Turismo sostenible: respeto a los Derechos Humanos y la naturaleza
martes 1.ago.2023 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Foto: Reuters/ Marco Wanske
Hoy vamos a profundizar sobre el turismo respetuoso con el medio ambiente y los Derechos humanos. Algo que siempre debería estar indisolublemente ligado.
Empezamos en la Selva del Darién, de unos 5.800 kilómetros cuadrados y una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo, que ahora se ha convertido en un atractivo para los más ricos. Dos realidades que coexisten, aunque separadas unas decenas de kilómetros. Mientras los migrantes caminan más cerca de la costa panameña del Caribe, los turistas lo hacen por la costa del Pacífico.
Es una ruta inhóspita, un itinerario verde que se sitúa entre el edén de los turistas y el infierno de los migrantes, que huyen de la pobreza y en la que, desgraciadamente, mueren decenas de ellos.
@xavierserranoooficial El tapón de la muerte, El Darien........ #venezuela #usa ♬ sonido original
El Darién hace frontera entre Panamá y Colombia, que comparten una selva espesa y profunda que alberga una de las biodiversidades más ricas del mundo, y como atractivo turístico cruzarlo cuesta unos 3.600 euros. Los turistas buscan sobrevivir a una "aventura".
"Todavía es un área salvaje donde ni siquiera hay una carretera que conecte Panamá y Colombia. Así que para ellos es muy atractivo disfrutar de una gran porción de selva tropical lo que aumenta el sentido de aventura", dice Mick, guía de la empresa alemana que organiza el viaje.
Marco, es un turista alemán que ya ha realizado este tour, que a pesar de las facilidades de las agencias, no deja de ser muy duro.
"Bueno, yo diría que todos tenían heridas leves, ya fueran marcas de presión en las caderas y los hombros de la mochila, ampollas en los pies. Después de un tiempo, muchos desarrollaron úlceras tropicales, que es un hongo que afecta los pies y luego se revienta. Eso es muy doloroso."
Jugarse la vida por una fotografía a 54 grados en el Valle de la Muerte
El valle de la muerte, es otro lugar de paso para los inmigrantes, aunque menos utilizado que el Río Grande. Este año ha recuperado su popularidad por las temperaturas extremas que se han alcanzado y que habitualmente comportan para muchos emigrantes su muerte.
Centenares de personas han visitado el Parque Nacional, especialmente la zona que se encuentra a unos 85 metros por debajo del mar, para comprobar en propia persona que se siente con un calor sofocante de 54 grados.
Riadas de personas han desoído las advertencias de las autoridades. Este deseo que sienten algunos por experimentar sensaciones desconocidas puede ser peligroso y siempre es conveniente seguir las instrucciones de las autoridades.
Las olas de calor no son visualmente tan dramáticas como otros desastres naturales, pero los expertos dicen que son más mortales.
En el Valle de la Muerte durante el mes de julio han muerto de sed y por golpes de calor al menos 5 turistas, cuando ante estas condiciones extremas, el sentido común aconseja evitar el lugar. La mayoría lo hacen solo para tomarse una foto.
El lugar más buscado es la pantalla digital instalada en Furnace Creek, que da una lectura de calor no oficial. También Zabriskie Point o las dunas de arena plana de Mesquite.
William ha llegado desde las Vegas y muestra el motivo tan irracional que mueve a estos visitantes. "Me gustaría ir a un lugar como el Everest, para decir, lo lograste, lo escalaste, así que cuando ví que en el valle de la Muerte iban a alcanzar estas temperaturas extremas, me puse en marcha el primer día para vivir esa experiencia".
"Tus brazos y tu cara están ardiendo". "Hemo traído tres neveras y mucha agua, además envolvemos con ziplocs el móvil para que siga funcionando y poder tomar fotos". Si no lo cuidas no puedes tomar la foto y después de hacer tantos kilómetros eso es muy decepcionante", insiste William.
