La Palma, la isla de los colores
viernes 9.jun.2023 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
El avión desciende hacia el aeropuerto de La Palma. Nos acercamos a la isla bonita y desde la ventanilla comenzamos a ver uno de sus colores más característicos. El negro de la lava y el malpaís, el perfil de sus montañas, como el Pico de las Nieves, el de la Sabina o el de Birigoyo, que separa la isla en dos.
Al norte la caldera de Taburiente, más antigua, que emergió del océano hace tres millones de años y sin erupciones volcánicas desde hace medio millón. En el sur la Cumbre Vieja, que apareció en el último millón de años y todavía está en plena actividad volcánica. La última en 2021.
Fuera del aeropuerto nos espera Koen, el guía que nos va a acompañar en nuestro recorrido por la isla para descubrir sus colores. Nos dice que muchos visitantes "buscan naturaleza, playas y tranquilidad. Algunos vienen sólo para hacer parapente, que lo podemos practicar todo el año, otros quieren ver las estrellas, pero eso ya son temas más específicos".
Nuestra primera visita es a la Caldera de Taburiente. Una inmensa depresión de ocho kilómetros de diámetro y de origen erosivo, de las mayores del mundo en su tipo, rodeada por un circo de las cumbres más altas de la isla, con el pico más alto, que es el Roque de los Muchachos. Descubrimos el color anaranjado de la cascada de colores.
La naturaleza juega con el marrón del barranco, el verde del musgo y la tierra negra volcánica. Cambia de color porque cuando llueve intensamente, tras la riada y el roce de la piedra obtiene un color más marronoso, el agua amarillenta y anaranjada es producto de la ferroginosa o hierro y en la parte baja, los verdes proceden del musgo.
Koen Ghyselinck, más palmero que belga -país en el que nació y al que todo el mundo en La Palma le llama Kun-, nos habla de las múltiples excursiones, con diferentes dificultades, que se pueden realizar para descubrir el entorno. La visita a la Caldera y el Roque se puede realizar desde el mirador de "Los andenes", que permite ver el paisaje desde arriba. También acceder al mirador de "La Cumbrecita", que es accesible en coche o en guagua.
El tercer recorrido más habitual en la Caldera es subir en un servicio de taxis hasta el mirador de Los Brecitos y continuar caminado por un sendero típico durante dos horas hasta alcanzar el corazón de la zoa, en el río Taburiente, luego hay una bajada pronunciada durante media hora. Para recorrerlo hay que solicitar una reserva al Parque Nacional y hay que llevar todo lo necesario en la mochila, ya que no se puede comprar nada y se debe volver con todo. En total entre cinco y siete horas. El barranco de las Angustias es la salida natural de la Caldera, en el puerto de Tazacorte.
Los barrancos de la Caldera son muy peligrosos en época de lluvias, cuando llegan las borrascas y pueden caer 100 litros por metro cuadrado en una hora. A veces se cierra la caldera durante 10 días.
Muy cerca está el mirador del Time a casi 700 metros de altitud, desde el que podemos ver un valle verde lleno de plataneras. Es el valle de Aridane. Allí conocemos a Kevin, que ha heredado este negocio familiar, y al que ha añadido nuevos productos como el café o los batidos de frutas.
"Cuando me hice responsable del restaurante, me dije, estamos en Canarias, en el paraíso. Aquí tiras una pepita aguacate, de papaya o de otra fruta y ya tenemos una plantación y a partir de esa idea comencé a hacer una carta de batidos y a ver qué pasa. Esa opción ha sido todo un éxito".
En los Llanos de Aridane, sorprende el mosaico de la Plaza de la Glorieta, obra del artista local, Luis Morera, influenciado por César Manrique. Una rotonda con las teselas que decoran el suelo y los bancos con distintas texturas, formas y colores mezclada por la flora autóctona y reivindicando la identidad palmera.
Tiene un escenario donde se realizan representaciones y conciertos, y cerca está el Museo de la Viticultura, que permite conocer las variedades del vino palmero.
