“Los miles de inmigrantes que han llegado a los Balcanes en las últimas semanas necesitan comida, agua y techo, al igual que los millones de personas desplazadas por la guerra en todo el mundo. Pero también hay otra cosa sin la que, aseguran, no pueden vivir: un lugar donde cargar sus teléfonos móviles inteligentes”. Así comienza el reportaje del The New York Times Las herramientas esenciales del inmigrante del siglo XXI: comida, techo y móvil inteligente, con testimonios de inmigrantes sirios que hablan de una cara de la tecnología en la que, yo al menos, no suelo fijarme, ya que tiendo a observarla como algo que a menudo nos supera y saca l...
Cuando tengo mucha hambre me sale un monstruo de dentro que me arrastra hacia el mal. En esos momentos soy capaz de empujar a la viejecita a punto de hacerse con la última mesa en el restaurante o comerme las patatas fritas reservadas a los niños. Otros escenarios propicios para mostrar lo peor de uno mismo son los atascos de tráfico; las colas de seguridad de los aeropuertos (cuando se acerca la hora de embarque, muchos pasajeros pisarían la cabeza del de delante) o las rebajas, que algunas personas viven con una intensidad que asusta. Son ocasiones, en suma, en las que lo único que importa eres tú, y los demás no son más que un obstáculo en...
Cuando pasas mucho tiempo delante de la pantalla, te olvidas de que tienes cuerpo. Mi alfombrilla para el ratón me recuerda que, cuando estoy online, no soy sólo mi cabeza:
Respira, estás online. Un importante recordatorio.
En esto pensaba mi cabeza desligada del cuerpo, cuando descubrí lo que parece ser el primer mapa corporal de las sensaciones. Dibujado por unos investigadores finlandeses, muestra que a cada emoción responde una determinada zona del cuerpo, y esto parece ser universal e independiente de la cultura. Las mariposas en el estómago, el sudor en las manos ante los nervios, la cara roja de ira vienen a ser las mismas ya seas...
En casa siempre hacemos remilgos para limpiar el lavabo. Como en la tuya, supongo: hasta este verano no conocía a nadie feliz de emprender esta tarea. Y sin embargo, la lógica es sencilla: mientras lavas tu baño puedes agradecer que lo tienes, a diferencia de los más de 2.500 millones de personas en el mundo sin acceso a retretes. Digo este verano porque este fue uno de los aprendizajes de mi reciente estancia en Plum Village, donde me asignaron el equipo que limpia retretes (otras veces he cortado verduras o regado el jardín, tareas más, en fin, apetecibles). “Darse cuenta de que limpiarlos es un privilegio: esto es mindfulness y lo demás so...
La excusa más reciente que he encontrado para no salir a correr, ahora que por fin dispongo de las zapatillas adecuadas, son los perros. Desde que me topé con uno súbitamente en una curva en un camino angosto no soy la misma, y eso que tras el ataque al corazón inicial, que apenas duró un par de segundos, el chucho en cuestión resultó ser Osa, una perra de esas que no matan una mosca (salvo por el susto, claro). Desde entonces no he vuelto a poner los pies en ese camino que reunía las condiciones ideales para practicar footing (las excusas para incorporar buenos hábitos en nuestra vida son inagotables e insospechadas).
El caso es que ayer me...
En agosto del año pasado, en un día tal que hoy, partí rumbo a la playa junto a los míos. Pasé esos días tratando de evitar que mi hija pequeña se comiese la arena de la playa, las colillas de la piscina y la crema solar, amén de los desperdicios, palillos o escupitajos que uno se encuentra en los sitios más insospechados cuando comparte espacio con varios millones de veraneantes; asfixiándome por la noche en el pequeño apartamento en quinta línea de playa donde vivimos con mi hermano y su familia (familia que incluye otra bebé igualmente aficionada a la arena de la playa, las colillas de la piscina y la crema solar); madrugando por la mañana...
