Masías y molinos abandonados, convertidos en hoteles de lujo
jueves 12.sep.2024 por Ángela Gonzalo del Moral 0 Comentarios
Santiago de Compostela, ciudad de secretos, rincones y piedras milenarias en la zona atlántica. Beceite, ciudad de casonas con un imponente castillo o fortaleza en la turolense comarca del Matarraña.
Un antiguo molino papelero, junto al río Sar y un antiguo torreón de vigilancia, en medio de una zona seca y árida, convertidos en remansos de tranquilidad y descanso, en hoteles de lujo.
A Quinta da Auga abrazada por el río Sar, castaños y robles... La Torre del Viso, rodeada de olivos y pinares junto al río Tastavins y las montañas de los puertos de Beceite. Dos hoteles regentados por dos mujeres. En la gallega A Quinta, Luisa Lorenzo; en la aragonesa Torre del Visco, la británica Jemma Markham. La primera acondicionó un antiguo molino de papel del siglo XVIII junto a sus padres, Luisa y José Ramón. Jemma, rehabilitó una vieja casa de campo del siglo XV con su marido Piers.
Torre del Visco. Foto: angelaGonzaloM
Ambos establecimientos forman parte de la prestigiosa marca Relais & Chateaux. Cuentan con chefs jóvenes y cultivan huertos ecológicos donde recogen las legumbres y hortalizas que más tarde cocinarán. También tienen extensas bibliotecas, amplias zonas comunes, senderos para realizar paseos y piscina para soportar el calor del verano. Tanto Jemma como Luisa quieren que sus huéspedes disfruten de la naturaleza, el arte, la comida, la tranquilidad y la hospitalidad, unos valores que ya hace tiempo habían descubierto los turistas internacionales y que cada vez atraen a más españoles.
Además, los dos establecimientos optan por la sostenibilidad y el reciclaje, minimizando los deshechos de la cocina o utilizando energías alternativas para electricidad y agua.
Viajamos hasta Teruel y Santiago de Compostela para recordar cómo el lujo se va asentando fuera de las grandes ciudades de España, y también en la España rural.
El Visco, es el nombre beceitino del muérdago, y tiene sus raíces en la cultura íbera, con numerosos restos que pueden visitarse en los municipios de los alrededores. Auga, la palabra gallega para el agua, bebe de la tradición celta, tan rica en matices culturales, musicales e históricos.
Torre del Visco, descanso en la Toscana turolense
La Torre del Visco se encuentra en Fuentespalda, aunque las poblaciones más conocidas son Beceite y Calaceite, Valderrobres o La Fresneda, -algunos de los pueblos más bonitos de España. Se llega después de cruzar unos 3 kilómetros de un sinuoso camino de piedra. Aquí se entiende y se vive la expresión "lejos del mundanal ruido".
La vieja masía con su característica torre de 1449, se ha convertido en un establecimiento de referencia de la denominada toscana turolense, en la comarca aragonesa del Matarraña. El establecimiento hotelero acaba de cumplir 30 años de apertura. Durante ese tiempo, siempre ha mantenido la misma filosofía.
Rodeada de románticos jardines de rosales, campos de olivos y otras plantas, esta finca de 89 hectáreas produce su propio aceite, hortalizas y frutas. Una de las actividades más placenteras es pasear por el huerto que miman Esteban y Mónica Cuartero. Los dos jardineros-granjeros, ellos no se definen claramente, siempre están en continua innovación, rebuscando, cuidando cada producto.
El 90% de las verduras que utilizan en la cocina son de su huerto ecológico. Tanto es así que en la temporada de algunas verduras los dos jóvenes chefs, Andrea Meza y Michel Torres, han de reinventarse para poder dar salida a todas las que les llevan a la cocina. Algo que no les asusta sino que les incita a reinventar la cocina, sobre todo cuando les llevan unos 20 o 60 kilos de la misma verdura. Un esfuerzo premiado con una estrella verde Michelin y un sol Repsol.
La carne es de productores locales y el pescado es el único producto que han de buscar fuera. Procede de las lonjas del Delta del Ebro, a menos de 100 kilómetros de Fuentespalda.
El desayuno se puede degustar en la cocina, charlando con los responsables gastronómicos del establecimiento de los productos alimentos que se están saboreando, o de cualquier otro tema relacionado con la finca.
