El webdoc es un tipo de documental que venimos analizando desde hace casi dos años en este blog. Se trata de un formato de consumo único, aunque a veces nos permita un registro inicial y salvar la navegación para volver en otra ocasión y reanudarla en el punto donde la dejemos. El hecho de permitir salvar la navegación es una estrategia que busca mantener a la audiencia enganchada en largas navegaciones, al estilo de los videojuegos. Lo hemos visto en proyectos que ya hemos analizado en pasados posts como Prison Valley (David Dufresne y Philippe Brault, Arte, 2010) o Fort McMoney (David Dufresne, NFB, Arte y TOXA, 2014). Y esa es una de las claves del asunto: como conseguir, en un formato que se acostumbra a consumir de una sola vez, que nuestro público vuelva una y otra vez. En otras palabras: construir una audiencia y mantener su interés compitiendo en un mercado saturado con muchos otros productos, formatos y géneros. No es nada fácil, pero en esta nueva serie que cierra el año vamos a ofrecer algunas claves de como hacerlo.
Sin duda, una de las opciones válidas es poder salvar la navegación e incitar al usuario a volver para seguir avanzando en la historia creando enigmas y pruebas que superar. ¿Cuál podría ser otra opción que ha dado muy buenos resultados en el campo de la ficción? Pues crear una serie web que vaya ofreciendo gradualmente contenidos en el tiempo. Estos formatos deberían proponer un in crescendo gradual que hará que nuestro público sea fiel -anywhere + anytime- y que el efecto viral de recomendación lo haga cada vez mayor. Al no estar limitado por el tiempo y espacio del medio televisivo o cinematográfico, las posibilidades aumentan en muchos sentidos.
Veamos un ejemplo concreto: uno de los formatos audiovisuales que más engancha son las grandes series de ficción. En ellas, el público espera ávido el siguiente capítulo y los más fieles no pueden conciliar el sueño varias noches antes. Quién no se ha enganchado a series ilustres como The Wire, Lost, Breaking Bad o Juego de Tronos, solo por citar algunas de mis preferidas. Además, también acostumbran a ser producto estrella de estrategias transmedia muy ambiciosas. Incluso cuando nos compramos o descargamos las series completas, el síndrome adictivo hace que consumamos capítulos sin parar, solo por saber de qué va a ir el siguiente capítulo o cual va a ser la próxima historia.
Pero, como siempre, empecemos por el principio, el ABC. ¿Qué son las webseries?Para hacerlo fácil, diríamos que son series de ficción y/o no ficción producidas para Internet. Paula Hernández, experta en el tema y autora del blog EnaWebSeriada, propone otro tipo de definiciones, como: “Lo que para el cine son los cortometrajes, para las series de televisión son las webseries”. Como comenta esta experta en relación a su evolución, este tipo de producto se ha convertido en un fenómeno indiscutible, debido a varias razones: las producciones se han multiplicado, han pasado a ser la imagen del canal en el que se emiten y se han programado en el Prime Time diario, entre otros aspectos clave.
Este fenómeno ha nacido y evolucionado de la mano de Internet porque muchas personas no tienen la oportunidad de producir contenidos para televisión -o otros medios mainstream- pero no se han quedado con los brazos cruzados. Esas personas, con menos recursos económicos, con equipos técnicos más reducidos y utilizando Internet como medio de de emisión y distribución, se han buscado la vida. Y ese es el resultado.
Es decir, que si bien hay webseries con un alto presupuesto, estas también permiten en cierto modo "democratizar" la producción y que equipos con menos recursos entren en el ruedo de los medios. De acuerdo con Paula Hernández, solo en España, en el periodo entre 2004 y 2010, podemos encontrar en Internet más de 100 webseries, porque como bien indica: "[...] tenemos los medios, tenemos los conocimientos, tenemos las ganas, e Internet nos da la oportunidad de demostrar que el talento no tiene que estar condicionado por el presupuesto. Hagamos webseries, buenas webseries."
En la web de Paula también podéis encontrar un listado de festivales, eventos y hasta un ranking, donde el podio lo ocupa Cálico Electrónico, el segundo puesto es para The Booth at the end, y la tercera posición para La loca de mierda (Argentina).
En España, la salud de las webseries de ficción es muy buena. En la publicación francesa Liberation escribieron en 2014 un artículo del que hemos rescatado un párrafo muy significativo (podéis leer el post entero con traducción de Gema Pérez en este enlace):
“Cuando la crisis llegó a arruinar la economía Argentina al final del siglo pasado, la industria del cine se reinventó de la noche a la mañana. Forzados a liberarse de los canales tradicionales de producción bruscamente hundidos, los autores, realizadores y actores se vieron en la calle y de autónomos. Esta “autogestión” no frenó sus ganas ni afectó a la calidad de sus películas, por el contrario, liberó su creatividad hasta llegar a crear una nueva época dorada del cine argentino. Es probable que este sea el mismo fenómeno que ha hecho que España sea el nuevo Hollywood de las series que se emiten por Internet. Casi o sin exageración alguna, la crisis da unas ganas inmensas de decir cosas y da buenas razones para hacerlo sin esperar nada de nadie."
Prueba de ello es Malviviendo (David Sainz, 2008), cuando ya se intuía la futura crisis, que junto a Cálico electrónico es otra webserie clave que trata sobre la vida de un grupo de amigos atrapados en día a día de la mala vida que llevan. Se compone de tres temporadas y su último capítulo se estrenó a principios del mes de julio, poniendo punto y final a un trabajo de seis años.
Otras webseries destacadas que llevan buen recorrido son Sin vida propia (Ana Ramón Rubio, 2013), que cuenta la historia de un grupo de jóvenes que están a punto de cumplir treinta años y que pertenecen a esa "generación perdida" sin futuro alguno. La serie se ambienta en algún lugar de España y se enmarca en el contexto de la crisis económica y existencial de los jóvenes españoles.
Spaniards in London (Javier Moreno Caballero, 2014), otro caso de éxito, es una webserie que documenta, con un toque de humor necesario en estos tiempos complejos, la vida de españoles que han emigrado en la ciudad de Londres.
Mindstorming (Miguel Campos, 2010), para cerrar este breve recorrido, no es exactamente una web serie, aunque narra en tres capítulos la vida de una pareja. Nos interesa citarlo en este punto porque pone de manifiesto que las series web de ficción también pueden incluir elementos interactivos, como es el caso, que nos permite literalmente escuchar los pensamientos -meterbnos en la cabeza- de un chico y chica en diferentes situaciones de una relación sentimental.
Nuestra voluntad en esta introducción no ha sido ofrecer un retrato exhaustivo del panorama de las webseries a nivel español (respetamos mucho la investigación que se está elaborando al respecto), sino más bien ubicarnos para poder profundizar en el campo documental en las siguientes partes de esta serie de posts. Y como estamos hablando de serializar, creímos conveniente -como llevamos haciendo dos años como estrategia para manteneros atentos a las nuevas publicaciones periódicas de este humilde blog-, serializar esta nueva serie de posts también...hasta la próxima!
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