Lovaina, un tesoro desconocido de Bélgica
domingo 7.ene.2024 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Cuando el joven Dieric Bouts llegó a Lovaina, en la década de 1410, tenía unos 20 años y la ciudad era un hervidero de gente. Aunque no estaba en su pleno apogeo, sí era una ciudad boyante. Miles de trabajadores estaban construyendo el ayuntamiento, la cercana iglesia de San Pedro y la Universidad Católica, la primera que se levantó en Bélgica hacia 1425.
La KU Leuven, como se la conoce popularmente, es la más grande del país y una de la más antiguas del mundo.
La capital brabanzona trataba de superar los horrores de la guerra y la peste vivida el siglo anterior y comenzó una fiebre constructora. En ese momento de efervescencia creativa llegó este joven pintor que esperaba ganarse la vida pintando y realizando obras para los ricos de la ciudad.
"No sabemos nada de Bouts", nos dice Peter Carpreau uno de los máximos expertos en su obra. "Conocemos muy pocos detalles, alguna fecha. Ni siquiera sabemos donde nació, sí está confirmado que estaba en la ciudad en 1448, que se casó con la hija de uno de los hombres más ricos de Lovaina, que tuvo dos hijos y dos hijas, los hombres fueron pintores y las mujeres ingresaron en un convento... y que un año antes de su muerte volvió a casarse".
"También sabemos que en la casa que vivía tenía un pequeño viñedo en el jardín". Actualmente la vivienda forma parte de las dependencias que la Universidad Católica de Lovaina tiene distribuidas por la ciudad.
La visión del mundo estaba cambiando. No todas las respuestas existenciales se buscaban en la iglesia, sino que el futuro también estaba en las manos de los ciudadanos.
También cambió el arte. Las imágenes ya no estaban reservadas a la aristocracia o a la iglesia, sino que las obras de arte entraban también en las casas de los ricos.
"Había mucho trabajo, sobre todo después de que él llegara, porque todos los edificios, como el ayuntamiento o la iglesia, tenían que diseñar los interiores. Esa puede ser una de las razones por las que Bouts vino a Lovaina".
Universidad Católica de Lovaina. Foto: angelaGonzaloM
Elsy Vandezande, guía turística en esta ciudad belga, nos explica que entre los siglos XI y XIV había sido un importante centro comercial del ducado de Brabante, productor de telas de gran calidad. Todavía se puede adivinar la grandeza del gran salón de los paños, convertida posteriormente en la Universidad. La guerra de los 100 años supuso el hundimiento de su economía.
"En el siglo XIV la industria de textil se deterioró por la guerra de los 100 años entre Inglaterra y Francia. Nosotros pertenecíamos a Francia pero importábamos buena lana de calidad como la merina de España, pero también de Inglaterra y la importación se paró inmediatamente y la industria se paralizó".
Lovaina, Leuven en neerlandés, muestra orgullosa su ayuntamiento, Stadhuis, decorado con más de 230 estatuas de personajes locales, bíblicos y santos envueltos en encajes que parecen elevar todavía más las seis agujas de este imponente edificio del gótico tardío.
Situados en filas, en la planta más baja están las figuras de artistas y académicos. En la primera, santos y patrones y en la segunda la nobleza. En la parte superior encontramos las escenas bíblicas que advierten a los ciudadanos que se mueven entre el pecado y el castigo divino.
Una de las vistas más impresionantes de la ciudad se puede disfrutar en la plaza Fochplein, que permite ver el conjunto de tres de los edificios más importantes de su casco antiguo: la iglesia de San Pedro, el Ayuntamiento y el Tafelrond o Mesa Redonda gótica que fue construida a finales del siglo XV por el mismo arquitecto del ayuntamiento.
Eran tres grandes casas que formaban un único edificio, compartían buhardillas y torreones y cada una tenía una puerta y una escalera. Sobre las vidrieras se podían ver numerosos escudos de armas. Poco después fue destruido por un grave incendio y ha sido reconstruido en varias ocasiones. En la plaza de la Grote Markt, se encuentra la Fuente de la Sabiduría, del escultor belga Jef Claerhout.
Dieric Bouts pintó en el interior de la iglesia de San Pedro su obra maestra. En el mismo lugar en el que continúa más de cinco siglos después. Aunque no era un genio, ni un magnífico descubridor pintaba lo que se esperaba de él con brillantez.
Los Hermanos del Santo Sacramento le pidieron que dibujara un tríptico sobre la Última Cena para el templo. Hoy en día, más de quinientos años después, sigue colgado en la misma capilla.
