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Arlés, Van Gogh y los colores de la Provenza

    viernes 24.feb.2023    por Ángela Gonzalo del Moral    0 Comentarios

 

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Foto: angelaGonzaloM

 

Viajamos por la Provenza francesa, a través de sus olores, sus sabores y sus sonidos.... también de sus artistas.

El 20 de febrero de 1888 un tren para en la estación de Arlès , en el sur de Francia. De uno de sus vagones desciende un pintor atormentado... su nombre Vicent Van Gogh. Buscaba la tranquilidad y la inspiración que no encontraba en París. "Fue muy feliz, aquí adoraba el cielo adoraba los paisajes en una carta escribió la vida aquí es mucho más alegre que en ningún otro lugar del mundo todo es magnífico", nos dice Christine Berton.

En la Provenza francesa, el holandés descubrió la luminosidad que necesitaba para sus cuadros. La luz y el paisaje de la ciudad no solo le atrajo a él, también a Paul Gaugin, Paul Cézanne o Pablo Picasso.

 

 

Pintó algunos de los cuadros más famosos como La noche estrellada, Terraza de café por la noche, Los Girasoles o la Casa amarilla y muchos de los retratos que pintó, son parte del imaginario universal. Por desgracia, en Arles, -ciudad patrimonio de la Humanidad por sus impresionantes restos romanos como el anfiteatro o el teatro-, no queda ninguna de sus pinturas, ni siquiera la casa amarilla, bombardeada en la II Guerra Mundial. 

La Casa Amarilla estaba vacía, por eso van Gogh compró muebles con la ayuda económica que le aportaba su hermano Teo Van Gogh. Compró dos sillas, una de paja y otra de mejor calidad para su gran amigo Paul Gaugin, al que adoraba. En el famoso cuadro, sobre la mesa, hay un libro que representa la cultura en una clara referencia a Gaugin mientras que él se representa con una vela.

 

6a014e6089cbd5970c01b8d2d3701c970c-800wiFoto: Oficina de turismo Arles

 

Pasear por esta región nos permite ver cómo el ojo y las manos de Van Gogh interpretaban las escenas rurales, y nos empujan a dar una ojeada a la historia de la ciudad por su rico patrimonio monumental, con vestigios romanos como el anfiteatro del siglo I o los edificios medievales del casco antiguo, con sus tradicionales callejuelas y plazas.

Sin olvidar un recorrido por el azul del Ródano. Las pinceladas del artista holandés nos llevarán por esos lugares, podemos perdernos e intentar descubrirlos o seguir la ruta Van Gogh, donde encontraremos unos paneles que reproducen sus cuadros, en el mismo lugar que él los vió y los pintó.

 

20170606_165300Foto: angelaGonzaloM

 

Durante los 15 meses que vivió en esta ciudad del sur de Francia produjo más de 200 dibujos y pinturas, retratos, interiores y paisajes. Este genio de la pintura universal, solo consiguió vender un cuadro en vida y fue pintado a las afueras de la ciudad: El viñedo rojo. Decía el artista que buscaba el color y la luz que había visto en las pinturas japonesas, aunque él nunca estuvo en Japón. Así era la imaginación del "loco del pelo rojo". 

En una carta escribió que la región de Arles "me parece tan hermosa como el Japón en la nitidez del aire y también en sus vergeles de flores.

Tal como experimentó Van Gogh, los cinco sentidos se despiertan en la región de Provenza, Alpes y Costa Azul (la PACA), unas siglas que a nosotros nos suenan demasiado españolas, quizá también porque el sur del país vecino es la zona más española de Francia

 

La magnífica paleta de colores de la Provenza

 

20170608_100754Foto: angelaGonzaloM

En el Luberón la naturaleza nos ofrece la ruta de los ocres. En el pueblo de Roussillon encontramos el conservatorio de los ocres, una vieja fábrica donde la tierra se convierte en pintura.

Podemos caminar por sus colinas de colores entre rojizos y amarillentos, mezclados con el verde de los árboles y el azul del cielo. Se pueden hacer muchas cosas a lo largo de unos 50 kilómetros. Caminar, visitar pueblos pintados de ocre, y que conservan los colores originales intactos en sus viviendas, participar en talleres, recorrer la zona en bicicleta.

