Seguimos con las siete joyas de la corona del NFB y ahora nos toca experimentar la vida de los osos en estado libre y salvaje...o no. Bear 71 es el nombre que el ser humano ha otorgado a una osa que vive en el Banff National Park de Canadá. Su vida ha cambiado desde que antaño fuera capturada y se monitorizara su actividad diaria. La interfaz la conforma un mapa interactivo del parque en forma de maya ondulante. Lo primero que impacta es el hecho que no es un narrador experto o un investigador quien nos cuenta la historia, sino el mismo animal. Es decir, es el animal el que critica lo que la incidencia del ser humano está creando en el parque y sus consecuencias.
Otro factor interesante de entrada es que se nos avisa solo al cargar la web que la experiencia de ver el documental dura 20 minutos. Obviamente esto no es cierto, porque podemos estar horas o días navegando si nos entretenemos con las cámaras o los otros personajes, pero nos sirve para tranquilizarnos al no disponer de todo el tiempo posible del mundo. Y este es un truco que muchos documentales interactivos ya han heredado, es decir, avisar de cuanto dura la experiencia porque sino el usuario se angustia y ya no empieza ni a navegar el proyecto.
Simultáneamente a nuestro recorrido, se nos ofrecen pequeñas historias paralelas de otros animales el mapa como ciervos, lobos o gatos monteses, que por supuesto también han sido etiquetados y monitorizados. Nuestro recorrido como humano siempre tiene el oso en el punto de mira y es narrado por una voz femenina, lo cual nos permite humanizar el relato del oso y sentirlo más cercano. Al entrar al mapa se nos pide la opción de activar la cámara web, se nos asigna un número y podemos circular por el mapa y conocer otros animales e incluso interactuar con otras personas.
Todo el sistema interactivo permite una inmersión profunda en la historia y poder participar activamente durante todo el recorrido. Además del documental web, en 2012 se planteó también el formato de la instalación que se exhibió durante el festival Sundance 2012. A partir de 2 pantallas gigantes e iPads se permitía visualizar e interactuar con el parque a los acreditados al festival.
Pero no es oro todo lo que reluce, porque si bien es cierto que los buenos comentarios sobre este proyecto abundan, también existen ciertas críticas. Vamos a repasar algunos puntos débiles: si bien la recreación del espacio se realiza de forma magistral con el programario Flash (y ese efecto es muy complejo de conseguir), la realidad es que después de ver -o saltar- el teaser lineal quedamos impactados por la complejidad de entender y avanzar por el sistema interactivo que se nos plantea.
No solamente cuesta entender nuestra posición en el espacio, sino también clicar sobre los otros elementos y entender hacia donde me dirijo. Si a ello le sumamos que el inglés que se usa, para el público no anglófono, no es fácil de entender, la experiencia puede resultar abrumadora e incluso altamente frustrante. Pero valoramos este proyecto como una de las siete maravillas por lo innovador de su propuesta, por el uso de la metáfora y la personificación del animal, y por el mensaje que lleva implícito, es decir, la crítica a como el humano va afectando su entorno hasta llegar a los lugares más inhóspitos.
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