Sobrevivir en la era del narcisismo
viernes 24.oct.2014 por Natalia Martín Cantero 4 Comentarios
La biblioteca pública de la ciudad donde vivo invita estos días a sus usuarios a hacerse un selfie delante de sus estanterías y colgarlo en su red social para participar en el sorteo de un lote de libros. Uno de estos volúmenes debería ser el tratado de Jeffrey Kluger, dedicado al narcisismo que nos invade. Nada nuevo bajo el sol, cierto, pero en otras épocas no había redes sociales ni selfies, la manifestación más obvia de la prevalencia de esta conducta. Ahora es guay hacerse retratos delante de vagabundos (una moda entre adolescentes de EEUU), en incendios, accidentes de tráfico o delante de un monumento que recuerda a las víctimas del Holocausto, en Berlín (esta fue la idea de bombero que tuvo el jugador de la NBA Danny Green cuando se retrató sonriente frente al monumento). Selfies at serious places, documenta ejemplos de esta práctica:
Signo de la victoria con un vagabundo desnudo al fondo.
Selfie frente a un accidente de coche
En el nuevo libro, titulado The Narcissist Next Door (algo así como El narcisista de al lado) Kluger, reputado periodista científico en la revista Time, se plantea si asistimos a un boom del narcisismo. “Elegí este tema cuando comencé a darme de cuenta del aluvión de investigaciones sobre el narcisismo”, señaló en una entrevista en Salon. “También porque comenzó a usarse mucho este término para describir todo tipo de conductas”.
Los síntomas, recuerda Kluger, incluyen una sed insaciable de reconocimiento, falta de empatía o creerse mejor que los demás y por tanto con mayores derechos. La cuestión es que, evolutivamente, a los narcisistas no les va nada mal: en el trabajo suelen ascender rápidamente gracias a su carisma y lo bien que se les da venderse a sí mismos, mientras que en la política, como ya nos podíamos imaginar, es condición indispensable. Como dice el autor, las personas tímidas no llegan a la Casa Blanca. Con su masiva grandiosidad, Richard Nixon trataba de ocultar su opuesto: “Este es el caso cuando estás simultáneamente tratando de reconciliar dos puntos de vista incompatibles –soy el mejor y soy el peor”, dice Kluger. Lyndon Johnson, por su parte es un “terrible ejemplo de narcisismo con su inhabilidad de apearse de la Guerra de Vietnam, porque no quería convertirse en el primer presidente en perder una guerra”. Una tozudez que costó la vida a miles de personas, como se sabe (Kluger también ofrece un ranking de los presidentes estadounidenses en función de su grado de narcisismo).
No sólo los individuos somos narcisistas; también la tribu. El narcisismo tribal dice cosas como “somos mejores, tenemos más derechos, somos diferentes y más interesantes que las naciones alrededor de nosotros, valemos más que ellos. Nuestras gentes son más guapas, nuestro lenguaje más musical, nuestras ropas más estilosas. Estos otros son bárbaros. Nos merecemos estos recursos de la misma manera que yo, como individuo, me merezco ese trabajo o ese ascenso”, dice Kluger. ¿Os suena? Me viene a la cabeza eso de “como en España no se come en ningún sitio”, y otras expresiones patrias que hacen sonrojar a cualquiera que se haya quitado las pantuflas y salido a airearse un poco.
¿Es tan poco saludable, el narcisismo? “Hay un nivel de narcisismo que te energiza y te motiva”, dice Kluger, “que te hace creativo y te permite valorar los reconocimientos, pero sin que te emborraches con estas recompensas”. Una vez más todo es cuestión de medida.
Bienvenidos a la era del Yo, decía la portada de la revista Time de 2006. En este momento se inaugura la era del narcisismo que vivimos, asegura Kluger.
Edgardo dijo
Hola! Creo que hay que diferenciar entre el narcisismo trófico y el patológico. Intentar reconocerlo en nuestros comportamientos, en la relación con uno y con el otro. Con respecto al tema selfie, leí que tiene que ver con la necesidad de aceptación de algunas personas.
Me gustó el artículo.
Cariños.
M. dijo
!Qué cosas muchacho!...
Me gustó mucho el video del perro negro.
Saludos.
Natalia Martín Cantero dijo
Gracias amigos por los comentarios.
Un abrazo,
Natalia
El Lobo dijo
¿Espejito Espejito...los políticos que NO ROBAN son unos inútiles redomados?
Ó
¿Con todos sus defectos...los políticos son 1 mal necesario?
PS. Los ROBADOS, en algún lugar tenemos un cable mal atado.