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Jardines ornamentales y bosques de alta gastronomía en Lloret de Mar

    lunes 1.may.2023    por Ángela Gonzalo del Moral    0 Comentarios

 

6a014e6089cbd5970c02b6853629fb200dFoto: angelaGonzaloM

 

En Cataluña hay seis jardines históricos, uno de ellos es el de Santa Clotilde en Lloret de Mar, por donde vamos a realizar un paseo con todos los sentidos. El espacio de este municipio de la costa gerundense forma parte del Itinerario de Jardines Históricos en el que están integrados unos cuarenta 'huertos de flor' europeos, que celebran su día el 26 de abril, una jornada de puertas abiertas. 

Santa Clotilde es un anfiteatro natural, que ofrece una amplia panorámica paisajística. Con la visión constante del azul, tanto del mar como del cielo, mezclado con el verde de las plantas y los variados colores de las flores. Un lugar privilegiado sobre los acantilados de la Costa Brava.

Un nombre que nos muestra como la montaña se adentra en el mar, mostrando un paisaje en el que se ven árboles, pinares agarrados con las raíces a primera línea de mar. Mar y montaña, la esencia de esta zona del litoral catalán y que marca también su gastronomía. 

 

IMG20230426171004Foto: angelaGonzaloM

 

En la provincia de Girona hay cuatro jardines junto al mar, además de Santa Clotilde, Pinya de RosaMarimurtra - uno de los más importantes de Europa- y  Cap Roig, que además de los jardines cuenta con esculturas de artistas contemporáneos y cada año acoge el prestigioso ciclo de conciertos que lleva su nombre.

Esta presencia de zonas verdes diseñadas por el ser humano es posible al amparo de las olas de frío nórdico que le ofrece la sierra de Marina. Una puerta cerrada que provoca un microclima ideal para estos espacios, que crea un microclima y permite mantener unas condiciones medioambientales idóneas para las plantas tropicales. 

 

 

Pasamos bajo el arco en el que vivía el jardinero desde 1926. Curiosamente estamos en un jardín de estilo renacentista italiano pero la entrada se inspira en la tradición inglesa. Seguimos el camino hasta la plaza de la bienvenida, a través del paseo de los tilos.

Nos rodean más de 200 cipreses traídos de la Toscana italiana, que remarcan la elegancia y simetría de este bucólico jardín.  Pinos, cedros, tilos o álamos blancos se mezclan con setos, arbustos y flores que otorgan al visitante el ambiente artístico propio del novecentismo. 

 

IMG20230426153808Foto: angelaGonzaloM

 

Se caracteriza por una vegetación autóctona que encontramos en muchas escalinatas, unos pequeños miradores, plazas y muchos caminos que se entrelazan. "Y sobre todo luz. La luz nos inunda, lo envuelve todo", explica Esther Peñarrubia, doctora en ingeniera agrónoma, que nos introduce en un mundo de olores y colores.

Y empieza a señalarnos plantas como el durillo (viburnum tinus), que florece en otoño. Detrás de la mimosa o de las malváceas nos muestra las campanillas del abutilón, con sus bombillas naranjas a punto de explotar, mucho menos resistente que las anteriores. 

 

El jardín novecentista de Santa Clotilde 

 

IMG20230426163446Foto: angelaGonzaloM

 

A principios del siglo XX, la burguesía catalana reivindicaba una Catalunya cívica, mediterránea, viajera y cosmopolita. El modelo anterior era el modernismo, y el novecentismo inspiró las artes entre 1906 y 1920. Con esa apertura estética se abrieron grandes parques en muchos lugares de España como el parque María Luisa en Sevilla, la Dehesa en Girona o los Campos Elíseos de Lleida.

El jardín de Santa Clotilde está dedicado a la esposa del doctor barcelonés Raúl Roviralta: Clotilde Rocamora, que primero compraron siete hectáreas de viñas y más tarde le pidieron a su amigo Rubio y Tudurí, que les diseñara un jardín. Clotilde nunca llegó a verlo terminado y su esposo se lo dedicó.

 

IMG20230426162747Foto: angelaGonzaloM

 

Su construcción empezó en 1919, pero no acabaron hasta después de la Guerra Civil. Ocupa unos  26.800 metros cuadrados y no supera los 50 metros sobre el nivel del mar. Fue diseñado por el paisajista barcelonés Nicolau María Rubio y Tudurí, influenciado por el gran arquitecto paisajista francés Jean-Claude Forestier, que diseñó los jardines del palacio del Rey Moro de Ronda, el parque de Maria Luisa en Sevilla o el palacio de Liria en Madrid.

