LOS ÁRBOLES NO NOS DEJAN VER EL BOSQUE
sábado 2.jun.2018 por Rosa Gil 0 Comentarios
Muchísimas felicidades a Ángel Sáinz por su relato ganador "La búsqueda". Y felicidades también a los 6 finalistas. Aquí tenéis el audio!
GANADOR
LA BÚSQUEDA, Ángel Saiz Mora
Las cafeterías con ventanal son un observatorio privilegiado. La más céntrica de la ciudad le permite examinar a cientos de transeúntes. La mayor parte pasa sin percatarse, sumergidos en sus prisas, sin saber que son estudiados atentamente. No es ningún voyeur, sólo alguien que trata de ayudar al destino. Tiene el convencimiento de que un día cruzará su mirada con la mujer adecuada. Según su teoría, ambos sabrán entonces que estaban destinados a encontrarse.
Al atardecer da por concluido su rastreo. Está demasiado fatigado, una vez más, para interpretar correctamente la sonrisa tímida de la camarera cuando abona la consumición.
FINALISTAS
UTOPÍA, Alberto Jesús Vargas
También nosotros tuvimos una utopía. Lo digo desde esta cocina en la que preparo el guiso de hoy, mientras a la radio, vaya usted a saber por qué, le da por resucitar una vieja canción de nuestros tiempos de lucha. Con ella vuelven a levantar su vuelo octavillas escritas a ciclostil y se despliegan pancartas reclamando libertades. Y es entonces cuando entras tú como una bofetada de realidad, buscando la primera cerveza del día. Reparas, cosa rara, en mí y hasta me preguntas qué me pasa. Yo te contesto que nada. Que si acaso no ves que estoy picando cebolla.
ANODINO, Gloria Arcos Lado
Camina lentamente frente al féretro, con tristeza, con nostalgia del ser perdido, pero con alivio.
Teme que los asistentes al sepelio se lo noten.
Socialmente no está bien visto.
Uno debe sufrir con el otro, amarrarse a él, penar mientras lo esté haciendo, y cuando muere debe seguir triste, apesadumbrado, reconociendo que no podrá seguir con su vida, tras esta orfandad sobrevenida.
Pero ahora respira de nuevo, no está en un sinvivir continuo, sin saber cuándo ocurrirá el desenlace final.
No importa que sienta alivio al sacudirse el terror que le atenazaba. Solo significa que ha regresado a la vida.
CARRERA MUSICAL, Javier Goñi
El concierto a punto de comenzar, se masca tensión de carrera en el ambiente. Partitura en el atril, la directora levanta la batuta. Tres, dos... La flauta tiene una anacrusa y queda descalificada por adelantarse al pistoletazo de salida. Vuelta a empezar. ¡Ya! Cada instrumento avanza por su pentagrama. Las tubas dejan pisadas en forma de redondas y los clarinetes imprimen corcheas en el tartán. Avanzan saltando las vallas al ritmo del compás, pero en el último momento, justo antes de cruzar la meta, se paran por tener delante una doble barra final. Es una victoria en equipo, no individual.
DELIRIO DE PORCELANA, Laura Téllez
Ignacio cogió a la exótica Lucie con tierna delicadeza y la colocó encima de la cama. El dorso de su tosca mano se ablandó para acariciar lentamente el rostro aporcelanado de la amante. Observó con lascivia sus inertes ojos azules y con el dedo índice perfiló los labios de chocolate. La besó con pasión infinita. Se perdió, huracanado, entre su firme, frío y pálido busto, que iba quedando poco a poco al descubierto. Se excitó preso en aquel dulce delirio. De repente, entró su mujer en la habitación. Ignacio no pudo esconder ni la erección ni la muñeca de porcelana.
REVOLUCIÓN SEMÁNTICA, Eduardo Martín Zurita
Las palabras, presas de un irresistible impulso, deseaban superar el sentido con el que los hombres las habían bautizado. Abandonaron tanto los libros como los diccionarios, los libretos, las canciones, los guiones de cine, las hemerotecas, hasta los archivos secretos. Se fijaban unas en otras, las más tenebrosas: odio, violencia, tiranía... en las más agraciadas: concordia, libertad, justicia... Algunas, no pudiendo resistir tan reveladora y nefasta comparación, se suicidaron enseguida con tinta envenenada. Las restantes, se analizaron ansia por ansia, carencia por carencia, matiz sobre matiz etimológico. Todas querían parecerse en algo a la palabra amor, con su insuperable significado.
VENGANZA, Lola Sanabria
En cuanto salieron los últimos tirabuzones, ella dijo que no le convencía el color; que debería ser más rojo y brillante. Él suspiró resignado. No quería líos con la señora, porque, aunque al final salió bien parado, bastantes quebraderos de cabeza le dio con su denuncia. Cuando murió el padre, de viejo según él, intoxicado según ella, pudo cambiar de carnicero pero no lo hizo y volvía puntual, todas las mañanas, a comprar solomillo, chuletas de cordero, ternera blanca para estofar o chuletón de Ávila. Retiró el papel con la montaña de carne y echó nuevos trozos en la picadora.