Cada isla Canaria tiene como símbolo un animal y una planta. En La Palma son la Graja y el pino canario.
Uno de los colores que marca a la isla es el negro de sus erupciones volcánicas. Está presente en la zona de Todoque y La Laguna, los municipios más afectados por la erupción del Tajogaite en 2021. La boca del volcán muestra sus vivos colores.
El gris negruzco de las cenizas, el blanco de las sales, el rojizo de los depósitos de materiales volcánicos y el amarillo del azufre. Se distinguen claramente los manchones, lugares rodeados por la lava que se mantienen intactos.
Ya hay excursiones, aunque limitadas según el nivel de gases tóxicos, y una ruta que permite acercarse hasta unos 100 metros del cono volcánico. Junto a él está la cueva del vidrio, unos de las decenas de caños de fuego que hay en la isla, y que permiten al visitante conocer las tonalidades negruzcas del interior de la tierra.
En el Centro de interpretación de las cavidades volcánicas se observan estos rebosaderos por los que transcurrió el flujo de la colada del volcán San Juan, en 1949. Hay palmeros que han vivido ya tres erupciones volcánicas. Además de la de 1949, la de 1971 con el Teneguía y la de 2021 con el Tajogaite.
En el interior de la cueva de vidrio nos imaginamos el color rojizo que formaba el río de fuego. Robin Cloet nos descubre como se formaron los caños y la variedad de formaciones geológicas que hay en el interior de estas cuevas geológicas. "La lava que venía desde arriba del llano aprovechó el barranco para llenarno y hacer una afluente en dirección al mar. Este no llegó al mar y al fondo se puede ver la luz del día".
El origen geológico de la Palma se formó con un volcán submarino y más tarde por deslizamientos se formó el valle de Aridane y se empezó a ampliar el terreno del sur de la isla.
Los azules oscuros del océano, y claros del cielo, el negro de los muros de las pozas y el blanco de la sal se unen en la punta sur de la isla, junto al faro de Fuencaliente. En los jardines de sal de las coloridas salinas, los tonos rosáceos forman una paleta de contrastes que cambia de tonalidades según la hora del día, especialmente al atardecer.
Para llegar hay que pasar por el malpaís del volcán Teneguía. Al lado se encuentra la playa de Echentive, una laguna de agua color verde que se forma cuando el mar se filtra por las rocas.
Pasamos a la costa este de la isla y cruzamos el paseo marítimo y la calle real de la capital, Santa Cruz de La Palma, con sus coloridas viviendas y sus balcones de influencia portuguesa, como nos muestra Víctor Hernández Correa. Este amante de la historia de la ciudad nos lleva hasta una de las viviendas -la parte que da al mar es la posterior de la vivienda, la entrada está en la calle real- para mostrarnos su patio interior minúsculo.
"La casa crece siempre a lo alto y aparte del balcón doble, que recuerda las adufas o casas portuguesas, tiene el mirador que no solo es un elemento lusitano sino que es muy habitual encontrarlo en las ciudades marineras y especialmente en las portuarias.
Constituyen el mejor conjunto de saledizos conservado en Canarias. Curiosamente en esta parte de la casa se colocaban los escusados o retretes para evacuar las aguas fecales hacia el mar. Con el tiempo se construyó un paseo marítimo y se ganó espacio al mar.
Seguimos camino al Roque de los Muchachos, para llegar primero al Bosque de los Tilos y descubrir el ecosistema de laurisilva. Un selva mítica que cubre casi una cuarta parte de la isla, donde los laureles, tilos, helechos o barbusanos crean paisajes imaginarios. Ahí descubrimos porqué la llaman la isla verde. El Cubo de la Galga y Los Tilos son los dos lugares más emblemáticos de este bosque que tapiza las montañas.