Tierras para pintar, hierbas para teñir. Cerca de Lourmarin, está el castillo de Lauris, Couleur Garance, con su jardín de plantas tintorales extendiéndose en terrazas. Se trata de un jardín único en Europa, donde se obtienen colorantes vegetales de tallos, flores y raíces de distintas plantas.

 

20170608_092828Mercado colorido en Gordes. Foto: angelaGonzaloM

Anne Guillaumin nos explica que hay unas 200 plantas que producen tintes naturales utilizados a lo largo de los siglos en tejidos, pintura, cosmética o alimentación, y que, al contrario que los artificiales, son amigables con el medio ambiente.

Los ocres, amarillos y rojizos marcan la tierra de pueblos como Gordes, APT o Coustellet y sus cielos tienen un azul intenso, que enamoraron a Van Gogh, Gaugin o Pablo Picasso.

Durante el mes de julio, los campos de la provenza francesa se tiñen de lila.  La lavanda, pero sobre todo el lavandín, cambian el color del campo en algunos pueblos de los departamentos de Luberón, y la Vaucluse. 

 

6a014e6089cbd5970c01bb09a803da970d-800wiFoto: angelaGonzaloM

 

"Los artistas aman esta zona", nos dice Martine. Los pintores encuentran inspiración en sus colores, en el paisaje, en sus pueblos. Los actores se enamoran de la forma de vivir de la Provenza, de su comida, sus productos de calidad, sus pequeños mercados callejeros...

El sonido de la Provenza, lo marca el mistral un viento  seco y frío, del noroeste, que puede superar los 100 kilómetros por hora y que da la luminosidad de la provenza que atrajo a los pintores impresionistas y expresionistas.

Picasso viajó durante muchos veranos, pero fue especial para Van Gogh, que plasmó en tela esos colores durante los intensos meses que vivió en Arlès... Allí perdió su famosa oreja. 

 

20170606_191159Foto: angelaGonzaloM

 

A pocos kilómetros del centro de esta ciudad unida al Ródano, encontramos la Camarga, formada por el delta del río. En dirección al norte, surcan los cruceros que tras recorrer 360 kilómetros de navegación llegan a Lyon o al lago Leman, en Ginebra.

Las huellas de la historia todavían marcan las calles de ciudades como Nimes, Arlés o Avignon, el Vaticano de Francia, con su impresionante castillo gótico, en el que vivieron hasta 7 papas a lo largo de 70 años y que cada mes de julio celebra su famoso festival callejero, uno de los más importantes de Europa.

El arte actual tiene un lugar muy especial en esta zona donde encontramos el centro cultural La Carré d'Art, diseñado por Norman Foster, abierto en Nimes en 1993 o el Luma, diseñado por Frank Gehry, con un estilo muy parecido al Guggenheim de Bilbao, que tiene la vocación de convertirse en un referente de creación multidisciplinar contemporánea.

 

20170606_103401Foto: angelaGonzaloM

 

En Marsella, donde acabamos nuestro recorrido por la Provenza, aspiramos profundamente para capatar el olor de su famoso jabón. El número clave es el 72 (el soixante-douze). Ese es el porcentaje de aceite vegetal que debe llevar cualquier jabón para adquirir la denominación de origen de este producto y sobre todo su suavidad, nos decía el maestro jabonero, Serge Bruna

Este producto tan relacionado con la gran ciudad sureña, nos devuelve a los olores de la lavanda, la miel, las rosas o la orangina, ligadas todas ellas al mediterráneo francés, y a la Provenza, una de las regiones más conocidas del país vecino por su naturaleza, historia, gastronomía y cultura.

 

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Categorías: Viajes

Ángela Gonzalo del Moral   24.feb.2023 01:03    

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Viaje a Ítaca

Bio Viaje a Ítaca

Un viaje nunca se acaba. Queda grabado en el recuerdo, se vuelve a él al ver una película, al leer un libro, al escuchar unas notas musicales, al mirar una fotografía, al saborear una bebida, al disfrutar una comida o cuando el país salta a la actualidad por algún acontecimiento específico. El viajero mantiene siempre un nexo interno con el lugar que un día conoció.... y trenza un vínculo con el nuevo destino que empieza a imaginar. La visita a cualquier lugar, cercano o lejano, tiene tres fases. En la etapa de preparación se sueña, en la del viaje se disfruta lo imprevisible y a la vuelta se reinventa la aventura..... Con los cinco sentidos alerta, anhela que la experiencia sea lo más enriquecedora posible.
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