Por el bien común
Hablemos claro. No tengamos reparos en decir en voz alta lo que nos da vueltas en la cabeza. Ni en retener nuestros argumentos por miedo a usar palabras que parezcan demasiado espontáneas o inocentes. Hay dos personas de las que he aprendido esta forma de comportamiento. Una la conocí hace un par de años: la escritora Isabel Núñez, valiente con sus convicciones, defendió un azufaifo a punto de desaparecer por el hormigón en Barcelona y organizó todo un movimiento vecinal en su defensa. Paseaba por la ciudad, cada vez más mutilada, evitando las zonas de las plazas duras y buscando en los terrados o los altos de las casas un resquicio de ver...