El Carnaval de Viareggio cumple 150 años
viernes 10.feb.2023 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Cada mes de febrero las puertas de la Ciudadela se abren para desvelar todo el trabajo realizado por un grupo de artistas durante los últimos meses. En la espectacular explanada de la plaza Burlamacco se van colocando las diferentes carrozas alegóricas que participan en uno de los carnavales más extraordinarios del mundo: el de Viareggio, en la Toscana italiana, junto a la costa de Versilia.
Se cumplen ya 150 años de este evento cultural nacido en 1873 como una forma de burlarse de los políticos electos de la ciudad. Para este aniversario no podía faltar una alegoría conmemorativa. Jacopo Allegrucci, es el padre de la carroza Una historia fantástica. "Este año he querido retratar el carnaval porque, debido a este cumpleaños, me parecía que había que hacer una carroza que representara su historia".
A principios del siglo XX, en 1905, el desfile cambia su ubicación y se traslada al paseo marítimo, ampliando el espacio, tanto para dar más cabida a un mayor número de personas, como para albergar más carrozas y más grandes. Este carnaval surge de una idea de jóvenes ricos que hasta entonces iban con máscaras y lo celebraban en el casino de la ciudad.
Son cinco desfiles, en cuatro fines de semana, que finalizan el martes de carnaval. La televisión popularizó esta celebración en 1954 cuando la RAI lo retransmitió en directo y cuatro años más tarde lo hizo Eurovisión. Actualmente la televisión pública italiana lo transmite el martes de carnaval, sobre las cuatro de la tarde, con un desfile más reducido en el que solo participan las grandes carrozas que optan a los mejores premios. Durante quince días se programan eventos paralelos como conciertos, bailes, concursos de máscaras y hasta actividades deportivas.
Música, ingenios metálicos, esculturas de papel maché, llenan de colorido y espectáculo sus calles, transforman durante tres semanas la ciudad y atrae cada vez a más turistas. En la actualidad atrae a más de 300.000 espectadores cada año.
"El carnaval no es un espectáculo que termina en sí mismo, no hacemos la exhibición solo para nosotros sino que desfilamos para involucrar al público que hay alrededor", dice uno de los participantes en una carroza.
En nada recuerda a sus inicios, cuando por su casco histórico comenzaron a desfilar carros decorados con elementos agrícolas y guirnaldas de flores. Desde entonces cada año se supera en ingenio y espectáculo."Si se compara con hace años, los temas han cambiado mucho, antes había más sátira política pero ahora hay más temas de actualidad, la audiencia lo aprecia y se emociona más con estos temas", comenta una de los visitantes que se ha añadido al pasacalles.
Quizá por eso la igualdad de género o el medioambiente son algunos de los problemas sociales más representados en las últimas ediciones. Además esta edición tiene un significado especial, como explica la presidenta del certamen MariaLina Marucci... "porque nos devuelve a la normalidad tras la pandemia. Creo que hay muchas ganas de participar".
Y añade que este acto cultural "siempre tuvo un papel importante en la historia. Fue el Carnaval que marcó el final de las dos guerras mundiales, volvió a desfilar en las calles para dar esperanza. Durante la pandemia fuimos el último carnaval antes del confinamiento y el único que se celebró en 2021" (aunque con un aforo muy restringido).
Las artísticas carrozas comenzaron siendo unos carruajes decorados por los ricos de la ciudad que protestaban por el exceso de impuestos y más tarde los trabajadores pasaron a burlarse de las élites locales. A finales del siglo XIX, aparecieron unas gigantes y pesadas carrozas fabricadas con yeso, lienzo y madera.
Nada que ver con las actuales de papel maché, que aparecieron en los años treinta, lo que permitió dar rienda suelta a la imaginación de sus artistas locales. El papel maché, incorporado por el fabricante local Antonio d'Arliano, en 1925, facilitó la creatividad de las esculturas móviles, aligerando su peso y estilizando las figuras. Actualmente son obras dignas de un teatro móvi gigante.
Sus artilugios rozan los 20 metros de altura y pesan unas 30 toneladas, con figuras articuladas que se mueven constantemente a partir de una banda sonora propia y una coreografía original para cada carroza. Además los asistentes pueden moverse entre estos autómatas y compartir el escenario. A algunos les recordarán las fallas valencianas, por la crítica social y la magnitud de las imágenes.
