Wow Oporto, maridaje de cultura, gastronomía y vino
miércoles 9.mar.2022 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Oporto desde el hotel The Yeatman. Foto: angelaGonzaloM
Desde Vila Nova da Gaia, en la ribera izquierda del Duero, se tienen las mejores vistas de Oporto. Desde la piscina infinita del hotel The Yeatman se ve en toda su amplitud como la histórica ciudad portuguesa desciende hacia el río para despedirse de él. A pocos kilómetros el Duero se funde con el mar.
En un guiño entre las dos orillas, el hotel, -abierto en 2010-, también desciende en forma de terrazas hacia Cais de Gaia, el embarcadero de la ciudad de Oporto. Es su homenaje a los viñedos que el Duero deja atrás y una apuesta por la sostenibilidad y el mantenimiento del paisaje.
Claire Ukett, Project manager de grapes hospitality, un grupo que gestiona varios hoteles de lujo en la Ribera del Duero portugués, destaca que uno de los éxitos de este establecimiento de Gaia es haber sido uno de los primeros hoteles experienciales de la ciudad.
Todo el edificio está relacionado con el vino, donde organizan comidas únicas, literalmente irrepetibles, invitando a chefs y bodegas para degustar productos gastronómicos y platos en plenitud de sabores, olores, aromas y colores. "Aunque producimos vinos de calidad, dice Ukett, uno de nuestros objetivos es dar a conocer la variedad de vinos de la región y de Portugal".
Desde sus terrazas se contempla el poderío que esta ciudad ostentó en los siglos XVIII, XIX y XX: las bodegas donde se almacenaba el vino para trasladarlo hacia Inglaterra. Amarrados a tierra, quedan algunos barcos con los que se traía el vino hasta las bodegas para su fermentación. Los rabelos son testigos de una travesía dura y mortal en ocasiones. Estas frágiles embarcaciones sin quilla y de fondo plano transportaban las barricas desde los viñedos superando, no sin dificultades, los tramos más peligrosos del río.
Vilanova da Gaia, igual que Oporto, están íntimamente relacionadas con el vino desde que en el siglo XVII los ingleses comenzaran a sustituir los vinos franceses por los del Alto Duero, en plena guerra entre ambas potencias. Luego no solo lo beberían, sino que se hicieron con el comercio de este producto y construyeron un imperio de bodegas enfrente de Oporto.
Desde hace dos años el hotel Yeatman se ha convertido en un faro de promoción de este producto y de la ciudad, liderando, cobijando y promocionando la nueva apuesta museística, gastronómica y cultural de la capital del norte de Portugal: World of Wine, popularmente WOW
Un inmenso espacio de 35.000 metros cuadrados que ha readaptado las antiguas bodegas y almacenes de la famila Taylor's. Con una inversión de 107 millones de euros las ha rehabilitado para transformarlas en museos, salas de exposiciones, restaurantes, cafés y una escuela de vino. Ideal para perderse al menos un día, aprovechando la visita a Oporto, o porqué no, planear una visita al Wow y añadir la ciudad.
Descendemos hacia la plaza central de este complejo cultural, siempre con la vista a las coloridas fachadas de la ciudad, que se reflejan en el agua del Douro, donde resalta el perfil portuense, marcado por la catedral, el palacio episcopal, la emblemática iglesia de los clérigos y el omnipresente puente de don Luis I. También él forma parte del patrimonio de la humanidad, que incluyó a esta ciudad portuguesa en la lista de la Unesco en 1996.
El agua del Duero y del Atlántico han favorecido su desarrollo, nos dice María Delamain -responsable de comunicación-, que recuerda como ambos aportan la riqueza gastronómica de la zona, que incluye el pescado como dieta típica de la zona. La actividad agrícola, pesquera y comercial potenciada por la construcción de galeotes la ha marcado históricamente. No solo fue la cuna del país, también desde su puerto partieron los conquistadores hacia todos los confines del mundo. El primero Enrique el Navegante.
Wow no solo es el barrio de moda de Oporto, sino que se ha convertido en un distrito cultural con siete museos interactivos, divertidos, creativos, con muchos elementos visuales donde el vino es el elemento vertebrador, pero no el único.
Pedro Tavares, director ejecutivo de este proyecto lúdico y gastronómico, cree que la ciudad necesitaba añadir algo más a su oferta turística para atraer a más visitantes o para que alarguen su estancia. Y destaca que hay múltiples posibilidades de disfrutarlo.
