Este es el último post de la serie, donde acabamos con el análisis del proyecto Universe Within. Digital Lives in the Global Highrise. Este proyecto, realizando una síntesis de lo que comenta su directora como "Statement" en un apartado del proyecto, revela las vidas digitales ocultas de residentes a gran altura en todo el mundo. Por todo el planeta podemos ser testigos de la conectividad de la gente a pesar de estar aislados unos de los otros. Desde mi punto de vista, esta es la gran fuerza de este último proyecto de Highrise, lo que los otros no tienen. Es decir: en el fondo este proyecto se cuestiona cómo gestionamos una nueva manera de comunicarnos que ya no es física sino virtual, y para ello utiliza todos los medios a su alcance: una base de realidad documentada, ficción, fotografía, cine, arte, y tecnología, confrontando al espectador con preguntas provocativas sobre la ética, las emociones y la empatía en nuestros avatares digitales inmersos en entornos verticales.
Creemos sentirnos seguros inmersos en nuestros universos y avatares digitales, pero no lo estamos. De hecho, nos sentimos más inseguros y solos que nunca como especie, y esa es la verdadera reflexión de un proyecto de tal calado. Lo que afirman los estudios es que tenemos a mucha gente en nuestra planta, edificio, vecindario y barrio, pero sin embargo con quien nos comunicamos más a menudo es con desconocidos del otro lado del mundo. Esta red invisible de conexiones es la que intenta rastrear y mapear este proyecto a partir de colaboraciones entre documentalistas, académicos, tecnólogos, y los propios residentes de los edificios.
La directora comenta además de donde surgió la idea real y el porque de los cuestionarios facilitados a los residentes que explicamos en el post anterior: realizando One Millionth Tower, y en medio de dos edificios de grandes dimensiones en Toronto, veían mucha gente pasar como fantasmas pero no sabían nada de ellos, incluso entre la misma gente ni se saludaban.
A partir de ahí se preguntaron acerca de sus vidas digitales y la conectividad de los residentes, así que decidieron estudiar el edificio de una manera sistemática. Junto con el equipo académico, diseñaron una metodología participativa, contratando a un equipo de 14 residentes para realizar un estudio de sus vecinos, de puerta a puerta en todo el edificio. En conjunto, los investigadores hablaban 14 de los idiomas representados en el edificio, que ayudaron a involucrar a muchos residentes que no hablaban canadiense.
La encuesta, en relación a los residentes, fue un medio y excusa para comenzar a trabajar juntos y para hacer de su hogar un lugar mejor, para que abrieran las puertas y los corazones al proyecto y a la sociedad en general. Los datos recogidos eran fascinantes: el 93% de los entrevistados no había nacido en Canadá, más del 50 por ciento de la población era menor de 20 años y el ochenta por ciento de los hogares encuestados estaban conectados a Internet, a pesar del coste que esto suponía para familias con una baja renta económica.
Por otro lado, muchas encuestas necesitan largos meses o años para ser procesadas, pero en este caso se hizo el esfuerzo casi sobrehumano para procesarlas en pocas semanas, y de inmediato se usaron para defender con éxito la construcción de un nuevo parque infantil, muy necesario para los niños. Esa investigación fructífera temprana formó la base para una colaboración académica y documental mucho más amplia denominada "Ciudadanía Digital en los Suburbios Globales", que más tarde se convirtió en el proyecto que nos ocupa.
Comenzaron entonces la búsqueda de historias de todo el mundo, llegando hasta África, América del Sur, Asia, Europa y América del Norte. Mientras tanto, el equipo académico eligió tres sitios estratégicos -Toronto, Mumbai y Singapur- para realizar la investigación en profundidad. Su propio trabajo en este proyecto se traducirá en una publicación académica que se estrenará en 2016.
La discusión académica, llegados a este punto, se extendió hasta el MIT y los Estados Unidos, donde Cizek compartió sus ideas con profesores y estudiantes del Open Documentary Lab. De acuerdo con la directora, la investigación, ideas, análisis y conocimiento crítico generados a través de años de conversación con los equipos académicos se infunden en cada píxel de este documental. También se aliaron con otros eventos. Por ejemplo, El Atlántico, el Instituto Aspen y Bloomberg Philanthropies promovieron "CityLab: Soluciones Urbanas a los retos mundiales," en 2013 en la ciudad de Nueva York. Este encuentro reunió a 300 líderes y 30 alcaldes, además de los teóricos urbanos, urbanistas, académicos, arquitectos y artistas más reconocidos del mundo para una serie de conversaciones sobre ideas urbanas que están dando forma a grandes urbes en la actualidad. El proyecto City Lab valoró tan positivamente este proyecto que creó un informe al respecto el The Highrise Report.
