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El Zen de la construcción

    martes 23.oct.2012    por Natalia Martín Cantero    6 Comentarios

Un edificio puede estar en obras –con sus pintores y soldadores, sus pilas de ladrillos y sacos de arena– y, al mismo tiempo, en uso. Si “sólo” las tres primeras plantas están en construcción, ¿por qué desaprovechar las diez restantes? Esta parece ser la lógica que siguen no pocas oficinas en China, y el motivo por el que el taller de meditación Zen al que asistí ayer se convirtiese en una de las actividades más estresantes desde que llegué.

Tras dar vueltas y vueltas a la manzana, consultar el mapa y poner a prueba mi exiguo chino, me decido a entrar en el edificio en cuestión y adentrarme en un mar de andamios, operarios con máquinas taladradoras, palés, cubos de pintura y ese olor a obra que se respira a menudo en China y que para los pulmones debe ser el equivalente a fumar cinco paquetes de Ducados a diario durante 20 años seguidos.

Hete aquí que en medio de este caos observo que una joven impecablemente vestida, con sus tacones y sus gafas sin cristales, sale del ascensor. De lo que se desprenden dos cosas: primero, que el ascensor funciona;  segundo, que se dan las condiciones idóneas para que se repita el accidente de hace unas semanas, cuando un ascensor en un edificio en construcción se cayó desde un piso 15 e hizo puré a sus once ocupantes. ¿Qué pasa si se desploma desde un cuarto?

La pregunta queda, nunca mejor dicho, en el aire. Salgo ilesa y me sumerjo en una sala con luces tenues decorada con bellas caligrafías. En el suelo, junto a unas velas que proporcionan un ambiente cálido y acogedor, un hombre con la cabeza rapada y sentado en la postura del loto señala un pequeño estante donde dejar los zapatos. Me descalzo, me arropo con la manta y me tomo mi tiempo para acomodarme y entrar en contacto con la respiración. Pero es inútil.

El ruido de las obras se mezcla con el zumbido de un potente calefactor. La sesión es larga, de modo que tengo tiempo para planificar los menús de la semana, pensar en el regalo de cumpleaños de una amiga con la que nunca acierto y contar hasta 20 en chino antes de sumergirme en el aburrido y eterno debate sobre el futuro en un país que se desintegra en una profesión que se desmorona.  

Echo miradas furtivas al reloj para que no me pille el maestro Zen. La aguja de los minutos se escurre angustiosamente lenta en su travesía hasta la hora punta que supondrá mi liberación, y me pregunto qué dice todo esto de mis años de práctica de meditación.

De repente, cuando nos acercamos al final de la sesión, el zumbido del calefactor se detiene y se hace el silencio. Ya es de noche. A lo lejos se escucha el tráfico de la ciudad y, de cuando en cuando, el ascensor. Dice Saint-Exupéry que sólo en el silencio puede el alma desplegar sus alas. El monje zen, que es más de andar por casa, lo resume así: cuando se apague el ruido de tu mente, podrás oír más cosas. 


Categorías: Viajes

Natalia Martín Cantero   23.oct.2012 08:56    

6 Comentarios

Buena crónica. Improvisando veo al Zen como la lluvia, no puedes decir, por ejemplo, voy a la calle a mojarme, porque si no llueve no te mojarás, sólo podrás decirlo cuando llueve. Así hay días que puedes meditar casi al completo y otros que sólo al final de la noche, unos minutos antes de dormir. A no ser que se controlen las circunstancias que, en definitiva, eso hacen los monasterios, que se rodean de paz, propia para la meditación. Aunque nunca el control es total y puede surgir un terremoto o aparecer unos albañiles con sus máquinas.
;-)

martes 23 oct 2012, 15:18

La misma fiebre constructora que tuvimos aquí, la burbuja inmobiliaria también les caerá, cuestión de tiempo. Lo más triste es que están expropiando a la gente del campo para construir.
Es cierto, hasta que no acalla el propio ruido no se descubren cosas nuevas que llevamos dentro dormidas, lo descubrí por mi misma sin acudir a ningún maestro zen.
http://www.youtube.com/watch?v=-BPP029SUyY&feature=related
Lacrimosa - Das Schweigen

martes 23 oct 2012, 15:29

Yo debo de ser cebollo ...si no nos representa el pp, ni el psoe ni la izquierda¿quién nos representa? ¿tantos pollos para esto? se está mejor conformándose con lo que se tiene y no exigiendo más.

miércoles 24 oct 2012, 03:26

Experiencia interesante.

¿Cuatro pisos y ascensores que se caen?....me voy por las escaleras…

¡ Pero en obras !!!!
¿Estarán disponibles para el público?


Lo mejor, de esta nota, es conocer la opinión de una experta sobre las clases de meditación ZEN en el foco de la cultura oriental…¿Qué tal la experiencia?
Me deja un sabor a duda eso del ruido, los zumbidos, el frio (ó calor), la difícil concentración y me interesa una frase gruesa y densa que nos cuenta como se piensa la aldea distante…”eterno debate sobre el futuro en un país que se desintegra en una profesión que se desmorona”….

Si la meditación empieza cuando se apaga el ruido de la mente…¿cómo se vive la distancia con el terruño, con la mente silente y el alma en paz?

Entre líneas, descubro que la bitácora es un cable a tierra del idioma, de las ideas y de los sentimientos…con la oportunidad de compartir.

Cuando descubra unos minutos, le rogamos que nos cuente como se vive el ZEN en el Imperio del Medio, en pleno S XXI. Escuchar sus experiencias en esas enormes y antañas aldeas…no regalan miradas que no tenemos disponibles ………

PS. Un presupuesto con €37 mil millones x pagar deudas (e intereses) y €36 mil millones en gasto público, es un presupuesto de los MANinBLACK…
PS II. Las elecciones no se ganan ni se pierden, se explican.

jueves 25 oct 2012, 13:30

Gracias por vuestros comentarios.

CiudadanoNick,Elodia: no sé si he mencionado antes en este blog la anécdota de ese maestro Zen que meditaba en medio de la autopista. Que nos sirva como inspiración, quizás...

Un saludo y feliz viernes,
Natalia

viernes 26 oct 2012, 09:20

Hola Lobo: efectivamente, el ruido de fuera (las obras) no es nada comparado con el ruido de dentro, el que producen los pensamientos. Me gusta ver la bitácora como un cable a tierra, como tú dices. La distancia con el terruño la vivo con preocupación, como dejo caer en el post.

Con respecto al Zen aquí en China, un conocido que lleva varios lustros me dijo recientemente que tuviera cuidado, en el sentido de que los monjes aquí han de contar con el visto bueno, por así decir, del Gobierno y, por lo tanto, quizá hayan tenido que hacer unas cuantas renuncias. En otras palabras, mi conocido me aconsejaba que dudase de su autenticidad.

Gracias por la atención, como siempre. Un saludo y feliz lunes a todos,
Natalia

lunes 29 oct 2012, 04:40

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