El último viaje del papa Francisco por las calles de Roma
Foto: EFE/Vatican Media
Roma se convierte hoy en escenario de un acontecimiento histórico: el cortejo fúnebre del papa Francisco. El último viaje del pontífice argentino recorrerá seis kilómetros cargados de historia, espiritualidad y simbolismo. Será el primer entierro de un pontífice fuera del Vaticano en más de un siglo, una decisión personal de Francisco, quien pidió descansar en tierra sencilla en la Basílica de Santa María la Mayor.
La ruta seguirá parcialmente el trazado de la antigua Via Papalis, la procesión que hacían antiguamente los pontífices tras ser designados entre San Pedro del Vaticano y la basílica de San Juan de Letrán, catedral de la diócesis de Roma. Esta ceremonia, rescoldo de los antiguos desfiles del Imperio romano, constituía el primer acto oficial del pontífice como obispo de Roma.
Una vez finalizado el funeral, la procesión pasará por la galería Príncipe Amadeo de Saboya, recorrerá el Corso Vittorio Emmanuele y llegará a la plaza Venezia, para luego girar hacia los Foros Imperiales.
Desde ahí, tomará la Via Labicana y la Via Merulana, dejando al fondo San Juan de Letrán, hasta llegar a la plaza de Santa María la Mayor.
Un recorrido por la historia viva de Roma
El cortejo, que comenzará tras el funeral a las 10:00 horas, avanzará a paso solemne desde la majestuosa Plaza de San Pedro. A lo largo del trayecto, los asistentes y peregrinos tendrán el privilegio de revivir la antigua Via Papalis. Un eco lejano de las antiguas procesiones imperiales que tanto marcaron la identidad romana.
Monumentos que saludan al pontífice
El recorrido pasará ante joyas inmortales como el Coliseo Romano, símbolo de la fortaleza y la fragilidad humanas. Desde allí seguirá hacia los Foros Imperiales, corazón palpitante de la antigua Roma, donde cada piedra parece susurrar historias de gloria y decadencia.
Posteriormente, el cortejo avanzará por la galería Príncipe Amadeo de Saboya y el Corso Vittorio Emanuele, un vibrante bulevar que une el ayer y el hoy de la capital italiana, hasta llegar a la plaza Venezia, vigilada por el imponente Vittoriano, como se denomina al colosal monumento de Víctor Manuel II.
Situada a los pies de la colina capitolina, allí se unen cinco de las calles más importantes de la ciudad: la Via dei Fori Imperiali, el eje Via Cesare Battisti-Via Nazionale, Via del Teatro di Marcello, la Via del Corso y el eje Via del Plebiscito-Corso Vittorio Emanuele II.
Foto: Vatican Media / Europa Press
Un homenaje a los humildes
Fiel a su estilo, Francisco será acompañado en su último viaje por "los pobres y necesitados", quienes ocuparán un lugar de honor en la ceremonia, un gesto que reafirma su legado de humildad y cercanía a los más vulnerables.
Además, para que nadie se pierda este momento de unión espiritual, se instalarán cuatro pantallas gigantes a lo largo del recorrido, permitiendo a unos 200.000 fieles seguir cada paso de la solemne despedida.
Santa María la Mayor: su descanso elegido
Finalmente, la procesión culminará en la majestuosa Basílica de Santa María la Mayor, un templo que guarda siglos de devoción y belleza. Allí, en un rincón discreto y sin adornos, descansará el papa Francisco, bajo una simple inscripción en latín. A partir de entonces, visitantes de todo el mundo podrán rendirle homenaje en un rincón sagrado de la Roma eterna.
Lugares de máximo interés turístico
Foto: EFE/ Giuseppe Lami
Roma es una ciudad donde el tiempo respira entre piedras antiguas y callejuelas sagradas. Os proponemos recorrer una especie de ruta de la eternidad, una travesía que sigue el cortejo fúnebre del papa Francisco, transformada para muchos fieles en una experiencia única de historia, fe y emoción. Para los visitantes y turistas, algunos de los puntos más interesantes de la ciudad eterna.
Este sábado no es el mejor día para visitar la capital italiana, debido al impresionante dispositivo de seguridad que se ha establecido en todo el recorrido y que incluye también los alrededores de Santa María la Mayor, la basílica donde va a ser enterrado el Papa. Ambos puntos están separados por apenas 5 km.
Plaza de San Pedro: el corazón que late fuerte
En la Plaza de San Pedro, bajo la inmensidad de su columnata que abraza al mundo, iniciamos nuestro recorrido. Aquí, en el mismo lugar donde millones de fieles se congregaron para escuchar al papa Francisco, puedes sentir aún la vibración de sus palabras sobre esperanza, compasión y humildad.
Tip viajero: Llega temprano para ver la luz del amanecer filtrándose entre las columnas, una visión casi mística.
Via della Conciliazione: la conexión de dos ciudades
Cruza la Via della Conciliazione, la gran avenida que conecta San Pedro con el centro histórico de Roma. Imagina el cortejo avanzando lentamente, acompañado por los rezos de miles de peregrinos silenciosos.
Tip viajero: Aprovecha para hacer un pequeño desvío hacia el Castillo de Sant'Angelo, donde arte e historia dialogan frente al Tíber.
El Coliseo: testigo milenario
Sigue la ruta hasta el Coliseo, símbolo de la eternidad de Roma. Este anfiteatro, que vio el dolor y la gloria de siglos pasados, ahora rinde homenaje a un papa que luchó siempre por los marginados.
Tip viajero: Contempla el Coliseo al atardecer, cuando su piedra dorada revive bajo los últimos rayos de sol.
Foto: Joan Mas/EFE
Foros Imperiales y via Labicana: Ecos de imperios
Camina junto a los Foros Imperiales y sigue la Via Labicana, senderos de emperadores y pontífices. Cada paso aquí es un encuentro con la historia viva: templos en ruinas, columnas solitarias y memorias grabadas en mármol.
Tip viajero: Si puedes, haz el recorrido a pie para empaparte del espíritu solemne y grandioso de este tramo.
San Juan de Letrán: la catedral romana
Aunque el cortejo no se detendrá en la Basílica de San Juan de Letrán, su imponente silueta quedará al fondo del camino, recordando su importancia como catedral de Roma. Es una de las iglesias que se deben visitar cuando se realiza el denominado peregrinaje de las siete iglesias de Roma para alcanzar la indulgencia plenaria en Año Santo.
Tip viajero: Entra a admirar sus puertas de bronce, traídas del mismísimo Senado romano.
Santa María la Mayor: la serenidad
Finalmente, la ruta culmina en la Basílica de Santa María la Mayor, un refugio de fe y belleza serena. Aquí descansa Francisco, en la tierra humilde que él eligió. Su tumba, discreta y conmovedora, invita a la reflexión y a la oración silenciosa.
Tip viajero: No te pierdas el mosaico del ábside, un tesoro de colores que parece flotar en el aire.
Esta ruta no solo conecta monumentos, sino que une corazones, tiempos y esperanzas. Un viaje que invita a caminar despacio, mirar profundo y sentir la grandeza de la ciudad eterna.