Saramago y la felicidad
Pilar del Río, la compañera que mantuvo vivo a José Saramago durante los últimos años y que sostiene su presencia entre nosotros, cuenta que, un par de días antes de morir, el escritor le dijo: somos felices, ¿verdad?, somos felices. Fue la última pregunta de un hombre que ya conocía todas las respuestas, que supo resolver las grandes dudas con una coherencia admirable. Al cabo de una larga vida de luchas, marcada siempre por el impulso ético, el escritor --intuyendo que no iba a tardar en dormirse-- buscó una vez más la serenidad en los ojos de su mujer, con una pregunta que contenía el mayor anhelo del hombre y, también, el balance final más hermoso que pueda hacerse.
Luz dijo
Grande Saramago, el escritor, la persona. Grande hasta el final.
07 mar 2012
Iris dijo
Así és, el tenia a su lado a alguien para preguntar, premio Nobel, culto, toda su sabiduría no es capaz de dar respuesta a la pregunta que hace a su mujer, porque en esos momentos uno se desprende de lo que fue, quedarse espiritualmente como un recién nacido.
08 mar 2012
Mario dijo
Tuvo la suerte Saramago de tener a una mujer a su lado, a un ser que lo amaba y lo acompañó, que supo responderle como antes acompañarle. Sentir que estaba allí era parte fundamental de la felicidad. Qué envidia da, saberse, creerse feliz al final de una vida.
08 mar 2012
Agustí Fenolles dijo
Sobrio y elegante hasta el final, humano, cercano, Saramago sigue entre nosotros. Gracias, Pilar.
09 mar 2012