Estoy tan saturada con el asunto que casi paso por alto este vídeo. Y habría sido una pena, porque me ha puesto de tan buen humor que no me resisto a compartirlo con vosotros. No sé qué pensarán en El País, pero es que peor no nos puede ir...
Aprovecho que hoy voy de prestado para atizaros esta viñeta de 233grados que, al menos, me he tomado la molestia de colorear:
Por cierto que si queréis saber dónde está el armario del que salen los gays, no dejéis de visitar El Mundo Today, revista a la que pertenece el vídeo....
Los hombres no son bien recibidos en el local-café-restaurante de Entredós, una fundación feminista en el centro de Madrid creada a partir de la Librería Mujeres. Literalmente: sólo pueden entrar un determinado día de la semana.
Cuando fui por primera vez, esta medida me pareció una exageración, y pensé en la que se montaría si ellos creasen un local donde no nos dejasen pasar. Pero es cierto que se respira un ambiente muy distinto al de los cafés unisex. A una le entran ganas de reunir a las mujeres importantes de su vida en torno a un té con pastas al ritmo de Ella Fitgerald para hablar un poco de todo, incluso de los hombres.
El caso ...
Entro en el ascensor junto con dos vecinos: un hombretón muy circunspecto de mediana edad que lleva una barra de pan espachurrada bajo el brazo y una señora rubia con la cara arrugada como una pasa, tan bajita que apenas si alcanza al botón del cuarto piso. El señor suspira a modo de adiós y se baja en el segundo.
Se cierra la puerta metálica. La vecina-pasa levanta la cabeza y se me queda mirando. "Pobre hombre", dice. En condiciones normales, soy lo que se dice una vecina cotilla, de esas que fabrican historias a costa de la intimidad de los demás. Hoy, sin embargo, llevo prisa y me hago la sorda. Ya en el descansillo del cuarto, insiste:...
Cuando estuvo en Haití, tres años atrás, mi marido se dormía todas las noches con los tambores del vudú sonando a lo lejos. Según me contó entonces, el tam tam comenzaba al atardecer, desde algún lugar al otro lado del río. Una noche de luna llena se decidió por fin a cruzar el precario puente en dirección al enigmático sonido. Caminó durante un trecho, pero al rato sintió miedo y emprendió la vuelta hacia la pequeña aldea donde se alojaba.
No me había vuelto a acordar de esta anécdota hasta que anoche, de repente, me dio por preguntarme si allí, en ese minúsculo pueblo entre las montañas donde él estuvo, continuarán retumbando los tambore...
La nieve que cae sobre media España lo embellece todo. Incluso Madrid. Y a mi, con tanta nieve, la cabeza se me llena de nada: la nada que sí está y la nada ausente.
Por otro lado, a su paso por casa los Reyes Magos nos han dejado un montón de muñecos. Algunos tienen los ojos brillantes y resulta imposible mirarlos sin intuir vida dentro.
Unamos ahora estos dos ingredientes –la nada de la nieve y la mirada de un muñeco– y tendremos... Bueno, entre otras cosas tendremos este vídeo recién nominado con un Goya al mejor corto de animación:
Alma from Rodrigo Blaas on Vimeo.
PS. El Hombre de Nieve
Se debe poseer un espíritu de invierno
Pa...
Protesto al ver este burrito cargado de regalos en una cabalgata navideña en Extremadura y mis acompañantes se me echan encima. Que si sólo veo las formas y no el fondo. Que si prefiero que el animal siga tirando de la noria. Etc, etc. Bueno.
Dice Gustavo Martín Garzo en este artículo que la enseñanza principal de la Noche de Reyes es que "el regalo más grande que podemos hacer a los niños es el regalo de una historia que les haga sentirse amados. Una historia que les diga que existe la gracia en el mundo, que es lo que prometen todas las historias de amor. Por eso, más que unos simples juguetes, lo que de verdad quiere el niño es que sea...
La impotencia del ser humano ante un mundo tragado por la oscuridad centra el relato del escritor brasileño André Carneiro, que he encontrado traducido aquí. Publicado, por cierto, muchos años antes de que el premio Nobel portugués José Saramago escribiese su popular y de argumento sospechosamente parecido "Ensayo sobre la ceguera".
No somos nada: página tras página, te invade esa desasosegante sensación. El relato concluye cuando vuelve la luz, pero se trata de una luz que no aporta claridad. O, si acaso, aporta sólo la necesaria para hacer ver a los protagonistas –en realidad, todos nosotros– su condición insignificante, microscópica:
...
Al final de "esa cosa que llamamos año", como dice un amable lector, siempre me propongo lo que al final no son más que variaciones del mismo propósito. Como el que intenta la dieta de la sopa después de haber fallado con la Atkins, la South Beach o la Jenny Craig. Mi resolución alcanzó una dimensión especial en esos últimos momentos antes de abandonar el año, cuando la nueva nariz y antiguos modales de Belén Esteban dando las campanadas me hicieron pensar que, como país, tenemos pocas esperanzas.
Sin entrar en detalles, la decisión tiene bastante que ver con un poema de Charles Simic que comienza así:
“Queridos filósofos: me pongo trist...