El paisajista catalán lo diseñó de manera adaptándolo a la difícil orografía del terreno, todo en pendiente, y buscando las formas clásicas mediante la simetría, la proporción y el orden. Solo una escultura mira hacia el mar, mientras que las sirenas de la artista María Llimona lo miran desde la lejanía.  En la plaza de las Sirenas confluyen tres caminos y desde la escalinata superior la vista se pierde en sus simetrías.

 

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"Hay 25 esculturas repartidas por todo el jardín. De ellas unas están relacionadas con el agua, como las cinco sirenas, dos de ella con doble cola o cola bifurcada, a un paso de convertirse en humanas. También encontramos a dos cupidos que luchan en el estanque por un corazón y a Venus enseñando sus piernas, recordando que nació del mar y sobre un surtidor de agua en movimiento y en cada sitio lirios de agua", nos explica Esther. 

Su arquitectura laberíntica con fuentes, estatuas y un pequeño lago se inspiran en el renacimiento italiano a través de tres elementos: la vegetación, las esculturas y el agua. "Constantemente tenemos el mar, el agua tranquila de los Cupidos o el estanque del ninfeo, donde aparece un niño con un cuerno marino. También los belvederes, templetes o miradores".

 

IMG20230426155122Foto: angelaGonzaloM

 

En Santa Clotilde hay un solo mirador, el de la Boadella, con impresionantes vistas a la recortada costa de pequeñas calas como S'Agulla o Santa Cristina. Bajo nuestros pies la playa urbana de Fenals.

La belleza del lugar, el contraste de colores y las figuras geométricas lo convierten en un paraíso para los amantes de la fotografía y de la jardinería. Para Esther Peña  es una exaltación de los cinco sentidos. 

"Tenemos la vista que disfruta del entorno desde la entrada con estas vistas panorámicas al mar y a la costa. El olfato capta el olor intenso de la resina de los pinos, el de las mimosas en flor o los naranjos que están escondidos". 

El arte topiario, la técnica de recortar plantas con la finalidad de crear espacios arquitectónicos, nos obliga a descubrir bustos de mármol de estilo neoclásico, situados sobre pedestales cubiertos de hiedra, que a veces parecen ocultarse entre la maleza domesticada.

 

Un bosque para descubrir alta gastronomía

 

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El camino de ronda une santa Clotilde con Santa Cristina, patrona de Lloret de Mar. Del jardín ornamental y estructurado pasamos a una zona boscosa natural, de arbustos y plantas silvestres que crecen desordenadamente en las laderas que separan las playas de Santa Cristina y la de Treumal,  donde destaca el mirador de Sorolla.  En ese lugar el pintor valenciano creó su estudio para la obra "Cataluña: el pescado" de la colección "Visión de España" de la Hispanic Society de Nueva York.

Allí, Evarist March, nos descubre otro valor de las plantas: el nutricional y nos confiesa que "los gastrobotánicos somos lo menos románticos del mundo, porque para nosotros las flores son comida".

Con él pasamos de oler las plantas a probarlas, a conocer sus orígenes. El primero de ellos el nombre de Lloret, que viene de laurel y el de la comarca catalana en la que estamos: la Selva. 

 

IMG20230427115832Foto: angelaGonzaloM

 

"Un bosque viene de 'silva' en latín, por tanto una selva. Eso no quiere decir que sea un lugar tropical, pero están en la comarca con más bosque de toda Catalunya, aunque no lo parezca". 

Desde hace décadas Evarist, director de naturalwalks recorre bosques de todo el mundo para encontrar los orígenes de los alimentos diarios de cada cultura. "Porque todo era slow food, por tanto km 0. Hasta mediados del siglo XX  no teníamos neveras por tanto había que buscar los productos en el entorno".

"En el Mediterráneo nuestras abuelas encontraban olivos, viñas, frutos secos, verduras y cada grupo ha adaptado el paisaje y las plantas que tenía a mano creando una cultura culinaria distinta. Encontraríamos docenas de recetas en todas partes, pero éstas son las nuestras,  de toda la Península Ibérica".