Álvaro San Blas de León, guía del Parque Natural de las Nieves nos habla de la unión que siente con sus antepasados benauritas, los primeros pueblos prehispánicos. "Cuando camino por estas sendas siento que puedo conectar con mis antepasados, con los awaras que vivían aquí antes de la conquista, puedo conectar con los magos o con los campesinos. Porque esos mismos caminos que yo camino los han andado antes muchas personas que han construido la comunidad en la que yo vivo y yo me puedo sentir parte de todo eso".
Un paseo muy fácil y atractivo es el acceso a la cascada de los tilos, donde el arcoiris se marca unas notas de color.
Foto: Web de Turismo en Canarias
El camino al Roque de los Muchachos está salpicado de colores. Encontramos la violeta de La Palma o viola palmensis, con sus cinco pétalos de ese color y una mancha amarilla en el centro. El pino canario o el tajinaste, unas flores de color fucsia o azul que crecen en forma de cono y pueden llegar a los 4 metros de altura. Su máximo esplendor es entre febrero y mayo.
En Canarias hay unas 30 variedades de margaritas. "En La Palma, nos dice Koen, puedes ver flores margaritas a nivel del mar y en la alta montaña, porque son variedades del mismo grupo de plantas que se han adaptado a cada microclima". Y añade que no hay animales autóctonos "porque es una isla que nunca estuvo en contacto con el continente africano, por lo cual no hay elefantes, no hay leones, no hay serpientes. El único mamífero que vino de manera natural es uno que tiene alas y le gusta vivir en cuevas. Hay cuatro variedades de murciélagos, el resto de mamíferos fueron introducidos por el ser humano".
También encontramos el blanco de las flores de la retama, por encima de los 1.700 metros y en invierno la nieve hace presencia en la cumbre. El otro blanco es el que forman los estratocúmulos que envuelven al Roque de Los Muchachos formando un mar de nubes que lo convierte en un referente de la observación astronómica nocturna.
En la cima hay una veintena de observatorios internacionales, que forman un skyline muy especial y desde donde los aficionados a la astronomía pueden observar las estrellas.
Siempre con unos tiempos muy diferentes a los que tenemos en la tierra, como nos explica Miguel Fuentes, guía del Centro de Visitantes del Roque de los Muchachos, un espacio museístico que acerca el universo a los turistas. "Cuando observamos la estrella más próxima, Alfa Centauri la estamos viendo como era hace 4,2 años luz y por ejemplo, el sol lo vemos como era hace 8 minutos es lo que tardan en llegar los fotones de luz a nosotros".
Acabamos nuestro recorrido observando el rojo que reflejan los 250 espejos esféricos del telescopio Cherenkov, cuando en las noches de niebla los iluminan los láseres. Es como entrar en una dimensión espacial. En el centro de visitantes Robert Gisbert, coordinador de la Red de Centros de Interés Turístico de La Palma, nos muestra de forma práctica la variedad de rangos de espectros que captan los telescopios.
"Cada uno según sus características trabajan en diferente rango. Empezamos con los rayos gamma, luego serían los rayos X, bajamos al ultravioleta, el infrarrojo o la radiofrecuencia. Entonces depende depende del telescopio cada ctelescopio trabaja con diferentes efectos".
Entre el universo y la tierra, la isla de La Palma nos muestra su gran y sorprendente variedad de colores.
Viajamos a La Palma con Iberia Express, la aerolínea que más vuelos tiene entre Madid y la isla.
En el año 2022, la compañía de medio y corto radio -low cost de Iberia y del holding IAG- transportó a más de 150.000 pasajeros entre el aeropuerto de Barajas y La Palma, año récord para Iberia Express que superó incluso el número de pasajeros de 2019. Además, en 2022 realizó más de 1.000 vuelos anuales entre ambos destinos, superando por primera vez esa barrera.
La compañía aérea, nacida en marzo de 2012, ha estado siempre muy comprometida con La Palma para apoyar la llegada del turismo durante todos estos años, en especial tras la crisis del volcán en la que mantuvieron la misma operativa en todo momento.