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Recorriendo el mundo por el jardín Botánico de Madrid

    lunes 23.may.2022    por Ángela Gonzalo del Moral    0 Comentarios

 

20220506_124643Foto: angelaGonzaloM

 

El Real Jardín Botánico de Madrid acoge estos meses de verano los paseos musicales. Una experiencia musical preparada por el violinista y compositor Ari Malikian, en el que participa la Fundación La Fábrica, organizadora de proyectos culturales contemporáneos vinculados a la creatividad. El más conocido es PHotoESPAÑA. Todas las noches de jueves a domingo (hasta el 25 de septiembre), la Orquesta de Malikian interpreta las estaciones de Vivaldi bajo la presencia de algunos de los árboles más emblemáticos de este jardín, fundado en 1755 bajo los auspicios del rey Fernando VI. 

 


 

Se calcula que en el mundo hay unos tres billones de árboles de más de 73.000 especies descubiertas hasta ahora.


El jardín Botánico de Madrid acoge 1.390 árboles de 290 especies.

 


 

Con la música de Vivaldi y la misma inspiración que el violinista y compositor Ari Malikian paseamos por este espacio que cada año visitan unas 400.000 personas acompañados del jefe de la Unidad de Jardinería y Arbolado del Real Jardín Botánico-CSIC, Mariano Sánchez. Le llama "el jardín de los sentidos".

Nuestro recorrido por el Botánico de Madrid nos permite caminar entre árboles singulares, setos de boj y tilos o entre flores que van apareciendo correlativamente de marzo a octubre.

 

FSeeHKCWQAEKkYkFoto: Twitter @RJBOTANICO

 

Estamos en un  jardín neoclásico, con la típica forma octogonal donde se dedica una especial atención a las flores porque le dan colorido, que es una forma seductora de atraer a los visitantes a su interior.

El arte en este lugar es una palabra en mayúsculas. Frente a la puerta de entada del Botánico de Madrid el Museo del Prado, unos pasos más arriba el Thyssen y más abajo el Reina Sofía. A través de estos árboles recorreremos imaginariamente los lugares de los que proceden.

 

Árboles singulares que nos trasladan a mundos lejanos

 

FWcsSwyXEAACCtlFoto: Twitter @RJBOTANICO

 

Desgraciadamente no vamos a encontrar Baobabs ni acacias africanas, porque no se adaptan al clima de la Península Ibérica o al de Madrid en algunos casos. Sí encontramos el ginkgo biloba, un árbol de espectacular otoño tan bello como resistente. Es capaz de soportar fríos de 40 grados bajo cero, calor, sequía o contaminación ambiental, lo que explicaría su longevidad. Originario de China, uno de los ejemplares más famosos, se encuentra en el templo budista Gu Guanyin con casi 1.400 años de antigüedad.

En nuestro paseo con Mariano Sánchez por el Jardín Botánico de Madrid, encontramos un árbol de más de 320 años. El ciprés, muy simbólico para los cristianos del Mediterráneo. Algunos de los más famosos son los cipreses de San Quirico d'Orcia en la Toscana o San Gimignano en Siena, sin olvidar los de muchos conventos españoles, como el ciprés de la Anunciada de El Bierzo con unos 400 años de antigüedad o el ciprés del monasterio de Silos, plantado en 1882 y famoso por el poema que le dedico Gerardo Diego. 

 

 

Un poco más alejadas de los principales caminos está el invernadero con plantas carnívoras. Muchas de ellas en peligro de extinción. En España la más típica es la Atrapamoscas, que vive en suelos ácidos y muy pobres de Cáceres, Cádiz, Ciudad Real, Almería o Málaga. El rocío del sol en la zona de Gipuzkoa, la tiraña, con su caractéristico color púrpura rosado en Sierra Nevada, y la pinguicula Mundii, de la que dicen que existen poco más de 20 ejemplares en la Sierra de Enguera. Este tipo de plantas son unas grandes desconocidas.

