Abierta la temporada de lagos
martes 17.jun.2014 por Carolina Jaque 1 Comentarios
Hace dos o tres semanas mis amigos inauguraron la temporada de lagos y yo, para mi desesperación, no me pude unir. Pero esta última semana me he desquitado. ¡Por lo menos he ido ya tres o cuatro veces a un lago! Y sí, lo pongo entre signos de exclamación porque me encanta. Es una de las cosas que más me gustan de la primavera y el verano por aquí. Alrededor de Ulm hay varios lagos. Algunos a cinco minutos en coche (20 en bici) y otros un poco más allá, pero lo suficientemente cerca como para poder ir un día de diario por la tarde o a pasar un rato el fin de semana.
Todos tienen una zona de "playita", con arena para que los niños se diviertan como si estuvieran en La Malagueta y unos troncos de madera en el agua que delimitan la zona segura para los pequeños. (¿No pensaríais que iban a poner boyas de plastico, verdad? Esto es el sur de Alemania, y al plástico le tienen un poco de alergia, de la psicológica, se entiende). Todos los lagos tienen además su zona de juegos, más o menos molona y, por supuesto, su chiringuito donde conseguir una cerveza de medio litro, una salchicha e incluso un Schnitzel. Hay uno que tiene incluso un chill out donde escuchar música molona con los pies descalzos sobre la arena. De verdad que es genial.
Yo además soy de las perezosas. Por mucho calor que haga en Madrid iba muy poco a las piscinas, y mucho menos entre semana. Por eso me encanta esa sensación de vacaciones que uno tiene cuando a las cinco de la tarde llega al lago y se ve rodeado de árboles y de naturaleza (lo que incluye, por supuesto, cisnes de mal humor, avispas y garrapatas), se pega un chapuzón en un agua más o menos fría según el termostato de cada uno, y se tira desde las plataformas que siempre hay en medio del laguito. Es como un remanso de paz (si nos abstraemos, claro está, de las decenas de niños que juegan, salpican, gritan... Y aún diré más, si nos abstraemos de que algunos son tuyos y te ves obligado a intervenir en las trifulcas, además de andar con mil ojos para no pegarte un buen susto). Ah, y se me olvidaba decir que, aunque esté teóricamente prohibido, en estos lagos también se hacen barbacoas, una costumbre muy extendida por aquí y que, como buena comilona, me encanta. Lo que no me gusta tanto es lo sucio que se queda todo al final del día. Quizá los adultos son un poco más limpios, pero los jóvenes alemanes...
Así que ahora estamos todos con la bolsa preparada para, si sale buena tarde y el fútbol nos lo permite, salir pitando a un lago en cuanto haya ocasión. Porque esa es otra cosa buena o mala, según se mire, de esta época aquí. Te puede salir un día estupendo como otro regular o malo malo de los que se pasa el día lloviendo y el termómetro se instala en los 15 grados. ¿Y qué tiene eso de bueno? Que el día que sale el sol y además calienta se cambian todos los planes para ponerse el bikini y salir pitando al lago. Luego sale un día de 35 grados como la semana pasada y los extremeños y los madrileños nos cocemos tanto como los alemanes. Quién nos ha visto y quien nos ve.
Javier Rosado dijo
Que buena pinta!!! Me encantan los baños en los lagos. Besitos a todos.