Network Effect y The Unknown Photographer son las siguientes obras que analizaremos en esta serie sobre los proyectos elegidos para este año en el IDFA Doclab.
La primera obra es de un viejo conocido de este campo, aunque él no se defina como creador específico de documental interactivo. Porque si una cosa caracteriza a Jonathan Harris es su versatilidad y dominio de varios lenguajes, lo que le permite crear proyectos de la talla de We feel Fine o I Love your work, entre muchos otros. Si bien hasta hace relativamente poco su web se llamaba Number 27, ahora cambió el nombre de la marca y pasó a llamarse There there, donde empieza a considerar colaborar con otros artistas, cosa que ha hecho en el pasado pero en contadas ocasiones. Ya hablamos de sus principales obras en un post de la extensa serie llamada"Quién es quien" en este blog (marzo de 2014).
Network Effect , su obra más reciente, explora como afecta Internet a los humanos a partir de un inmenso archivo que contiene 10.000 clips de vídeo, 10.000 grabaciones de voz, noticias, tweets, diagramas, gráficas, listas y una datos estadísticos. Producido y dirigido por Jonathan Harris y Greg Hochmuth, el proyecto juega con la reflexión y aquí la cuestión radica en situar al usuario en medio de un torbellino de datos incesantes, aparentemente caóticos y con un tiempo limitado de visualización. En función de la detección de la esperanza de vida de cada país, el sistema que han creado detecta la dirección IP del ordenador (y así sabe desde qué país nos conectamos) y asigna un tiempo de media. Por ejemplo, como en nuestro caso vivimos en España y la media de vida es de 82.1 años -una de las más altas del planeta junto con Japón y otros países del Mediterráneo-, se nos asignan 8 minutos y 12 segundos a través de este mensaje de texto:
From your IP address, we see you live in Spain, where the average life expectancy is 81.2 years — so after 8.12 minutes (8:07), your access will be blocked for a day, so you can get back to your life.
Si fueramos americanos -como Harris- tendríamos 7:50 minutos para navegar la web:
Todo ello constituye una poderosa metáfora sobre el hecho de la sobresaturación cognitiva a la que estamos constantemente expuestos, y es que hoy en día tenemos de todo en nuestra sociedad (dinero, amor, trabajo, etc.) pero nos falta el elemento fundamental que une y teje todos estos bienes: el TIEMPO.
El hecho de marcar una pauta de tiempo de entrada pone en jaque a un usuario que se debe enfrentar a un proyecto desconocido y navegarlo en una porción muy reducida de tiempo. La realidad es que no estamos acostumbrados a las normas en Internet y Harris ha encontrado la fórmula para, de alguna manera, incomodar al internauta para después hacerle pensar sobre ello.
En Internet está todo a nuestro alcance pero, en realidad, nos hemos parado a pensar (o dicho de otro modo, tenemos el tiempo suficiente para evaluar) qué vale la pena y qué no? Entonces, la pregunta seria cuál es el valor de tanto contenido si hemos anulado la calidad en pro de la cantidad... Todo ello son preguntas que este proyecto cuestiona, como la gran mayoría de proyectos de Harris.
The Unknown Photographer
El año pasado marcó el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial. Ya no quedan veteranos sobrevivientes de un conflicto en el que murieron cerca de 19 millones de personas, pero no por ello nos debemos olvidar que eso no puede volver a ocurrir.
Inspirado por el descubrimiento de un álbum de fotos en los Laurentides, una región del Québec canadiense, The Unknown Photographer trae la guerra de nuevo a la vanguardia de nuestra memoria colectiva a través de un viaje inmersivo a partir de los fragmentos de la memoria de un fotógrafo de guerra. Combinando documentos auténticos con narraciones de ficción, la navegación genera una especie de "museo de realidad virtual" que reflexiona sobre uno de los acontecimientos más importantes del siglo XX.
Dirigido por Loïc Suty, se trata de un proyecto de realidad virtual en torno a cientos de fotos y dibujos que datan de la Primera Guerra Mundial y que se encontraron en una casa abandonada en la provincia canadiense de Quebec. El proyecto nos adentra en el corazón de la Primera Guerra Mundial, más concretamente en las trincheras de la memoria de un fotógrafo de guerra desconocido.
Las fotografías, de tamaño natural, se sitúan en un paisaje abstracto y surrealista animado, mientras que las conversaciones del fotógrafo -con su voz en off emotiva- rememora sus propios recuerdos, vagando por un tren de vapor o a través de un cementerio interminable. Las imágenes y sonidos proporcionan una experiencia impactante que remite a preguntas sobre el papel de la fotografía en la guerra.
El aspecto más impresionante de este proyecto no son las imágenes impactantes que la guerra generó, sino las preguntas que éstas evocan, y la sensación de impotencia de estar sumergido en lo inevitable.
A nivel temático, este proyecto nos recuerda a Noche y Niebla (1955) del maestro Alain Resnais, un ensayo documental sobre los campos de concentración que consigue un hito en el documental al transportarnos literalmente dentro de los barracones y del día a día de un campo de concentración alemán durante la segunda guerra mundial, aunque en realidad estemos recorriendo este campo desierto pasados cuarenta años de la gran barbarie.
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