 

IMG20230427121245Foto: angelaGonzaloM

 

Lleva años colaborando con el Celler de Can Roca, y también ofrece sus conocimientos guiando a los visitantes de la zona. En todo el tiempo que estamos con él, no deja de ofrecernos flores y plantas para probarlas... sin pasar por el fuego, ni macerarlas.

"Esto es la zarzaparrilla, fíjense qué nombre más bonito, una zarza con pinchos que es como una parra, por tanto hace lo mismo que sus sus parientes tropicales que es subir trepar para buscar lo que no tiene, luz, y este recodo es un mar de zarzaparrilla".

En su móvil nos muestra un vídeo de la famosa Zarzaparrilla 1001. En los años 60 se fabricaba con extracto de raíz de la planta, azúcar, miel y agua. Fue la precursora de las bebidas a base de cola y no le fue nada bien frente a la competencia de la multinacional estadounidense.

 

IMG20230427124506Foto: angelaGonzaloM

 

Se convirtió en la primera coca cola de nuestros abuelos... como también lo fue el anisado hinojo. Evarist se lleva un ramo de esta planta a la boca "fíjense, qué gesto más mediterráneo, durante años nuestros abuelos pasearon con uno de ellos entre los labios para tener algo jugoso con agua, en lugares donde escaseaba bastante y encima tenía una nota dulce de anís. Eran los anisetes de nuestros abuelos".

Mientras caminamos por las inmediaciones de la ermita de Santa Cristina, sigue ofreciéndonos plantas para que comprobemos en primera persona la frase que en su día acuñara el escritor gerundense, Josep Plà: "La cocina es el paisaje llevado a la cazuela".

 

IMG20230427123110Foto: angelaGonzaloM

"Huelan esta flor y díganme a qué huele"  a alguno de los presentes les recuerda a la miel, pero... "lo que entra por la nariz y en la boca puede ser muy distinto en cocina.  Cojan con ramillete de flores para poner en la boca".

"¿A qué sabe? Al principio a brócoli y después tiene unas notas amargas, se podría decir que es un poco como el rábano, y un poco a mostaza, muy suave". Entonces ¿han encontrado dulce aquí? Eso demuestra que las moléculas que descifra la nariz, no son las mismas que las que entran por la boca".

Entonces nos explica que es un mastuerzo marino, porque vive en lugares cercanos al mar. Un poco más adelante nos muestra el gamón, con sus hojas largas y acanaladas, un sucedáneo de espárrago incluido en la alta cocina. Dos veces al mes este gastrobotánico recorre, o se patea, Cataluña buscando nuevos productos, descubriendo lo que en su día recogían nuestras abuelas para cocinar.

 

IMG20230427122616Foto: angelaGonzaloM

Luego nos acercamos al mar para seguir descubriendo más alimentos kilómetro 0. "En primera línea de mar cojo un alga, la llamamos lechuga de mar de toda la vida, aunque en el Mediterráneo casi nunca se ha comido, hemos vivido de espaldas a las algas". Y seguimos paseando por el bosque y la playa buscando aquellas plantas que, como el laurel, las abuelas siempre habían recolectado conviritiéndose en la base de nuestra gastronomía.

Entre el jardín de Santa Clotilde, el camí de ronda que une Lloret y Blanes (considerada la puerta sur de la Costa Brava) y el bosque de la ermita de Santa Cristina, descubrimos que Lloret de Mar, uno de los principales centros turísticos de sol y playa del litoral español, también nos sorprende por su belleza, sus sorpresas gastronómicas y... sus silencios.

 

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Categorías: Gastronomía , Viajes

Ángela Gonzalo del Moral    1.may.2023 14:22    

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Viaje a Ítaca

Bio Viaje a Ítaca

Un viaje nunca se acaba. Queda grabado en el recuerdo, se vuelve a él al ver una película, al leer un libro, al escuchar unas notas musicales, al mirar una fotografía, al saborear una bebida, al disfrutar una comida o cuando el país salta a la actualidad por algún acontecimiento específico. El viajero mantiene siempre un nexo interno con el lugar que un día conoció.... y trenza un vínculo con el nuevo destino que empieza a imaginar. La visita a cualquier lugar, cercano o lejano, tiene tres fases. En la etapa de preparación se sueña, en la del viaje se disfruta lo imprevisible y a la vuelta se reinventa la aventura..... Con los cinco sentidos alerta, anhela que la experiencia sea lo más enriquecedora posible.
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