El 2 de junio terminó un experimento global que empezó en 2009 y se prolongó seis largos años, o dicho de otro modo, el documental transmedia más ambicioso de la historia de los medios de comunicación: Highrise (Rascacielos). Dirigido por Katerina Cizek y producido por Gerry Flahive en el National Film Board de Canadá (NFB), este proyecto global ha marcado un antes y un después en la manera colaborativa y social de la práctica documental.
Como cuadratura del círculo, la directora de este proyecto multiplataforma lanzaba hace pocas semanas su última iteración, Universe Within, y con ella cerraba un círculo virtuoso compuesto por varios proyectos, plataformas e iniciativas. Pero ya sabéis que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana, y a saber con qué nos sorprenderá el próximo año el NFB...
Desde este blog creemos que ha llegado el momento de diseccionar con calma este complejo proyecto para analizar sus diferentes tentáculos y detectar qué valor real ha tenido sobre el estrato social, su principal objetivo. Antes de empezar a desglosar sus diferentes etapas y proyectos, empecemos una vez más por el principio, por la génesis, por su idea seminal.
Highrise es una idea que crece en el seno de National Film Board de Canadá que sirve para ilustrar de manera fidedigna como uno de los compromisos más elevados del género documental – que es no sólo representar, sino también ayudar, incentivar y representar el terreno social – es posible a partir de las nuevas tecnologías y su aplicación práctica en el ámbito documental.
Katerina Cizek y Gerry Flahive, los dos cerebros que han convertido Highrise en una realidad
Pero vayamos incluso más allá, antes de la idea seminal, porque todo lo nuevo, en la vida, se fundamenta en experimentos anteriores. Highrise nació como una iniciativa de proyecto digital en el año 2008, pero se funda varias décadas antes, a finales de los años 60 del siglo XX. Por aquel entonces, una iniciativa del NFB llamada Challenge for Change planteó por primera vez como a través de la práctica documental se podía mejorar la condición de vida de las personas más necesitadas y de la sociedad canadiense.
Challenge for Change (Desafío para el Cambio, 1967-1980) fue un proyecto de cine y vídeo participativo creado por el NFB en 1967 que se prolongó hasta 1980. Utilizaba las técnicas videográficas para ilustrar los problemas sociales de las distintas comunidades en Canadá, gracias al soporte económico de ocho departamentos diferentes del gobierno canadiense.
La hipótesis con la que se trabajo fue la creencia de que el cine y el vídeo eran herramientas catalizadoras para iniciar el cambio social y la eliminación de la pobreza. En total, el programa impulsaría y facilitaría la creación de más de 200 películas y videos de temática social, 145 en inglés y más de 60 en francés. Una de las series más emblemáticas fueron las películas sobre las islas de Fogo, donde el director Colin Low retrataría a sus ancianos, niños, costumbres, problemas, etc.
Los niños de la isla de Fogo, fotograma de los documentales de Colin Low
A pesar de sus 13 años de intensa producción, Challenge for Change fue una iniciativa que no acabó de cumplir todas las expectativas proyectadas. La voluntad era muy buena pero la cosa, obviamente, no era tan sencilla. Durante la primera década del siglo XX el NFB volvió a la carga, tozudo con sus ideas, y se dispuso a volver a intentarlo, pero esta vez utilizando la forma interactiva a partir de las nuevas tecnologías como mediadoras.
Esta propuesta arriesgada y novedosa le llegó a Katerina Cizek, por entonces una directora no muy conocida en el incipiente campo transmedia -aunque tampoco casi nadie lo era por aquel entonces- gracias a sus excelentes trabajos previos en el documental lineal, con películas como Seeing is Believing: Handicams, Human Rights and the News (2002), co-dirigida con Peter Wintonick. Podéis ver la película completa en este enlace del IDFA.
Fotograma del documental Seeing is Believing: Handicams, Human Rights and the News
Este proyecto propone una reflexión sobre el impacto de las videocámaras y los medios digitales en el proceso de empoderamiento ciudadano. El documental se centra en diferentes puntos calientes del planeta, avanzando aspectos cruciales de Highrise, como los intereses comerciales en las Filipinas, las atrocidades serbias en Bosnia, la actividad skinhead en Praga, o la forma en que las cámaras portátiles son utilizadas por la policía para filmar a varios manifestantes.
Pero, más allá de la forma lineal que había trabajado la autora, lo que acabó de convencer al NFB que la persona elegida para su gran obra transmedia seria Cizek, fue el proyecto transmedia y especialmente el documental web Filmmaker in residence (2006), en el que permaneció cuatro años como directora y residente en un hospital del centro de Toronto. También en esta ocasión la directora se mezcló con pacientes, médicos, personal sanitario, familiaries, estableciendo un intenso relato coral sobre lo que nos importa más en la vida: la salud de nuestros seres queridos.
Un buen resumen del proyecto lo podéis encontrar, una vez más, en este vídeo del IDFA. Después de analizar los antecedentes claves de Highrise, en el próximo post vamos a entrar ya en materia.
Comentarios