Múnich a punto para la Octoberfest
viernes 16.sep.2022 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Foto: Christof Stache / AFP
"O'zapft is! Auf eine friedliche Wiesn!" -"¡Abierto está! ¡Por una pradera en paz!"-. Hace dos años que los muniqueses esperan que su alcalde pronuncie estas palabras para dar inicio a una de las fiestas más queridas y globalizadas del mundo: la Oktoberfest. El 17 de septiembre abrirá a mazazos el grifo de la cerveza que "correrá" durante 16 días sin parar.
La "Theresienwiese" -la Pradera de Teresa-, el recinto que acoge las 16 carpas oficiales estará abierta desde el 17 de septiembre hasta el 3 de octubre. Durante estos días se prevé una afluencia récord de visitantes. El máximo absoluto es de más de 7 millones de personas en 1985.
A lo largo de más de 200 años, la Oktoberfest no ha estado nunca ajena a lo que ocurría en el país. Este año celebra el 187 edición porque desde sus inicios en 1810, se ha suspendido en veinticuatro ocasiones: en 1854 y 1873 a causa de una epidemia de cólera, durante la Segunda Guerra Mundial y en 2020 por la pandemia de Covid. De hecho el recinto se reconvirtió en centro de vacunación masiva.
También fue especial en 2015 en plena avalancha de refugiados sirios. En aquella ocasión la policía tomó medidas para evitar un conflicto en las estaciones y organizó salidas diferentes para los participantes en la fiesta y los migrantes. No hubo ningún problema.
Este año, la guerra de Ucrania y los altos precios ha incrementado el coste de los productos que se consumen, empujados por el alza excesiva del precio del gas, los carburantes y la electricidad, además de las materias primas agrícolas, el embotellado, la logística y las perturbaciones de las cadenas de aprovisionamiento.
A lo largo de las dos semanas que dura el acontecimiento gastro-lúdico se consumen unos 70.000 litros de cerveza y genera una repercusión económica de mil millones de euros. Llena los hoteles de la ciudad y da trabajo a unas 15.000 personas, entre camareros, cocineros, músicos, feriantes, técnicos y personal de seguridad.
Foto: Michaela Rehle / Reuters
Pero este año la cerveza podrá tener un gusto un poco más amargo. Las tradicionales jarras de un litro cuestan unos 12,60 euros, aunque pueden llegar a los 13,80. Dos euros más que hace tres años. El litro de agua tiene un máximo de 10€.
Solo está permitido consumir seis cervezas elaboradas en la capital bávara. La más antigua es la Augustiner y la más joven, la Paulaner. Entre las dos se sitúan la Hofbräu, Lowenbrau, Spaten-Franziskaner y Hacker-Pschorr. Guillermo IV de Baviera proclamó un edicto de pureza de la cerveza en todo su estado en 1516. El Reinheitsgebot está considerada la primera regulación legal de un alimento y establecía que esta bebida solo podía elaborarse con tres ingredientes: lúpulo, cebada y agua. Aunque en la actualidad muchas marcas también incluyen levadura.
"Nuestra cerveza Oktoberfest tiene un color dorado brillante. Huele a miel, galleta, pero también a cítricos y tiene ligeras notas florales del lúpulo", dice Sebastian Utz, jefe técnico de la cervecería Hofbraeu.
Foto: Matthias Schrader / AP
Estarán presentes unas 487 cervecerías, restaurantes, parrillas de pescado y carne, vendedores de vino y otras bebidas. El horario de apertura será incluso más largo de lo habitual, con las primeras carpas de cerveza abriendo a las 9 de la mañana y cerrando a las 22:30. Los últimos pedidos se han de realizar antes de las 21:30 horas.
La producción de lúpulo y cerveza ha adquirido un rango de culto nacional en Alemania y especialmente en Baviera. En 2021 cada alemán consumió unos 84 litros por habitante. Entre los platos típicos bávaros que se pueden degustar destacan las especialidades como el "plato de la matanza" con salchichas de sangre e hígado y panceta de cerdo, cerdo asado con piel crujiente, albóndigas de pan y chucrut, rodajas de buey asado o ragú de venado estofado con pasta spaetzle casera.
La tradición está presente a todas horas en esta fiesta, que se inició para celebrar la boda del rey Luis I de Baviera con María Teresa de Sajonia. Una de las ceremonías más apreciada es cuando aparece un carro de cerveza tirado por caballos y el "Muenchner Kindl" o niño de Munich, un símbolo del escudo de armas de Munich que muestra a una mujer con un vestido negro y amarillo sosteniendo una jarra de cerveza a caballo.
Tampoco pueden faltar los trajes tradicionales bávaros. Para los hombres el lederhosen, pantalones de cuero cortos o hasta la rodilla, a menudo con una camisa a cuadros, calcetines altos de lana y un sombrero alpino con una pluma. Las mujeres usan vestidos dirndl con corsé, que se caracterizan por sus colores brillantes y finos detalles.
La Oktoberfest se ha internacionalizado y desde entonces son muchas las ciudades que se apuntan a esta moda. En España se celebra en Madrid y Barcelona. También son muchas las capitales europeas que organizan su propia Oktoberfest. Berlín, Paris, Londres, Oporto, Viena o Amsterdam.
"¡Prost!" ("¡salud!" en alemán)
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