TENIR-VOS ES EL MILLOR REGAL DEL MÓN
sábado 14.ene.2017 por Rosa Gil 0 Comentarios
Aquí estem! Comencem l'Any amb moltíssima il.lusió i energia. El tiempo, ese tesoro tan preciado, no nos permite...a veces, expresar los sentimientos tal y como lo queremos hacer.
Si hay algo de lo que me siento absolutamente orgullosa es de la Magia de Wonderland. Un espacio de cultura abierto a la creatividad, hogar de los inquietos y de las personas sin miedo a cruzar espejos...y a descruzarlos entre la realidad y la fantasía. Pero especialmente me siento feliz de teneros, de ir poco a poco aumentando la familia Wonderliniana. Del respeto que vive en el seno de éste país cultural. De la empatía, buen humor y delicadeza de nuestra familia. . Esta relación epistolar con vosotros, difÍcil de encontrar hoy día, me alimenta el alma.Por eso, aunque quede quizá un poquito cursi os doy las gracias de todo corazón.
Como dicen...ya sin más preámbulos, vamos a conocer al relato ganador del concurso Wonderland, el primero de 2017. Muchísimas felicidades a Ernesto Ortega por Sobredosis navideña. Y muchas felicidades también a los 8 finalistas!
GANADOR:
SOBREDOSIS NAVIDEÑA, Ernesto Ortega
Esa noche soñó con vírgenes desnudas que bebían en el río y sirenas que
se cepillaban las escamas, con estrellas felices y deseos fugaces, con
el camello de Papá Noel y los seis Reyes Magos. Soñó con los niños de
San Ildefonso haciendo cola para entrar a la discoteca, con burbujas
de champán que salían de las chimeneas, con árboles de neón y uvas de
colores fluorescentes. Soñó que nevaba y que el belén que ponía cuando
todavía era un niño amanecía cubierto de una fina capa blanca. A la
mañana siguiente, cuando lo encontraron en el portal, todavía sonreía.
FINALISTAS
IGNOTA NOTA, Toni Mascarell
La mayoría de las veces, mis propias palabras son banales y, ante la falta de notoriedad que las hace intrascendentes: pasan desapercibidas, fragmentándose entre una bruma de susurros. Otras en cambio, se adhieren a los peñascos de las costas de la memoria y, usurpando gran parte —como el percebe—, se tornan más carnales, esperando a que llegue una lujuriosa marea que me seduzca a faenarlas. Aunque, en ocasiones, inmerso entre una suave brisa, que contrae las horas en filamentos cabales: una nota ignota se cuela entre la escala incandescente del pentagrama, e invade el escenario, para desencadenar la melodía.
LA HORA DEL TE, Manuel Montesinos
Si la hubieran traído antes. No debieron dejarlo para cuando creciera, eso ya ha sucedido y todo sigue igual o peor. Se pierde detrás de cualquier conejo blanco y ayer casi se cae de cabeza al pozo. Almacena botes de mermelada vacíos, confunde al jardinero con un sombrerero loco con el que fornica en cada rincón a la vista de cualquiera. Cree que se hace pequeña cuando en verdad está más gorda cada día, así nunca podrá pasar por la puerta y acabará ahogándose en sus propias lágrimas. A mí me llama Reina Blanca, cuando en verdad soy La Roja.
LEVIATÁN, Mei Morán
Querido diario: estoy contenta. Mamá dice que ahora soy una mujercita. Me ha prestado su barra de carmín. Hoy es todo de color rojo. No he ido a la escuela por el dolor de barriga. Me ha hecho mi comida favorita y después me he quedado dormida. Ella se ha ido a trabajar, turno de noche. Acaba de llegar papá. Me ha traído flores. Le he contado que ya soy mayor; en voz baja, al oído, me ha avisado de que debemos tomar precauciones, para que la casa no se llene de hermanitos y yo siga siendo su única princesa.
