En la sexta parte de esta serie nos vamos a centrar en un nuevo proyecto de Highrise que fue pionero por varias razones. One millionth Tower (2011) fue una obra que logró captar la atención de los medios y la opinión pública porque, si bien el tema ya no era novedoso y se había explorado previamente en los proyectos iniciales de este documental transmedia A Thousandth Tower o Out my Window, en este se plantearon nuevos retos técnicos difícilmente superados hasta el día de hoy.
La idea era la de siempre: utilizar la tecnología digital para ilustrar la vida en altura, pero sobretodo que el proceso vertical iniciado dos años antes empezara a dar sus frutos a nivel horizontal, incluyendo a todos los estamentos posibles de la sociedad, tanto des del ámbito productivo como del civil. En definitiva, huir del modelo unidireccional del documental lineal y dar voz a varios actores importantes para incluir más matices en la composición de la obra final no lineal.
Con este objetivo se integró en el proyecto gente de campos tan diferentes como productores audiovisuales, digitales e interactivos, arquitectos, diseñadores, desarrolladores web o los mismos residentes, los cuales explicaban como concebían en su imaginación y memoria su propio vecindario y, por extensión, su vida y su espacio vital asociado.
Ideando el proyecto junto a investigadores del Tower Renewal Project
El concepto y estudio del grupo de investigación Tower Renewal Project, aunque lo hemos esbozado en los primeros posts de esta serie, no es fácil de comprender. Si no conocemos ni nos apasiona el tema urbanístico o el mundo de la arquitectura, es complejo interesarse a fondo, pero lo cierto es que en él pero se basa la génesis de este proyecto y fue la semilla de un proyecto como el que nos ocupa hoy.
Un plano del proyecto urbanístico de renovación de edificios
El vídeo que sigue nos explica que hay varios vecindarios del mundo con edifcios y problemáticas parecidas, y que el problema no está tan hacia dentro de los edificios como a fuera, es decir, como conectar estos vastos espacios utilizando todos los medios a nuestro alcance: vías, infraestructuras, medios de transporte, zonas verdes, sociales, colectivas, deportivas, centros neurálgicos, etc.
Todo ello -grupos de investigación, residentes, el equipo de producción, etc.-. como comenta la misma directora en su blog, fue complejo de articular, pero el factor clave fue que esta dinámica el National Film Board ya la había ensayado en otras obras previas como Filmmaker in Residence (2006) o Out My Window (2010), aunque en este caso la filosofía colaborativa y participativa del proyecto se llevó al extremo.
En el próximo post vamos a acabar de deshojar este proyecto, que como veis da mucho de sí...
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