Haz la prueba. Toma un cronómetro. Cierra los ojos y, cuando calcules que ha pasado el minuto, observa el reloj de nuevo. El catedrático de la Universidad Complutense Carmelo Vázquez, a quien entrevisté recientemente, hace este experimento cada año con sus alumnos. Por lo general, los que están más ocupados -los que, por ejemplo, toman clases de idiomas extra por las tardes- abren los ojos a los 30 o 40 segundos. Los más relajados (según Vázquez, los que suelen sentarse al fondo del aula), abren los ojos bien pasado el minuto. Lo interesante de esta anécdota (por lo demás nada científica) es que la percepción de lo que dura un minuto es cada...
“Cada mañana me despierto deseando que Internet no exista”, dice un hombre que, según Cooking Ideas, perdió su negocio por culpa de la red. En días malos, yo deseo algo parecido y siento nostalgia de esos tiempos en los que recibía y escribía largas cartas a mano, participaba en conversaciones que no se interrumpían cada 30 segundos con avisos de sms, what´s app, e-mail o llamada entrante. Érase un mundo a una pantalla pegado…
En otros tiempos, por otra parte, no estaría aquí. Ni, por supuesto, podría establecer esa gran red de contactos a través del e-mail. En el post anterior hablábamos de lo que revela de uno mismo la forma en que se ...
"Es posible saber el estado de ánimo de una persona por el modo en que abre y cierra una puerta", dice Phap Dung, un monje budista Zen al que tuve la suerte de entrevistar hace poco.
Quien dice abrir una puerta dice guardar tu turno en la frutería, dirigirte a un camarero en el restaurante o escribir un correo electrónico. Pero tomemos el ejemplo de la puerta y tomemos mi caso: soy de las que nunca jamás tiene a mano las llaves de casa; todavía confundo la llave del portal con la de mi vivienda; con frecuencia me adelanto para pasar delante de los vecinos, en especial los lentos, esos que tardan horas en llegar a la puerta del portal; de ve...
Hay tantas cosas que la publicidad podría hacer y no hace. Como el vídeo de aquí arriba, por ejemplo, o este otro. Claro que en lugar de canal transmisor y magnificador de los innumerables miedos y desgracias que acechan a la humanidad el periodismo también podría reflejar aquellos aspectos de la realidad que ayudan a no perder la esperanza en los seres humanos. Como ese reportaje que pone lado a lado el terrible Ébola con la generosidad inmensa del equipo de Médicos Sin Fronteras que deja de lado su vida cómoda, la ducha calentita y la tostada por la mañana para combatir el terrible virus.
La versión metafísica supongo que está en el dic...
Una fuente constante de bienestar en mi vida procede de las lecturas de mi hija de cinco años. Un mal día con frecuencia se transforma en una buena noche después de leerle un cuento. Ayer, sin embargo, discutimos. Donde ella veía un conejo, yo veía un pato.
Ocurre a menudo. Donde unos ven progreso, otros ven retroceso. Donde unos ven un hombre, otros ven una lagartija. Y así. Sólo decir que está bien empezar el año viendo lo que a uno le dé la gana; aquí un pato, allá una lagartija.
De la foto se deduce que no pretendo ponerme sesuda en mi primer post del año.
Pero me he topado con un artículo de un catedrático de fisiología que se p...