La felicidad de limpiar el baño

En casa siempre hacemos remilgos para limpiar el lavabo. Como en la tuya, supongo: hasta este verano no conocía a nadie feliz de emprender esta tarea. Y sin embargo, la lógica es sencilla: mientras lavas tu baño puedes agradecer que lo tienes, a diferencia de los más de 2.500 millones de personas en el mundo sin acceso a retretes. Digo este verano porque este fue uno de los aprendizajes de mi reciente estancia en Plum Village, donde me asignaron el equipo que limpia retretes (otras veces he cortado verduras o regado el jardín, tareas más, en fin, apetecibles). “Darse cuenta de que limpiarlos es un privilegio: esto es mindfulness y lo demás son tonterías”, me dijo una compañera de equipo cuando escuchó mis quejas.

Me enfado constantemente con las condiciones precarias que afectan al periodismo, y ¿cómo no hacerlo? La carne de periodista está más barata que la del pollo y no caduca, como dijo no sé quién. A título privado, en la intimidad, ya es otra cosa, o debería serlo. Las quejas por un sistema mejor y más justo, en todos los ámbitos, son compatibles con el agradecimiento por lo que uno tiene. Que, en un país como España, suele ser mucho. Una práctica que se recomienda en Plum Village es tomar papel y bolígrafo y apuntar las condiciones de felicidad que nos rodean en este momento. Desde ojos para disfrutar de las maravillas de la naturaleza hasta piernas que nos permiten caminar. ¿Tienes dolor de muelas en este momento? ¿Dispones de agua caliente en casa? Pronto nos daremos cuenta de que no basta un folio o dos, y centraremos la atención en lo que tenemos en lugar de en lo que nos falta.  

Para leer en la taza del váter: Impuro o inmaculado, creciente o decreciente, la realidad del la interconexión entre todas las cosas es insuperable. Estos conceptos existen solo en nuestra mente. 

Otra posibilidad es salir a la calle y charlar con alguno de los miles de africanos que viven del top manta o de abrir la puerta de los supermercados. La vida de cualquiera de ellos esconde una odisea que ríete de la de Ulises. Un buen día en la vida de un top manta, si no les requisan la mercancía y los clientes no regatean en exceso, es aquel en el que se saca 15-20 euros, como recuerda este reportaje elaborado a raíz de la muerte, hace unos días, de un senegalés en Salou en una redada policial. Para eso, que apenas si da para un par de menús del día, tienen que recorrer 80 kilómetros en tren, y pasar 12 horas de pie, al acecho, para salir corriendo si aparece la policía. Y eso en temporada alta. Hay carnes más baratas que la de periodista, y conviene recordarlo. 

 

Comments

[M dijo]

Limpiar el baño es quizás un poco más rollo pero tener la casa limpia me encanta.Además cuando se limpia da tiempo de pensar en cosas.Cuando termino la limpieza me sonrio y me siento en paz y en armonia con la naturaleza y conmigo misma.
La situación de los periodistas desafortunada, pero cierto, otras pobres gentes están peor .
Saludos.

[Natalia Martín Cantero dijo]

Gracias por la atención, M. Buen día,
Natalia

[negra dijo]

Yo también limpié baños en Plumvillage!!!! jajajaja. La verdad es que me lo pasé bien, recuerdo pensar que María, una del grupo se estaba escaqueando pero luego en ese ambiente de amor decidí que era su problema. Gracias por darme esta otra perspectiva, Natalia. Cada vez que limpie al baño lo miraré por ahí. Otra cosa que pienso cuando hago algo que me está molestando ahí en el fondo en cuestión del hogar es que el día que no lo haga es porque estoy sola o porque estoy muerta. Y me pongo de lo más feliz de estar viva y con manos y pies. Jajajajajaja. Es un secreto pero como no me conoceis no importa que lo cuente. A disfrutar, que luego nos morimos y quien sabe?