Museos relacionados con el vino
Entramos en una sala de luz tenue, azul, como el planeta visto desde el cielo. Una bola del mundo rotando nos recibe en el museo Wine Experience, para mostrarnos las zonas vitivinícolas de la tierra. Siempre situadas entre los paralelos 30º y 50º grados latitud norte y sur. Unos pasos más adelante nos introducirán en la tierra como si fuéramos una viña, para sentir la sequedad del suelo y los frutales con los que comparte espacio, según la zona productora en la que nos encontremos. En el recorrido conocemos todas las características de los suelos, el agua y el clima en los que crecen las viñas, las diferencias entre las uvas de mesa y de vino. Una de ellas es el tamaño o la presencia de pulpa. Nos moveremos por sus raíces en un panel táctil, conoceremos el ciclo de la viña, el momento de la vendimia y las variedades.
¿Qué uva eres tú? Es un juego interactivo que nos ayudará a descubrir qué tipo de vino o de uva refleja nuestra personalidad. En la denominada galería de la fama los cuadros humorísticos de la sala nos permitirán identificar mejor esa relación . Un pueblo de casas tradicionales portuguesas con las olas típicas que diseñan los suelos de baldosas, nos introduce en los terruños y características del vino en todas las regiones de Portugal, incluidas Azores y Madeira.
El Pink Palace es el preferido de los jóvenes. Allí todo es rosa… porque está dedicado al vino rosado, al rosado. Con la entrada podemos degustar cinco vinos diferentes mientras nos introducimos en una piscina de bolas…. rosas, nos subimos a un Cadillac… rosa, nos convertimos en una burbuja de cava o en cowboys del oeste.
Seguimos visitando otros museos del WoW. En el siguiente nos trasladamos a 7.000 años antes de Cristo para descubrir cómo eran los primeros recipientes que utilizaron los humanos para beber el néctar de las uvas. En la Bridge Collection, toda esa creatividad cultural histórica se muestra a través de 1.500 piezas. Unas copas servían para actividades rutinarias, otras para rituales, para ofrendas a los dioses o para celebrar fiestas populares y familiares. En uno de los vasos se puede leer una inscripción en griego antiguo: "Cuando tomamos un trago, nuestros cuidados se van a dormir y dejamos que también se vayan nuestras preocupaciones".
Entramos en un bosque de alcornoques donde unos trabajadores extraen el corcho que luego se utilizará en los tapones de las botellas y en otros objetos relacionados con el vino. Portugal es el primer productor mundial de este producto, y en el pedagógico Planeta Cork caminamos entre paredes de láminas de cortezas, participamos en un pase de modelos y a través de pantallas interactivas no solo compartiremos un mundo desconocido sino que podemos jugar tratando de colocar el tapón a botellas virtuales o descubriendo curiosidades como su uso en las tablas de surf, en muebles, en los parques infantiles, en la industria cinematográfica o en el espacio.
Tamara Kolker nos guía a través de los bosques de la Amazonía, y de tierras mayas y aztecas por la historia del chocolate. Estos pueblos fueron los que ofrecieron a Hernán Cortés que probara la delicia de su producto más valioso. Él fue el primer europeo en probar el considerado "alimento de los dioses".
Vinte, vinte no es solo una marca de chocolate elaborada por el maestro Pedro Araújo sino que nos recuerda que este producto tan apreciado en la actualidad se cultiva entre los paralelos 20-20.
En el museo Chocolate Story, nos dejamos embelesar por el fascinante mundo del cacao y el chocolate. Empezamos en tierras mayas y aztecas, para entrar en un bosque donde se produce cacao y conocer más tarde todo el largo proceso de producción de una barra de chocolate.
A través de una cata Pedro Araújo, maestro chocolatero y responsable de Chocolate Story, nos descubre los aromas de este alimeto en diferentes países. No solo nos ayuda a descubrir las variedades de chocolate y como reconocer los aromas, sino que nos ofrece la posibilidad de maridar chocolate y vino de Oporto.
** Las entradas tienen un precio de entre 17 y 25 € (adultos), pero existen packs de 2, 3 o 5 museos por 25, 35 y 55 €, respectivamente, que tienen 6 meses de validez. Hay reducidas para menores de 13 años y también para familias.
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