"El contracto especificaba claramente todo lo básico que debía tener la pintura, nos explica el experto en Bouts, Peter Capreau. El sacramento de la última cena en el centro y en los paneles laterales escenas del Antiguo y Nuevo Testamento.
Y tendría profesores de la Universidad para que no cometiera errores conceptuales en la composición. Bouts dedicó cuatro años a pintar el tríptico y se estipulaba que no podía dedicarse a crear otras obras.
La Hermandad del Santo Sacramento no escatimó esfuerzos ni dinero para que fuera una auténtica obra de arte y utilizaron pigmentos de gran calidad, muy caros en aquella época.
Esta pintura tiene una historia truculenta. En sus quinientos cincuenta años, el tríptico de la famosa escena bíblica, ha sido desmembrado en varias ocasiones. Las alas han sido robadas y devueltas muchas veces, mientras el centro siempre ha permanecido en la iglesia.
La artista estadounidense Jill Magid, ha creado una performance basada en las idas y venidas de la obra de Bouts. "Migración de las alas. Fuera de Horas". Ha compuesto una música relacionando esta historia vivida por la obra con las migraciones de los pájaros... Que hacen viajes de ida y vuelta y al final siempre regresan a su lugar de origen.
"Me inspiré en una especie de vuelo nocturno de las aves y llené la iglesia con sus sonidos". El encargado de poner las notas musicales fue el clarinetista Stuart Bogie, que llenó con sus sonidos todos y cada uno de los rincones del templo.
La sobrecogedora iglesia de San Pedro, muestra su grandeza en el exterior y en el interior con pinturas, esculturas y reliquias. Se puede visitar fuera del horario de misas. Su campanario está incompleto porque se quedaron sin fondos para finalizar su construcción. Lo diseñaron para alcanzar los 170 metros de alto, pero se quedó en 50.
De su rico patrimonio interior, además del tríptico de la Última Cena destacan las sepulturas de Enrique I de Brabante, su esposa Maltilde y su hija María de Brabante.
Paseamos por el Mercado Viejo, el Oude Markt, por el que el pintor flamenco cruzaba casi a diario y que encontraba siempre lleno de gente. "Cuando iba de la iglesia a su casa tenía que pasar por aquí", nos dice Elsy Vandezande, "eran calles muy estrechas, oscuras, polvorientas en verano y con barro en invierno cuando llovía. Hay que imaginar que era un lugar muy ruidoso porque había gente que gritaba las mercancías que tenía para atraer a los compradores".
Actualmente es una plaza alargada llena de cafeterías y bares, muy animada con centenares de universitarios que llenan de juventud esta histórica ciudad.
Basándose en aquellos productos que se vendían en el mercado en la época de Bouts, Bart Tastenhoye, chef del restaurante Taste, ha preparado un menú homenajeando a Bouts.
"Servimos el centollo con langostinos a la plancha y perejil, de plato principal serviremos pichón francés y luego de postre una preparación local de manzanas con un pastel diminuto horneado y un helado casero de romero".
Bart nos dice que "combinamos productos que los ricos podían consumir en algún momento con otros que solo podían comer los pobres, porque en nuestra cocina trabajamos con hortalizas, que son productos muy locales, por supuesto el pescado o la carne de ave no eran para la gente común".
A pocos pasos está la Universidad, de la que también formó parte Bouts. No hay que olvidar que el centro universitario ha marcado siempre la vida de los lovanienses. Su inmensa biblioteca sufrió dos desastrosos incendios intencionados en las dos Guerras Mundiales y en la Segunda se quemaron casi un millón de libros.
Dicen que si Amberes tuvo a Rubens, Gante a Van Eyck y Bruselas a Bruegel, Lovaina tuvo a Bouts. Curiosamente vivió en una ciudad ruidosa, algo que contrastaba con la tranquilidad que imponen la mayoría de sus obras, que generalmene no expresan sentimientos.
La ciudad belga ha organizado una gran retrospectiva del hombre que sse considera que pintó por primera vez "La Última Cena" en la configuración más icónica que se conoce.
Lo hizo unos 30 años antes de Leonardo da Vinci. Por eso se le califica a menudo como un creador de imágenes. Coetáneo de Jan van Eyck y Rogier van der Weyden formó parte de la primitiva escuela flamenca en el Renacimiento europeo.
Lovaina es, sin duda, una de las joyas belgas más desconocidas y que guarda un rico patrimonio arquitectónico, cultural, histórico y artístico.
Más información en este link Lovaina redescubre al pintor Dieric Bouts
Twitter: @angelaGonzaloM
Twitter: @Viaje_Itaca
Instagram: angela.gonzalo.m
RNE-R5 "Canal Europa"
Spotify"Canal Europa"
Ivoox: angelaGonzaloM