Sequía en el lago Titicaca
En otros puntos del planeta hay zonas turísticas que están gravemente afectadas por el cambio climático que afecta a su economía de subsistencia y les preocupa la repercusión negativa que puede tener sobre el turismo
"Es muy preocupante ver cómo las aguas del lago Titicaca han caído sustancialmente", dice Jaime Mamani mientras camina por el lecho seco y agrietado de uno de los mayores lagos de agua dulce del mundo. Su familia vive desde hace miles de años en la orilla de la costa boliviana. Más allá, encuentra una barca abandonada en medio de plantas secas. Antes, el agua llegaba hasta allí.
Las autoridades de ese país han emitido una alerta de extrema sequía para esta zona, una de las más turísticas del país, pero el problema todavía es más grave, porque preocupa las condiciones de vida de las comunidades indígenas aymaras que depeden del lago para sus sustento y el de sus animales y temen que la sequía pueda afectar permanentemente a la flora y la fauna de la región. También en la ciudad peruana de Puno alertan sobre la situación de esta masa de agua compartida por Bolivia y Perú.
Justina Condori, tiene 58 años, es una balsera boliviana, que habitualmente traslada a turistas por las aguas del lago. "Estamos tristes que ya no va a llover, que va a haber hambruna. Ya estamos tristes por eso porque el agua ha caído a más de tres metros de donde estaba habitualmente".
Las autoridades bolivianas están preocupadas tanto por la afectación directa a la población como por el impacto potencial en el turismo internacional.
"No hay aporte de agua de ninguna de las cuencas ni de las lluvias, es Se espera que el nivel del agua continúe disminuyendo en una magnitud similar y las proyecciones nos dicen que probablemente tendremos niveles mínimos de agua muy bajos, incluso extraordinarios, este año".
Este tesoro natural es uno de los miles de lugares afectados por el calentamiento global en todo el planeta y que se ha convertido en una amenaza para los residentes y en una reducción del turismo, importante fuente de ingresos para sus ciudadanos.
La disminución del caudal del lago Titicaca podría estar solo en su fase inicial debido a una sequía temprana que se ve afectada por fenómenos como El Niño y continuará los próximos meses.
Calor extremo e incendios en el Mediterráneo
También en el Mediterráneo hemos visto como el cambio climático está afectando al turismo, con olas de calor que han llegado a los 48 grados en algunas zonas, pero que han estado por encima del promedio de un mes de julio. Eso sin mencionar los terribles incendios como los de las islas griegas que han obligado a evacuar a unos 30.000 turistas y siete localidades.
La necesidad de salvar a tantas personas supone un esfuerzo logístico, económico y de seguridad muy importante, además de que deja zonas arrasadas que pierden su atractivo turístico para los añs venideros. España o Italia, tampoco se libran de esa pesadilla, y además pueden ver como disminuye el turismo de sol y playa o cultural, que es una parte importante de su economía.
Annabel es una turista australiana que visitó Roma en los días de máxima calor. "Reservamos hace un año, así que tuvimos que seguir con el plan previsto, pero nunca pensamos que llegaríamos a 40 grados".
El suizo Andreas ha buscado una sombra y una de sus estrategias para soportar el calor es ir buscando parques para relajarse y beber mucha agua.
"El calor es horrible, todo es muy húmedo" dice la estadounidense Dalphna, que se plantea volver al hotel en lugar de caminar. La polaca Agatha escogió Madrid para sus vacaciones. "Prefiero elegir otro destino o regresar a esta ciudad en otra época del año, cuando haga más fresco".
El brasileño Murilo piensa lo mismo, que cambiaría sus fechas para venir, aunque la argentina Guadalupe, no cree que el calor le condicione su lugar de veraneo.
Las altas temperaturas en el sur de Europa, una de las regiones más turísticas del mundo, podrían provocar un cambio duradero en los hábitos turísticos, con más viajeros eligiendo destinos más frescos o cambiando sus vacaciones a primavera u otoño para esquivar el calor extremo.