De las 18 historias y ciudades del proyecto, algunos relatos incluyen una madre en Ramallah que trata de mantenerse en contacto con su familia en Gaza, un equipo de jugadores competitivos de videojuegos en Seúl que viven, trabajan y entrenan juntos en un edificio, un adolescente de Mumbai que registra los funcionarios corruptos del gobierno con la esperanza de salvar a su edificio de la demolición ilegal, o jóvenes refugiados iraquíes en un rascacielos de los suburbios de Toronto que participan en un programa de código y desarrollo para aprender a crear videojuegos. Además otras historias se publicaron en la prensa y diarios digitales, como The globe and the Mail (ver ejemplo):
Una vez más, lo que se obtuvo con todo este proceso y arduo trabajo fue un proyecto colaborativo y participativo en su forma ideal: una colaboración cercana y constructiva entre documentalistas, residentes en edificios de altura, académicos, tecnólogos creativos y artistas . Y, a su vez, un diálogo productivo. Una de las novedades que presenta el proyecto es la representación de los personajes a parir de avatares en 3D. El resultado es una obra única y personalizada que desafía nuestra comodidad en el uso de la tecnología digital para participar de manera significativa con los demás.
A nivel tecnológico, se han utilizado cámaras fotográficas, cámaras de vídeo, grabadoras de audio, sistemas de captura de vídeo 3D, herramientas de edición de vídeo y la tecnología web de código abierto WebGL para el código. También se utilizó DepthKit, un software de código abierto creado por James George, Alexander Porter y Jonathan Minard, un experimento para capturar datos fotográficos en tres dimensiones que combina los lenguajes de la fotografía y visualización de datos. Todo ello, básicamente, para la construcción y reproducción de los avatares.
Como toda buena obra, voy a acabar replicando el último párrafo de la directora antes de cerrar el proyecto global, porque es muy revelador y deja muchos interrogantes detrás de los que se han despejado con este proyecto colaborativo. Desde este blog nos quitamos una vez más el sombrero delante de esta obra y no nos cabe duda que han reinventado, en cierto modo, el género y las historia del documental.
"UNIVERSE WITHIN is the last iteration of HIGHRISE, a multi-year, many-media documentary experiment, and it’s an exciting and troubling place to leave off. For our species, both the digital and vertical are becoming inescapable. We race toward more digital integration with Artificial Intelligence, virtual reality, surveillance, big data and robots, along with often rampant vertical development of our cities that shuffles and displaces millions of people. Whom do these processes exclude? Who wins? Who loses? And how might we harness these new technologies to improve our collective future? It’s up to us; it’s up to you" - Katerina Cizek
En suma, Highrise, de 2009 a 2015, ha generado más de 20 obras entre documentales interactivos, producciones móviles, presentaciones en vivo, instalaciones y películas. Ha ganado la mayoría de galardones del mundo digital y ha sido aclamada por Wired, la publicación líder de tecnología del mundo, como "la reinvención del formato documental." Sus premios incluyen el Premio IDFA DocLab inaugural de Narración Digital y un premio Emmy Internacional Digital para Out My Window (2010); el premio Canadian Screen para el mejor programa original producido por medios digitales, categoría no ficción, por One Millionth tower (2011); un premio Peabody, un Premio Emmy categoría "Noticias y Documental", Primer Premio de Documental Interactivo Multimedia en el concurso World Press Photo, y otro premio Screen Canadiense para A short History of the Highrise (2013). Y aún queda la cosecha de este proyecto, que este año seguro que se lleva el Webby, el Emmy o el Doclab, los tres mayores reconocimientos en este campo.
Después de esto solo nos queda esperar con qué nos sorprende el año próximo el NFB. Espero que hayáis disfrutado como yo lo he hecho con esta serie. Hasta la próxima.
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