Los artesanos actuales han reinterpretado la sociedad del siglo XXI en esta especie de teatro itinerante. "Para construir una carroza, partimos de una idea, somos una familia, entonces construimos ideas juntos", nos dice la artista Elodie Lebrige.
Elodie añade que la realizan "a través de un boceto, un dibujo artístico y un diseño técnico, para pasar a su elaboración en la que intevienen muchas profesiones: ebanistería, carpintería, artes diversas, decoración, papel maché, uno de nuestros pilares básicos y luego se llega a la creación de este edificio animado de cuatro etapas que cuenta una historia".
Si bien todo es efímero, hay dos nombres que permanecen año tras año. La ciudadela y Burlamacco. Es la figura emblemática del carnaval, un personaje creado por Uberto Bonetti en los años 30 y convertido en la máscara oficial y símbolo de este acontecimiento multitudinario.
Se inspiró en las máscaras de la Commedia dell'Arte, pero diseñó Burlamacco de una manera futurista. Quería resumir en esta figura dos momentos destacados de la vida de Viareggio: el carnaval y el verano (con los colores blanco y rojo que eran los típicos de las sombrillas en las playas durante los años treinta). Burlamacco es un arlequín símbolo de la fiesta y desde hace años le acompaña Ondina que representa al verano y la playa.
La Ciudadela es más reciente. Este complejo creado hace 20 años está compuesto por dieciséis grandes edificios donde se construyen, en secreto, estas obras de arte. Las esculturas se levantan y se almacenan en la Cittadella, donde durante todo el año los artesanos y artistas trabajan en los talleres y hangares que se distribuyen en ese espacio con una característica forma elíptica.
Stefano Cinquini lleva 30 años inmerso en el Carnaval "pasar de la idea a la carroza, puede llevarte un año. Podemos decir que tan pronto comienza un carnaval, tu cabeza se va al próximo. Luego comienzas con algunos borradores de bocetos, somos yo, mi hermano y mi sobrino quienes decidimos de quién es la idea que desarrollaremos".
"A partir de ahí, entramos en la fase de diseño y vamos todos juntos a un ingeniero que primero nos proporciona una prueba realizada en ordenador para comprobar si la estructura es factible. Una especie de prueba técnica, de ahí entramos en el proyecto, las dimensiones, la coreografía y la escenografía de toda la obra".
Desde la Ciudadela, que abrió sus puertas en diciembre de 2001, comienza el espectacular desfile, cargado de creatividad, colores, música y fuegos artificiales. Una vez acabado el carnaval, los viaregginos, las destruyen para empezar a construir las del año siguiente. Los trabajadores siguen ocupados todo el año construyendo escenarios de películas, teatro y otrasactividades relacionadas con este tipo de arte.
Stefania Scroglieri, nos explica que la fundación Hart contrata a los artistas y a los trabajadores. Como si de un ninot se tratara, algunos de los elementos más espectaculares se incluyen en la decoración del municipio, se venden o se readaptan a otros eventos culturales. Pero acabado el carnaval, ¡comienza el siguiente!
Con el tiempo, se ha convertido en un patrimonio colectivo, y ha acabado formando parte del ADN de los ciudadanos de esta población toscana. Se calcula que los gastos del carnaval ascienden a unos cinco millones de euros, pero atraen a unos 300.000 visitantes lo que aporta unos ingresos de más de 20 millones.
Para ver el desfile, o para participar en el carnaval de Viareggio se han de pagar 22 € y 15 más si se accede a la tribuna central, que permite una visión privilegiada del entorno. Los que prefieren vivir la fiesta desde dentro, pueden mezclarse entre el público y casi tocar las figuras.
La perla del Tirreno, como se conoce a Viareggio es un municipio de largas playas y bosques de pinos rodeados por el mar y los Alpes, en donde se puede disfrutar de una arquitectura Art Decó en sus paseos más importantes, y de su histórica Via Regia, en el corazón de la ciudad antigua.
Rodeada por los picos Massa Carrara en los Alpes Apuanos y bañada por el mar Tirreno, sus casas de Art Decó, que presiden los fantásticos bulevares costeros de Liberty, son el escenario perfecto para adentrarse por unas horas en un mar de alegorías.
Es uno de los carnavales más espectaculares de Italia y Europa convertido en un símbolo de alegría y diversión. Ah! para asistir al desfile no es necesario disfrazarse, aunque una peluca, una máscara y un poco de pintura, pueden transformar la manera de vivir el carnaval, y pasar de ser un simple espectador a formar parte del mismo... participando de la algarabía y la música.
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