QUÉ SABRÁN ELLOS, Sandra Sánchez
Aquello no era el mar, pero se le parecía. Así que, indiferente a la mirada atónita de unos y a la risa mal disimulada de otros, Santiago caminó torpe con las aletas hasta el borde de la piscina; se dio media vuelta de un modo mayestático, ajustó las gafas de buceo a la cara y luego, al fin, colocándose el respirador en la boca se dejó caer hacia atrás impulsado por el peso de la bombona de oxígeno.
La tontería dejó de tener gracia cuando, a la media hora, asomó a la superficie aquella otra aleta con un arpón clavado.
RECUERDO EN BUCLE, Gabriel Pérez
Repentinamente, la sangre esparcida por el suelo se adentra en la cabeza del fallecido, que se yergue como una barrera de acceso a un parking. A trescientos metros por segundo, la bala incrustada en su cerebro regresa al arma que el asesino aún mantiene levantada. El orificio de la frente de la víctima desaparece. Recobra la conciencia. Abre los ojos y fija su mirada en ese índice anclado al gatillo. Suplica que no dispare otra vez. Insiste... Pero lo hago de nuevo: me resulta imposible huir de esta sucesión de imágenes que mi conciencia reproduce hacia atrás y hacia delante.
ENFERMEDADES RARAS, Mª del Rosario Val
Corría tan aprisa que sus pies perdieron suelo y la elevaron muy alto, —acababan de despedirla, justo ahora, con tamaña hipoteca—, la estela de sus lágrimas variaban las hojas de los árboles en deliciosas bolitas azules y… cesaron los contratos basura, los maltratos, la corrupción.
Ante la alarma, el mandamás ordenó talar todos los árboles; los caza la apresaron y en cuanto pisó el asfalto, volvieron los tirones de bolso, las violaciones, las cuentas en Suiza…
Dos prestigiosos siquiatras le diagnosticaron el síndrome de MAD*. La contrataron en el SEPE, como controladora del dispensador “tickets de turno”.
*Miedo Al Desahucio
PURA RUTINA, Ángel Saiz
En la morgue, rodeado de clientes que nunca reclamaban nada, sin compañeros con los que mantener conversaciones insulsas, disfrutaba más de lo que quería reconocer. Accidentes, asesinatos o causas naturales, ningún cuerpo tenía secretos para él. Sus informes forenses eran incuestionables.
Extrajo el cadáver de un varón joven del refrigerador. No dio importancia a la ausencia de rigidez. Al practicar la primera incisión unos ojos se abrieron, antes de que la boca pudiese proferir grito alguno el bisturí certero había seccionado la arteria femoral.
En el informe, mecánicamente archivado, podía leerse: “Causa del óbito: coma etílico por ingesta de alcohol”.
THE NUMBER ONE, Juan Carlos Ferrer
Esa noche se acuesta temprano. Supervisa que esté todo en orden. Las botas lustradas en el balcón, un poco de paja y un cubo con agua. Sobre la mesa, unos trozos de turrón junto a tres copitas de vino dulce. En la oscuridad no se deja vencer. Abre los ojos y agudiza el oído. Un leve sonido enciende sus alarmas. Sigilosamente busca las zapatillas a tientas. Allí están, con sus pobladas barbas y coronas brillantes, colocando cajas envueltas en papel de colores. Dispone el silenciador y realiza tres disparos certeros. Desaparece en un cielo estrellado conducido por sus fieles renos.
Y MENCIÓN ESPECIAL...(Jordi Muñoz y l'Escola d'Escriptura así lo han querido...:-))
LA RESCATADORA DE RELATOS, Pablo Núñez
La vida no fue justa con él y lo echó a la calle; aunque no le importó, pues pudo salvar sus tesoros: la foto de su madre, un disco de Serrat, los cuentos de Benedetti, los poemas de Miguel Hernández, una pluma y una mugrienta libreta donde plasma los relatos que juguetean en su imaginación. Cada semana escribe uno de cien palabras y el viento, a cambio de ser mencionado en esta historia, lo deja en casa de Rosa: la hechicera que, con la más bella de las sonrisas, le concede su único deseo: el inmenso placer de ser leído.