También hay salidas culturales o de naturaleza por los alrededores o junto con Víctor Enrique Vidal Caballé, un experto en aceites, se pueden visitar los olivos y participar en una cata, una de las actividades que no se puede perder.
En las noches sin luna se disfruta de un cielo estrellado y en las frías noches de invierno de una velada junto al fuego, jugando al ajedrez o tocando el piano.
En la salida de la torre del Visco una fuente recuerda los orígenes árabes de la zona y nos regala su frescor durante las horas de más calor.
A Quinta da Auga, relax junto al Sar
Otras aguas nos reciben a unos 3 kilómetros de Santiago de Compostela. En A Quinta da Auga, el agua, aquí, sí está presente en casi todos los lugares de este hotel boutique. Un antiguo molino papelero, que en la actualidad acoge también un spa, donde muchos peregrinos que finalizan el camino de Santiago escogen para relajarse y seguir algunos de sus tratamientos.
Quizá, peregrinos lo seamos todos. Los que realizan el recorrido histórico o los que caminan por los vericuetos de la vida diaria. Unos y otros buscan lo mismo. La paz y tranquilidad del entorno para desconectar unos días del ajetreo de la cotidianidad.
Luisa Lorenzo y sus padres consiguieron transformar el antiguo molino papelero en un sugerente hotel y darle una nueva vida a un edificio que estuvo muchos años abandonado.
Más de 15 años abierto, los huéspedes buscan experiencias muy diferentes, desde el peregrino que quiere acabar el camino de Santiago dándose un lujo, al que se retira dos meses para relajarse o a la familia que pasa unos días de tranquilidad.
Sentados en el restaurante Filigrana, el maitre, Jorge Ozores, introduce al comensal en el mundo de los vinos gallegos. "Tenemos cinco regiones vitivinícolas: Monterrey, Valdeorras, Rías Baixas, Ribeiro y Ribeira Sacra". Con el interés que ponen los profesores para enseñar a sus alumnos nos explica que Rias Baixas tiene más influencia del mar, y que también se alcanza a la zona de Ribeiro, porque la corriente del viento sube por el río Miño y penetra en las montañas.
Ribeiro es sin duda la región más antigua en la producción de vinos gallegos, que ya comenzó en el siglo XX y nos detalla como son los vinos más cercanos a Portugal como Monterrey y Valdeorras. Finaliza su breve pero detallada información diciendo que "vamos a recorrer estas regiones a través de un maridaje con el menú degustación".
El chef Federico López Arcay lleva 15 años, los mismos que el hotel, prepando platos basados en la cocina local. Lo habitual es un maridaje de vinos locales, nacionales o internacionales, con un menú degustación de 7 platos. Algunos tienen tanto éxito entre los comensales habituales que se han hecho imprescindibles.
López Arcay reconoce que "es una cocina sencilla, de muy buen producto, porque aquí tenemos mucho producto kilómetro cero de mar y montaña, por eso tenemos una base muy tradicional. Quizá un poquito afrancesada, que es lo que se relaciona más con un Relais & Chateau, pero con unos puntos de cocción muy cuidado. Al final también preparas lo que quiere tu clientela y aquí buscan la tranquilidad del producto, no buscan sorpresas".
Paseamos junto al río Sar. Sus meandros parecen envolver la finca, de unos 10.000 metros cuadrados, ofreciéndole la tranquilidad que tan bien recogía Rosalía de Castro en su famoso poema relacionado con este río que pasa junto a Santiago de Compostela. Rodeados de castaños, plantas aromáticas, robles centenarios y árboles de una gran variedad. Un lugar que parece destinado a la meditación, ejercicios que muchas veces dirige el maestro Daniel Álvarez Lamas.
Cuando el tiempo lo permite la experiencia se realiza en el bosque, junto al río. Es entonces cuando durante ese tiempo acompañan al huésped el trinar de los pájaros, que continúan durante el camino por los senderos entre árboles o al disfrutar de la gran enredadera de la fachada principal, jardines, terrazas y dos huertos.
El otro sonido presente en algunas zonas del hotel es el del agua, que va recorriendo diferentes estancias del antiguo molino y caen entre helechos y raíces.
A Quinta da Auga y Torre del Visco son una muestra de cómo unos edificios abandonados en el campo se transforman en hoteles de lujo.
Twitter: @angelaGonzaloM
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