De primero, tarántula
lunes 15.oct.2012 por Natalia Martín Cantero 7 Comentarios
Esto va de insectos, o si se prefiere, de pinchos morunos, así que para evitar males mayores aparta ese pincho de tortilla del ordenador. Es un post más folklórico de lo habitual pero no sé que tienen las tarántulas que me atraen como un imán, y eso que les dediqué espacio hace tan sólo unas semanas. Esta vez no tengo en mente únicamente a las arañas, sino toda la colección de bichos que se pueden degustar en forma de pinchos morunos en la calle de las tapas de Beijing: murciélagos, lagartijas y serpientes varias; estrellas y caballitos de mar; gusanos de seda, saltamontes, otros bichos no identificados y, por supuesto, alacranes y escorpiones, que aquí vienen a ser tan exóticos como la morcilla en España:
"Las tarántulas son grasientas, pero buenas. Las patas son crujientes, y cada uno de esos grandes y peludos cuerpos son un bocado decente (...) No hay en inglés palabras para definirlo. Si los pollos de un día no tuvieran huesos, tuvieran pelos en lugar de plumas y fueran del tamaño de un gorrión recién nacido, podrían saber como las tarántulas", dice el libro Man Eating Bugs(Hombre comiendo insectos). Por mi parte, antes me tiro en paracaídas que probar una de esas.
Lo más exótico que me han ofrecido en un restaurante hasta la fecha han sido lenguas de pato, arrancadas de cuajo (supongo) a juzgar por las protuberancias. Varios comensales occidentales presentes en este festín siguieron la máxima de donde fueres, haz lo que vieres, y sólo había que ver sus rostros, los ojos desorbitados y las sienes sudorosas, para adivinar que este era el peor día de su vida después del de su boda. Pero aquí es donde, por fin, comienzo a ver las ventajas de ser vegetariana, porque los chinos se sienten ofendidos cuando rechazas semejante delicatessen.
¿No se bañaba Cleopatra en leche de burra para estar más guapa? Si te la comes entera, ya ni te cuento.
Más razones para ser vegetariana:
En Twitter: @nataliamartin
La pequeña Jackie Hawkins dijo
Ay, querida Natalia.
Todo en esta vida es relativo. Hasta el asco que nos puedan dar los bichos.
Mi madre siempre recordaba a unos vecinos metodistas que vivían en su barrio cuando ella era pequeña y que no comían jamás marisco, porque eran los insectos del mar (eso en Galicia, tenía - y tiene- delito).
De vez en cuando pienso el hambre rabiosa que debía de tener el primer desesperado que se comió un centollo, esa especie de araña gigante y peluda. Me imagino el camino de privaciones hasta el momento de decidir, a la desesperada, que aquello era comestible.
El caldo de txangurro vino después, claro ;-)
Lo dicho: todo relativo. Lo cual no quiere decir que esos platos sean tentadores...
Un abrazo.
J.H.
orionjah dijo
Yo solo como cerezas....
http://www.youtube.com/watch?v=cIrGQD84F1g
ciudadanoNick dijo
Pues yo, viendo esto, soy ya casi vegetariano. Aunque hay dos lecturas, una es que no me como eso por muy ofendido que se sienta el chino, y dos, si tengo hambre (que no apetito, sino hambre viva) me lo comería.
ciudadanoNick dijo
Recuerdo, no sé porqué, una leyenda, o yo creo que es leyenda porque lo leí hace mucho tiempo sobre los chinos y su Mao, así que seguramente sea verdad. Resulta que, me parece, sobre los años cincuenta, hubo una gran sequía en China. Y Mao se puso a pensar, dedujo que los pájaros comían granos de trigo y semillas, y que si mataban a muchos pajarillos, además de comérselos, habría más comida. Así hicieron muchos chinos, mataron a muchos pájaros.
Pero la lógica de Mao falló en un detalle, los pájaros también comían insectos. Así que los insectos se hicieron más numerosos y transmitieron muchas enfermedades, algunas letales. Y resultó que murieron más chinos por estas enfermedades que por la sequía. En fin, y enlazando con los dos últimos post, mejor pájaros volando comiendo insectos en el campo que enjaulados comiendo alpiste. Y si hay sequía mejor comer insectos que morir de hambre.
;-)
A.M. dijo
Apreciada Natalia
Como muy bien han dicho tus comentaristas, hay que tener HAMBRE, para comerse eso.
A mí que no me gustan ni los caracoles, ni las cabrillas, vamos ni el olor y del marisco ni fú ni fá, a mí que no me den en Navidad ni en una boda Patas rusas o como quiera que se llamen, por muy buenas que estén.
Pero con hambre pues seguro que me comía el pan duro y hasta mohoso, esperemos no tener que llegar a eso.
No soy delicada para las comidas es que no estoy hecha para las delicatessen.
Un gazpacho está mejor....
Bueno un escrito con un poco de broma, como tú sugieres.
M dijo
Qué susto! Se me pone la carne de gallina viendo las fotos. Verdad que cada cultura tiene sus misterios en todos los campos. Aquello de:al hambre no hay pan duro, desde luego mucho pero mucho eh, tendría que tener para probar "esas cosas".Tuviste ganas de comer otros productos después de ver ese surtido de bichejos?.Soy persona de las de donde fueres haz lo que vieres, pero de comer eso...
Saludos.
Juan Ignacio dijo
Hola, Natalia:
Menos mal que eres vegetariana...; pero, aún así, ¿a que te acuerdas de una ensalada de judiones o del ponche segoviano?
Saludos.