 

El bíblico cedro, el árbol de hierro o la quillaja saponaria, más conocidas de lo que creemos

 

FVSxqukWIAA9vX0Foto: Twitter @RJBOTANICO

 

La Biblia cita el cedro unas 70 veces. Un árbol que hasta hace poco cubría las montañas del Líbano, Siria y el sureste de Turquía. Aguanta el frío y la nieve y los sumerios lo veneraban porque en su interior habitaba el dios Ea, que era el creador del ser humano y fuente de sabiduría. Ari Malikian conoce muy bien el simbolismo de este árbol.

Cerca está otro árbol emblemático que aparece cada otoño en miles de fotografías de instragramers y usuarios de otras redes sociales. La parrotia pérsica o árbol de hierro, por que su madera es muy dura. Tiene 110 años y es endémica de la cara norte de los montes Elburz, una cordillera en forma de medialuna situada entre el mar Caspio y Armenia, la podemos ver en los montes Talish, una subcordillera del sur de Azerbaiyán y en la gran meseta de Irán, la antigua Persia, de la que adopta su nombre.

En este viaje de ida y vuelta entre el jardín botánico y el mundo, nos encontramos con otro árbol singular y con un gran simbolismo para los mapuches chilenos. La quillaja saponaria una planta medicinal milenaria. El quillay, también conocido como el árbol de la corteza de jabón, porque provoca espuma en contacto con el agua, crece hasta los 20 metros de altura, pero en Madrid llega solo a los siete metros. Su flor se asemeja al anís estrellado y los mapuches lo usan para enfermedades respiratorias, dolencias reumáticas y molestias estomacales.

 

De las delicadas palmeras a los olivares y los árboles mediterráneos

 

FWQt7OyXEAM8xsKFoto: Twitter @RJBOTANICO

 

Mientras paseamos con Mariano Sánchez, responsable de la Unidad de Jardinería y Arbolado del jardín botánico de Madrid, encontramos la charca de las ranas, uno de los lugares más visitados del centro. Junto a ella el palmeral, que nos traslada a idílicas playas del Caribe, bajo el sol tomando una bebida frente a un agua turquesa. También al desierto, al palmeral de Elche o a las islas Canarias.

Dicen que Abderramán III plantó la primera palmera de territorio español en el siglo VIII y se dice que es uno de los árboles más antiguos del planeta. En la actualidad hay censadas unas 1.200 especies en el mundo. En el botánico hay sesenta y cuatro.

 

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Foto: Twitter @RJBOTANICO

 

Acabamos nuestra ronda bajo la sombra de los olivares, que junto con las encinas, pinos y robles son inseparables del paisaje mediterráneo. Como buen viajero y amante de la naturaleza, Mariano nos confiesa que cuando va a una ciudad nunca se pierde "visitar un jardín botánico o árboles singulares de esos lugares".

Dice el botánico Francis Hallé, que los árboles son "seres vivos que han acompañado a las personas a lo largo de toda la historia, en distintas sociedades y culturas". Y añade "que el árbol no es propiedad exclusiva de nadie, que merece ser reconocido como un patrimonio común a toda la humanidad y por eso su conocimiento debe ser colectivo".

 

 


 

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Categorías: Actualidad , Ciencia , Viajes

Ángela Gonzalo del Moral   23.may.2022 13:56    

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Viaje a Ítaca

Bio Viaje a Ítaca

Un viaje nunca se acaba. Queda grabado en el recuerdo, se vuelve a él al ver una película, al leer un libro, al escuchar unas notas musicales, al mirar una fotografía, al saborear una bebida, al disfrutar una comida o cuando el país salta a la actualidad por algún acontecimiento específico. El viajero mantiene siempre un nexo interno con el lugar que un día conoció.... y trenza un vínculo con el nuevo destino que empieza a imaginar. La visita a cualquier lugar, cercano o lejano, tiene tres fases. En la etapa de preparación se sueña, en la del viaje se disfruta lo imprevisible y a la vuelta se reinventa la aventura..... Con los cinco sentidos alerta, anhela que la experiencia sea lo más enriquecedora posible.
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