Los tesoros ocultos de Baleares
domingo 27.jun.2021 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Las Islas Baleares tienen tesoros ocultos que han preservado a lo largo de su historia, como sus tumbas megalíticas, la posidonia, la relación vital con el caballo o la aridez de su Serra de Tramuntana. En este post descubrimos esa riqueza cultural y su efecto diferencial.
De Mallorca descubriremos dos aspectos de su catedral únicos en el mundo, de Ibiza sus murallas renacentistas, que le han valido el reconocimiento de la Unesco, también la moda adlib. De su hermana menor, Formentera, la emblemática pradera de posidonia y de Menorca, su relación con los caballos y sus restos megalíticos.
Entre el 23 y el 24 de junio, jinetes y caballos toman el centro histórico de la ciudad menorquina de Ciutadella. Son un símbolo de orgullo y poder. La fiesta de San Joan sigue un estricto protocolo histórico y están representados los principales estamentos de la antigua sociedad de la isla: el caixer capellà, representa a la iglesia, el caixer senyor, la nobleza, el caixer casat i el caixer fadrí, el gremio artesanal y els caixers pagesos, a los agricultores.
La multitud rodea a jinetes y caballos durante el cargol del Born (las vueltas de los jinetes cabalgando sobre sus equinos alrededor de esta emblemática plaza menorquina), el acto más esperado de las fiestas de San Juan. Espoleados por los cabalgadores los animales se alzan amenazantes sobre sus patas traseras manteniéndose erguidos sobre la tierra, perpetuando sus auténticas raíces.
La situación se repite a principios de septiembre en la otra parte de la isla, en las fiestas de la capital, Mahón. Es la tradicional Colcada, una marcha a caballo desde la Ermita de Gràcia hasta el ayuntamiento. La gente anima a los caixers para que los equinos inicien el ritual de la danza, y obliga a los jinetes a tener un auténtico control de la situación.
Foto: Instagram Cavall son Àngel
Catalina Florit presidenta de Menorca Activa y gerente de Cavalls son Àngel habla apasionadamente cuando dice que "estas fiestas son una muestra de la relación secular que tienen los menorquines con el caballo". Por eso no es de extrañar que uno de los recorridos más originales sea el camí de Cavalls, un sendero histórico de 185 kilómetros que rodea la isla y permite mantener una relación muy íntima con la naturaleza a lomos de caballo.
Tradicionalmente estaba previsto que sirviera para defender la costa y evitar invasiones. Jaume II les ordenó tener siempre un caballo bien armado y preparado para el ataque. Siglos más tarde Richard Kane, el invasor británico, les aconsejó que tuvieran el camino preparado y limpio.
Desde 2010 es patrimonio paisajístico, histórico y etnológico de la isla. Está incluido en las rutas de Gran Recorrido Europeo, con el nombre de GR223. Catalina nos recuerda que "es una ruta llena de silencios, porque el camino no permite cabalgar en grupo".
No es fácil, pero desde uno de sus recodos se puede ver Cales Coves, donde solo se puede acceder desde el mar. Perfecto para fondear todo tipo de embarcaciones. Cuando sopla el viento del norte se convierte en una piscina y queda totalmente refugiada del aire.
En Cales Coves encontramos unas 90 cuevas, que fueron utilizadas como necrópolis durante la Edad de Bronce. La isla ha guardado durante milenios un tesoro: 280 yacimientos de la cultura megalítica. Navetas, poblados y necrópolis diseminados por unas 3.500 hectáreas. En Ciutadella, la naveta dels tudons es una construcción funeraria de más de 1.200 años de historia, que reapareció en 1950. Unas excavaciones permitieron recuperar restos de un centenar de personas y objetos relacionados con rituales funerarios, como pulseras de bronce y botones de hueso y cerámica. Otros poblados son Torre d’en Galmes, Trepuco, Cala Morell y Son Catlar, que conserva la muralla que rodeaba al pueblo
La cultura talayótica de Menorca podría incorporarse al patrimonio de la humanidad si así lo decide la Unesco el año que viene.
