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Indignación

Las listas de libros de mayor éxito en Francia llevan cuatro meses encabezadas por un manifiesto ético de treinta páginas escrito por un anciano: Indignaos, de Stéphane Hessel ha vendido más de 1.700.000 ejemplares. Un inesperado fenómeno editorial y político que empieza a saltar fronteras en esta Europa desencantada y desconcertada. Ha sido traducido a veintitrés idiomas, y en España --editado por Destino, con prólogo de José Luís Sampedro-- ha superado los 170.000 ejemplares en menos de un mes. Una difusión que, a juicio del filósofo José Antonio Marina, resulta absolutamente incomprensible porque el libro es muy poquita cosa, pero actúa como catalizador.

El breve texto de Hessel no ofrece nada nuevo ni sorprendente. Se limita a denunciar los últimos retrocesos sociales. Y, frente a la pérdida de valores éticos, insiste en recuperar los viejos ideales de la izquierda europea. No pasa de ser un grito de alarma, un toque de atención ante lo que está sucediendo, como señalaba Nicolás Sartorius en Informe Semanal, porque la democracia ha perdido muchísimo terreno que ha sido ganado por poderes económicos que no están elegidos.

Stéphane Hessel llama a la indignación como motor de la protesta, ante el enriquecimiento amoral y la impunidad de los responsables de una crisis cuyas facturas pagan los sectores más débiles, y frente al abismo de la desigualdad entre pobres y ricos en un planeta sometido a una sobreexplotación de recursos insostenible. A sus 94 años este antiguo miembro de la resistencia contra los nazis, que fue uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos, alza su voz en el enorme vacío ético causado por quienes Jean Ziegler denomina los nuevos amos del mundo: las grandes corporaciones financieras internacionales. Y su eco resuena en un ambiente de inquietud ciudadana generalizada, ante la amenaza de recorte y desaparición de algunos logros sociales que se alcanzaron en Europa durante la segunda mitad del siglo XX.

Con el hablar pausado de quien se sabe ya en la última curva de un largo camino, Hessel proclamaba ante las cámaras de Informe Semanal que no basta con indignarse, pero que tras la indignación se encuentra la superación de una cierta pasividad, de la indiferencia, e incluso de un cinismo que es muy peligroso, con muchas formas de movilización posibles. Ziegler lleva mucho tiempo predicando una revolución de las conciencias frente al orden criminal del mundo. La indignación podría servir de detonante.

Tiene razón Hessel al decir que el enemigo está hoy mucho menos claro que hace setenta años: la perversidad del fascismo resultaba evidente y figuras tan siniestras como Hitler, Franco o Mussolini encarnaban el mal. Quienes manejan los hilos de la explotación mundial, los verdugos de pueblos, son una legión de ejecutivos que se sientan en todopoderosos consejos de administración. El horror de un mundo extremadamente injusto se dibuja cada día en los telediarios. Pero la identidad de sus principales responsables se difumina tras los nombres comerciales de grandes corporaciones, cuyas ganancias se multiplican al mismo ritmo que se incrementan las cifras de la pobreza en el mundo.

Mil millones de hambrientos en un planeta capaz de alimentar sobradamente al doble de su población actual es un motivo de indignación indiscutible. Lo es también la cifra que cuatro millones de jóvenes sin trabajo en España, como señalaba un Marina sorprendido por la pasividad general ante una situación intolerable. Frente al desgaste de los partidos y sindicatos, que comentaba Sartorius, hace falta algo más que los viejos instrumentos del casi desaparecido estado nacional.

¿Qué hacer? La antigua pregunta de Lenin sigue sin respuestas claras. Hessel no llama a la insurrección sino que se obstina en confiar en que el sistema político aún sea capaz de ofrecernos respuestas eficaces para conjurar las amenazas de un profundo retroceso. La indignación, si se manifiestara, si se dejara sentir de modo escandaloso, tendría que alumbrar nuevos mecanismos, esperanzas y soluciones.

204 Comentarios

Lo tengo en tareas pendientes Vicente, me encantó el resportaje (tuyo) de "Informe Semanal".Un abrazo.

Sí, es verdad, Hessel es un hombre tranquilo y seguro de sus ideales. Le conocí en Bil´in, cerca de Ramalla, en una manifestación pacifista que realizan los habitantes de allí cada viernes contra el muro que les está cercando y apretando el cogote en cada metro que avanza... Hessel estuvo allí empuñando la bandera de la libertad, y a los hebreos les dio lo mismo. No respetaron ni siquiera los 90 años que tenía en ese momento... y aceptó los golpes con la misma tranquilidad con la que habla... es un hombre valiente!!! Me alegro de su éxito.
Vaya también desde aquí mi más sentido pésame a los alumnos de teatro de Juliano Mer Khamis en el campo de refugiados de Jenin... ¡Oh, Jenin Jenin! cuande te dejarán vivir en PAZ.

