¿Empatía o simpatía?
lunes 21.abr.2014 por Natalia Martín Cantero 2 Comentarios
El día antes de salir de vacaciones a Canarias, nos dimos cuenta de que esos granitos rojos sobre la delicada piel de mi hija Lila no eran obra de algún bicho desalmado. Un bebé con varicela no es compatible con el disfrute de piscinas y playas, así que cancelamos el viaje y, en lugar del sol y los paisajes volcánicos de Lanzarote, me quedé en casa comiéndome las uñas mientras la pequeña se retorcía entre la fiebre y los picores. Fuera llovía sin parar.
“Por lo menos se lo ha quitado de en medio”, me dijo un familiar.
Casi lo abofeteo. Desafortunadamente, esta es la idea de empatía que tienen muchas personas. Como indica el precioso vídeo que incluyo aquí abajo, si quieres mostrar empatía –que no simpatía, una respuesta totalmente diferente– no digas nada que comience por “por lo menos”. Esta es la regla de oro.
Veamos otros ejemplos:
A: “Vaya, hoy que llegan 30 invitados para celebrar mi cumpleaños en el jardín, llueve sin parar”.
B: “Por lo menos así no tendrás que regar las plantas”.
A: “He tenido un aborto”.
B: “Por lo menos sabes que te puedes quedar embarazada”.
A: “Me han roto la luna del coche y se han llevado el portátil con todos mis documentos”
B: “Por lo menos no te han robado el coche”.
Cuando nos encontramos en medio de una conversación difícil, señala Brené Brown, autora del vídeo, el impulso natural de la mayoría de las personas es tratar de mejorar las cosas (mostrar simpatía) como ocurre en los ejemplos de más arriba. Sin embargo, en muchas ocasiones la opción más apropiada es algo así como: “No sé qué decirte, pero me alegro de que me lo hayas contado”.
Brown (pincha aquí para escuchar la charla completa, sólo en inglés) una estudiosa de la vulnerabilidad humana, recuerda que solo podemos crear una conexión genuinamente empática si somos lo suficientemente valientes para contactar con nuestra propia vulnerabilidad. Nada fácil, como se sabe, encontrar a esa persona que de verdad siente con nosotros.
En sus estudios, esta investigadora se pregunta por qué nos cuesta tanto aceptar nuestra vulnerabilidad. “Vivimos en un mundo vulnerable, incierto e imperfecto, pero bloqueamos la vulnerabilidad. El problema es que cuando bloqueamos la vulnerabilidad cerramos también el paso a todo lo demás: la alegría, la felicidad, la conexión con los demás. De modo que volvemos a sentirnos vulnerables, y caemos así en un círculo vicioso”.
Por lo menos ahora tengo bien claro que nunca jamás volveré a comenzar una frase de consuelo con “Por lo menos”.
Santiago dijo
Natalia, me permito poner el enlace a la magnífica charla que mencionas de Brené Brown en TED, donde es posible activar subtítulos en castellano u otras lenguas:
http://www.ted.com/talks/brene_brown_on_vulnerability
Gracias por esta entrada, tan interesante y humana como es habitual en este blog.
Natalia Martín Cantero dijo
Gracias por la atención, Santiago!
Un saludo
Natalia