Durante años los piratas merodearon las islas en busca de tesoros, pero nunca descubrieron el auténtico tesoro de las Baleares: las praderas de Posidonia, que ha permanecido oculta, pero activa, desde hace miles de siglos. En el Mediterráneo se calcula que hay unos 50.000 kilómetros cuadrados de praderas de posidonia, un 5% están en este archipiélago. Y lo cuidan como un auténtico tesoro, porque además es muy sensible al cambio climático.
Esta planta marina endémica crece unos dos centímetros cada año y tiene una gran capacidad para recuperar CO2, retiene los sedimentos, filtra partículas previene la erosión de las playas y facilita una visibilidad de unos 50 metros de profundidad, ideal para el submarinismo sostenible.
Las praderas más grandes y ricas se ubican entre el estrecho que separa Ibiza de Formentera. Por eso desde 1991 el gobierno autónomo creo el Parque Natural de Ses Salines. Hace 20 años forman parte de la lista del patrimonio de la Humanidad.
Carles Bernús, gerente de promoción turística del Consell insular de Formentera, compara su valor medioambiental a los arrecifes. "La posidonia es de vital importancia y gracias a ella tenemos unas espléndidas aguas azul turquesa y, como si fuera un arrecife, evita que los oleajes de invierno sean muy violentos y las olas no se lleven la arena de la playa, ni el sistema dunar". Desde 2017 desarrollan un proyecto de mecenazgo para apadrinarla desde 1€ el m2.
Las praderas más grandes y ricas de posidonia se ubican entre el estrecho que separa Formentera e Ibiza.
La mayor de las Pitiusas también es un lugar de villas tranquilas, caletas silenciosas y lugares de retiro con sus municipios de casas encaladas, reflejando un blanco puro . Conocida por su animada y vibrante vida nocturna, Ibiza, cosmopolita y multicultural también guarda un tesoro, su casco antiguo y sus históricas murallas renacentistas de Dalt Vila.
El alcalde de la capital, Rafael Ruiz, se queja de que es muy poco conocido, igual que los hipogeos fenicios, y asegura que "son las murallas mejor conservadas de España en su estilo y de un gran valor". No hay muchas dudas, por eso la ciudad está declarada Patrimonio de la Humanidad.
Hace 50 años el mundo de la moda más rompedora se fijó en la vestimenta tradicional ibicenca con sus sombreros de paja, las zapatillas de esparto o los mantones femeninos. El movimiento hippie hacía suya la isla y le regalaba la moda adlib. La "princesa" yugoslava Smilja Mihailovitch fue su embajadora. Todavía recordamos su famoso grito de guerra de "Vamos a hacer de Ibiza capital de la moda".
La multiculturalidad de la isla, cuajada de artistas y de visitantes de todos los rincones del mudo, se fusionó con la tradición autóctona. La delicadeza de los materiales creó piezas ligeras, de color blanco puro, bordadas artesanalmente y con mucho movimiento. Para el diseñador Lluis Ferrer se convirtieron en marca de identidad de la isla. "Llegó gente muy interesante, con ideas fantásticas y trabajábamos el algodón y otros materiales originarios de Ibiza, que era lo que teníamos".
En Mallorca hay un lugar donde se encentran los vientos, el mar y las agrestes montañas. Es la Serra de Tramuntana que cruza la mayor isla del archipiélago. Las abruptas laderas de la cadena montañosa se convirtieron en un paisaje agrícola de cultivo de huertas y cítricos de orgien islámico. Su sistema de regadío, construido a través de generaciones con piedras en seco y canalizaciones del agua ha sido reconocido por la Unesco.
Avui, 29 de juny, es compleix una dècada de la declaració de la @SdeTramuntana com a Patrimoni Mundial @UNESCO_es.
— Consell de Mallorca (@ConselldeMca) June 29, 2021
🎂 Celebram aquesta distinció com a paisatge cultural per l'empremta que ha deixat la gent amb la seva interacció amb aquest territori.#10anysTramuntana pic.twitter.com/KUTfLGcKNO
Personajes como Ramón Llull, Jaume I, el archiduque Luis Salvador de Austria, la emperatriz Sissi, George Sand, Federico Chopin, Robert Graves, Rubén Darío, Santiago Rusiñol, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar o Camilo José Cela descubrieron sus paisajes y su entorno cultural.