Estimado Vicente: No sé si sabes el cuento de la rana, que se baña en el agua de una olla que esta puesta en el fogón de la cocina; cuando ella se metió, el agua estaba fría, ha ido poco a poco calentándose, pero no se da cuenta de esto, y termina cocinada. Creo que nos está pasando lo mismo, la injusticia nos párese normal, la explotación de los pobres creemos que es natural, cuando viajamos por diferentes países y encontramos el mismo shampoo o cualquier otra cosa de uso corriente, nos alegramos. El problema es que estamos igual que la rana, ¿nos aniquilaremos antes de darnos cuenta? Creo que Hessel esta equivocado cuando aun tiene esperanzas en la izquierda, esta también esta como la rana. Al menos en América Latina. Creo que la fuerza está en las personas común y corriente, nosotros podemos cambiar esto. Gracias a Dios existen las redes sociales. Debemos indignarnos, pero no es suficiente, debemos actuar. Y ya, no mañana. Un fuerte abrazo,

No hay esperanza en ninguna política.
Habrá esperanzas en los seres humanos, en los seres humanos que alcancen la sabiduría y la pongan en práctica.
La política, todas las poíticas están al servicio del poder, del dinero y detrás de todas esas sombras grises que son las que al fin y al cabo intentan dominar y doblegar a la humanidad.
Gracias Vicente por tu gran blog

Hola a todos.
Hay que buscar esperanza e ilusión, seguido realizar las tareas pendientes: mejorar nuestras actitudes con los demás, nuestro consumo, no perder energía con la intoxicaciones o estímulos que nos propone el sistema y la participación ciudadana, cada uno en la que crea, ilusione o motive.
Personalmente creo que hay que apostar por organizaciones alternativas ( que realicen acciones, propuestas o ideas distintas) que prosperan por todos los lugares, grupos de consumo, de apoyo mutuo, de trabajos comunitarios, producciones alimentarias comunitarias y los grupos que propongan mejorar el sistema o realizar cambios como malestar.org, nolesvotes, democracia real, objeción fiscal.
Cada uno que busque personas, ciudadanos, organizaciones que le motiven e ilusionen y si una nos defrauda a por la siguiente

Quizá la juventud española lea el libro y definitivamente se termine indignando... ¡ante el precio de la botella de litro de cerveza!

Vi el reportage y me gustó mucho. Este sábado, como por fin se celebra la feria del libro en Valencia, me lo compraré. Ya sé que no responde comentarios, pero me llamó mucho la atención, durante el programa, una escena en la que el anciano Hessel le enseñaba fotografías en el saloncito donde le entrevistó. No debe ser fácil conseguir esas imágenes; que un extraño entre en tu casa a celebrar una entrevista y acabar viendo fotografías. Seguro que también le invitó a una cerveza. Enhorabuena por el reportaje.

Morfológicamente:
INDIGNAR: verbo en modo infinitivo; 1ª. conjugación.
OS: pronombre personal de 2ª. persona; número plural.
Por lo tanto, lo correcto es:
INDIGNAROS: (Que os indigneis). Así, sí.

indignarnos podemos indignarnos pero leyendo el cuento de la rana mientras no saltemos de la hoya, nos estaremos cocinando, o sea que basta cada uno desde su lugar, ha de decir basta.

A propósito ..., ¿Cuál es la opinión autorizada de Abraham?

No se a que Abraham se refiere Chiri...
Pero las santas Maria del perdón dicen:
no hay marcha atrás. Para adelante con ellos.

Un concepto de mente de pobre:
La contribución, de algo tienen que comer los animalitos.
En terminos del pastoso: impuesto aquí, impuesto allá, y carroza para ir a cenar.

la indignación sólo nos puede conducir a la revelación. Y, es la invitación que nos hace Hessel.
Yo me pregunto y pregunto a mis cercanos:

¿Recuerdas cuando éramos los ciudadanos, y no los mercados, quienes decidíamos nuestro futuro?

La respuesta no puede ser otra que revelarnos contra un sistema que nos oprime.

Yo, el siguiente paso que daré será el día 22, nos vemos allí.
http://bit.ly/kd02MP

¿Cuándo te dan el Premio Nobel de la Paz?
Bueno, ni falta que hace, jaja
Quienes te conocemos ya sabemos que es un galardón que te rebajaría.
Dale, campeón, que los grandes sabios estamos contigo!!

Los barcos de la otan también son útiles para embarcar náufragos. No hay que olvidar que la otan nació para mantener la PAZ ENTRE LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD.

En esta España de alpargata y guitarra, continuamos resistiendo bien las televisivas tarumbas de algunas cadenas de televisión, que están presentes en la mente de todos (exceptúo rtve.)

¡Vaya, vaya!... Resulta que Bin Laden era un golfo redomado: rodeado de concubinas, viendo vídeos 'porno' y consumiendo drogas duras... ¡Bien, bien!...

... revelar..., relevar..., rebelar... He ahí las diferencias...

La mecha se ha encendido y ahora estamos en las plazas, a pesar de los poderosos no nos moverán.

... Pero eso no les puede hacer mucha gracia a los "poderosos": recuérdense los casos de Grecia y los de las países árabes...

Pero... ¿qué es lo que quieren estos jóvenes?

"La mecha se ha encendido", dice. Sólo le falta entonar el "Allons enfants de la Patrie ..."

Curioso lo que he encontrado... curiosísimo... a la vista de los acontecimientos resulta esclaecedor. Nadie está hablando de éste libro en éstos días.
La única contradicción está en el mensaje de los indignados españoles que hablan de no ir a votar y la del autor que sigue confiando en el sistema democratico.
Yo estoy muy indignada concepto que se ha definido claramente.
Gracias por la aportación.

El Poder corrompe ... ¡¡SIEMPRE!!

Vicente, echo de menos sus escritos. Entro cada día para ver si ha actualizado. Casi 2 meses sin noticias. Imagino que estará liado trabajando duro! Ánimo y suerte.

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Vicente Romero


Vicente Romero es uno de los reporteros más veteranos de TVE. Desde este blog cuenta sus viajes a los lugares donde viven los más desfavorecidos del mundo. Si hace falta izar una bandera de palabras para definir contenidos e intenciones, puede servir el verso de José Martí que da título a este blog.
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