El turismo internacional ha descendido en esas zonas un 10% este verano en comparación al año pasado, según datos de la Comisión Europea de Viajes, la ETC. Por contra destinos como República Checa, Dinamarca, Irlanda y Bélgica han aumentado sus visitantes.
El 7,6% de los viajeros ven como una preocupación viajar entre junio y noviembre. Además turistas como los británicos, alemanes o nórdicos pueden decidir quedarse en sus países donde tienen unas temperaturas más altas y suaves y no tienen que desplazarse largas distancias para relajarse unos días junto al mar.
La masificación turística agota a los vecinos y a la naturaleza
Hablamos ahora de otro tipo de derechos humanos y turismo. La masificación de muchos lugares urbanos, naturales e históricos, que tensan la relación entre turistas y residentes. Varias ciudades han puesto límite a la entrada de cruceristas en el centro histórico.
En Ámsterdam, han aprobado prohibir por completo el acceso de los cruceros a la terminal de la capital neerlandesa y no es la única. En Venecia, no dejan que entren en el centro de la ciudad, la croata Dubrovnik, ha acordado que entren al puerto de forma escalonada, dos cruceros por día y con un máximo de 4.000 pasajeros.
La griega Santorini ha puesto un límite de 8.000 personas diarias. En la francesa Marsella también denuncian la masificación que suponen la llegada de estos barcos. Igual que ocurre en Barcelona.
CLIA, la patronal mundial de las navieras, calcula que en 2023 habrá unos 33 millones de cruceristas en el mundo, ligeramente superior a 2019. Los cruceros que navegan los mares de Europa han aumentado entre un 23% y un 24% respecto a los niveles previos a la covid-19
Eso tensiona de nuevo a las ciudades que reciben este tipo de turismo. Curiosamente en una encuesta realizada en la capital catalana hace unas semanas, se constataba que el 53% de los turistas de crucero que visitan Barcelona consideran que hay demasiada gente, coincidiendo en ese punto con las críticas de los residentes de la ciudad. El estudio se realizó entre 4.000 visitantes que pernoctaban en la ciudad condal o que iban a pasar el día.
Otros datos que se obtuvieron de este estudio de la Universitat Rovira i Virgili es que pasan unas cinco horas y media en la ciudad y que la concentración de los flujos de visitantes en las principales atracciones turística afecta a sus desplazamientos, a la calidad de vida y que han llegado a evitar algunas de estas zonas para no encontrarse con esta problemática.
Por otra parte el 90% considera agradable su visita, el 80% se ha sentido seguro en Barcelona y el 58% asegura que hay lugares suficientes para sentarse a descansar.
No es un problema que afecta solo a Europa. También otros lugares del planeta toman medidas.
En la tailandesa Maya Bay, una playa paradisíaca en la isla de Koh Phi Phi Ley, cerró entre junio de 2018 y enero de 2022, para facilitar la restauración completa de los arrecifes de coral, que había sido devastado por los turistas que querían visitar el lugar donde se grabó la película La playa en 2010. Ahora se ha reabierto de forma limitada.
En Japón, el monte Fuji, ha visto como se disparaban las reservas de refugios tras la pandemia, y ya han pedido límites a las multitudes que se acercan hasta el pico más alto del país asiático, que solo es accesible en verano. Otro lugar es Machu Picchu, donde actualmente solo pueden acceder diariamente unas 4.000 personas.
Las imágenes de turistas trasladados en avión desde las playas italianas o transportados en ambulancias desde la Acrópolis de Atenas por golpes de calor han alertado a autoridades y responsables turísticos.
El turismo en zonas donde otras personas se juegan la vida o donde la vulnerabilidad de los ciudadanos puede aumentar con la masificación turística deberían hacernos reflexionar sobre la visión que todos tenemos de disfrutar de unas felices vacaciones.
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