La Serra de Tramuntana es la columna vertebral de Mallorca, que recorre la costa noreste. En la parte más septentrional está la abrupta península de Formentor. Siguiendo caminos y calas desde ese promontorio hay una vista privilegiada del mar y árboles que trepan como supervivientes por sus laderas. Uno de ellos es el pino de Formentor, al que el poeta Miquel Costa i Llobera le dedicó un poema.
Hay en mi tierra un árbol que el corazón venera:
de cedro es su ramaje, de césped su verdor;
anida entres sus hojas perenne primavera,
y arrostra los turbiones que azotan la ribera,
añoso luchador.No asoma por sus ramos la flor enamorada,
no va la fuentecilla sus plantas a besar;
mas báñase en aromas su frente consagrada,
y tiene por terreno la costa acantilada,
por fuente el hondo mar.
El pino domina las montañas, desafía los azotes del temporal, se convierte en un símbolo de fortaleza y superación. Un protagonista del paisaje mallorquín.
Como él se enraiza en el suelo la balanguera, el personaje de otro poema mallorquín del escritor Joan Alcover. Un canto al paso del tiempo, a la fugacidad de la vida. Una anciana teje mientras ve pasar todas las etapas de la vida. Teje el presente con los cordoncillos de los jóvenes que se casan, el pasado con los hilos de la tradición y el futuro con los flecos de la esperanza.
Tradición también en el espectáculo del Ocho que se puede ver en la catedral de Palma cada 2 de febrero y 11 de noviembre. Elena Navarro, concejal de turismo del ayuntamiento palmesano aconseja ver esta alineación de los dos rosetones desde el interior y el exterior. "Es un elemento lumínico que se produce cuando la luz entra por el rosetón principal y se refleja en el muro de enfrente debajo del otro rosetón y forman ese ocho, pero desde el baluard en el exterior, ves como sale el haz de luz". Le llaman la Festa de la llum.
La voz de la Sibil.la nos llega desde la Edad Media. Un drama litúrgico de melodía gregoriana que se interpretaba durante la misa del gallo, la nochebuena. Solo se puede escuchar en las catedrales de Mallorca y el Alguer y es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Fontsanta Hotel Thermal Spa. Foto: angelaGonzaloM
Las únicas aguas termales de origen subterráneo de las Islas Baleares son las de Fontsanta que emergen del subsuelo y en su ascenso a acuíferos superficiales se cargan de elementos minerales. Situadas junto al parque natural de las salinas Es Trenc-Salobrar, se ha convertido en un representante del lujo, una de las apuestas turísticas de la isla.
El grupo Essentially Mallorca reúne algunos de los establecimientos del sector del lujo en ese territorio insular. Jesús Cuartero, presidente del grupo nos señala que "el segmento de turismo de lujo tiene un claro papel dinamizador de la economía. Aportamos una cadena de valor que permite vivir la isla, no solo paseando, sino disfrutándola. Recogemos la esencia de Mallorca en su cultura, su tradición, su gastronomía, elevando el nivel y la calidad, pero también la llevamos a unos niveles de modernidad, de sofisticación, que no tiene nada que envidiar a ninguna otra región española".
Hotel Torre Can Canyamel. Foto: angelaGonzaloM
Cuartero está convencido de que el segmento de lujo es clave para atraer a un cliente de mayor poder adquisitivo mejorando el bienestar social de la isla. Forman parte de esta iniciativa algunas de las empresas de servicios turísticos más representativas del sector como Arabella Golf, Hotel Son Brull, Zoëtry Mallorca, Grupo Torre de Canyamel Salinas de Es Trenc entre otros.
Mallorca no solo aspira a ser un destino de lujo, también sostenible medioambientalmente. Por eso acaba de ingresar en la red de observatorios de Turismo Sostenible de la OMT. Como señala Catalina Cladera, presidenta del Consell de Mallorca, "estamos comprometidos con la preservación del medio ambiente, y en el ámbito social. Queremos que el turismo sea inclusivo, que reparta riqueza, que nos sirva para conservar nuestra cultura y nuestro patrimonio y que incluya a toda la sociedad, a las personas que viven de este sector". El observatorio es un medidor para conocer los avances en estos puntos "porque ese es el futuro", añade Cladera.
Un compromiso por el turismo sostenible de unas islas que son un referente mundial y que compaginan el desarrollo económico preservando sus orígenes.
@angelaGonzaloM
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