era la competencia.
Además era un momento en que los hombres de negocios debatían en los cafés las teorías de la evolución de Darwin. De hecho, el rostro humanoide del primate que aparece en la etiqueta es bastante parecido a la imagen del naturalista inglés. Bosch aprovechó la controversia para publicitarse.
Pero como nos explica Antonio Guillén director-gerente no acaban ahí las anécdotas relacionadas con esta conocida marca. Había que buscar una etiqueta. El dorado le daba una imagen de calidad... aunque resulta un color complicado para escribir sobre él. Ese error ha dificultado la falsificación de la etiqueta.
Vicente Bosch ya antes había decidido algo que resultó decisivo: buscar un envase que también le diferenciara del resto. En un viaje a París compró un perfume de mujer, que estaba envasado en una botella adiamantada. Y convenció al propietario con una teoría muy particular.
El recorrido por las instalaciones nos descubre un sistema de producción artesanal que perdura desde hace 150 años. Destaca la sala de destilación, la recepción, la biblioteca, el laboratorio y el despacho del gerente.
Esta bebida espirituosa de alta graduación se extrae de la matalahúva o grano dulce y el anetol, que le dan sabor y olor.
El Museu de Badalona organiza visitas guiadas a la fábrica, que deben solicitarse con antelación. Al principio fue un reclamo para los badaloneses, que querían conocer en primera persona el edificio y el destilado que ha llevado el nombre de la ciudad por todo el mundo.
Salimos al paseo marítimo y a pocos metros de la fábrica, está el Pont del Petroli, un pantanal de carga y descarga de barcos, que se adentra en el mar.
Desde su mirador observamos frente a nosotros el Mediterráneo..... al otro lado la playa.... y junto al puente una de las esculturas más fotografiadas de los últimos años en la ciudad y que sin duda se convertirá en un símbolo más de Badalona.
Es una figura de bronce de 200 kilos, esculpida en 2012 por la artista Susana Ruiz, que representa la figura sentada del emblemático mono, observando la característica botella que tanto atrajo a los artistas.
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