NO DEBERÍAMOS NUNCA PERMITIR QUE LA SENSIBILIDAD Y LA EMPATIA DE LA INFANCIA DESAPARECIERA
sábado 27.oct.2018 por Rosa Gil 0 Comentarios
Moltíssimes felicitats a Alvaro Abad pel seu relat guanyador "Las amistades estivales". Felicitats també al 7 finalistes
L'ART D'ESCRIURE 27 OCTUBRE 2018
GANADOR
LAS AMISTADES ESTIVALES. Alvaro Abad
Se caló la gorrita, agarró cubo y pala y llegó a la orilla justo a tiempo de ver aquellas sombras abandonar como almas en pena la desvencijada barca para desaparecer zigzagueando entre toallas y bañistas.
Los alarmados padres encontraron a su pequeña cogida de la mano de una solitaria niña con el mismo color de piel que el pasado que la subió al destartalado bote, ahora enmudecido. Sentadas en la arena, compartían un silencio casi adulto.
La tomaron en brazos mientras los chalecos rojos se llevaban a su triste amiga. Sus pequeños ojos seguían esperando algo más del inmenso horizonte.
FINALISTAS
NUEVA ERA, Belén Sáenz
Caen, tras la tormenta, pieles de nubes desinfladas, pero a nadie parece ya preocuparle. En los primeros tiempos se barrían las alas rotas de ángel, los casquillos fundidos de estrellas, el polvo colorido del arco iris. Hubo cinco minutos de silencio cuando se apagó el sol, reseco como la yema de un huevo abortado. Desde las azoteas señalamos a nuestros niños el territorio de promisión: grandes aeronaves que flotan convertidas en basura espacial, hongos atómicos, potentes haces de luz proyectada. Dios no da la cara y entretanto se aproxima el siguiente gran paso para la humanidad. Hollar la bóveda celeste.
CUESTIONES DEL PROGRESO, Juan Carlos Ferrer.
La señora Alfonsina trabajaba allí desde tiempos inmemoriales. Diríase que era tan antigua como aquella vetusta finca. Era apreciada por todos los vecinos. Todavía me parece verla allí sentada, en su habitáculo, durante melancólicas tardes de invierno, envuelta en la penumbra, en un desvencijado sillón de escay, haciendo calceta. La señora Alfonsina nos conocía perfectamente. Escuchaba tras las puertas. Siempre ojo avizor tras la mirilla. Despegaba nuestras cartas con vapor y los asuntos que no sabía los preguntaba. Con la llegada de aquel trasto electrónico, el presidente se vio obligado a ejecutar su despido fulminante, llenándonos a todos de nostalgia.
SEGURIDAD VIAL, Mei Morán
Aunque se oponía porque se lo impedía su talante coqueto acabaron regalándoselo. Era de caoba, empuñadura con can, de plata. Lo miró atravesado, pero cuando se fueron discurrió sobre la utilidad del bastón. Pensó en infinidad de cosas: golpear al que se lo mereciera, revolver los batiburrillos de ropa durante las rebajas... Después de mucho pensar alzó el cetro para dar aquellos pasos de baile, que se echaba con un noviete cuando imitaban a Gene Kelly. Su hija la halló el domingo siguiente con la cabeza abierta y una sonrisa en los labios que ella nunca antes le había visto.
TELARAÑAS, Pilar Alejos
Están por todas partes, aunque a nadie parece importarle. Son tan invisibles y silenciosas que se expanden con rapidez. Con hilos envenenados tejen su trampa a nuestro alrededor sin dejarnos ninguna posibilidad de escapatoria. Nos vigilan día y noche. Lo saben todo sobre nosotros. Su poder es infinito.
La resistencia de algunos rebeldes les impide poseer el control absoluto. Son un problema muy peligroso que amenaza sus planes. Temen que pueda ser contagioso, por eso los someten a un asedio insoportable.
Permanecen siempre al acecho esperando su rendición. Tarde o temprano saben que serán suyos si navegan por la red.
DESDE OTRA ÓPTICA, Ángel Saiz
Había sido felicitado muchas veces. Cada semana evitaba robos y hacía detenciones en el supermercado donde trabajaba como vigilante, era como si pudiese abarcarlo todo con una simple mirada. A él le gustaba decir que tenía un ojo dominante al que no se le escapaba casi nada, aunque esas palabras no fueran suyas, sino el diagnóstico de su oftalmólogo. Nadie se detenía a pensar que, al mismo tiempo y como consecuencia, también tenía un ojo vago, con el que miraba sin querer ver los pequeños hurtos de cierto muchacho reincidente, el mismo al que luego recriminaba, sin éxito, en casa.
PERFECTO FINAL, Pablo Núñez
Al fin había dado con unos personajes dignos de su pluma: desde la infancia, amigos, mas con el tiempo, a causa del deseo de contar con los servicios del mismo mayordomo, rivales. Uno de ellos cayó en una emboscada perpetrada por la mano del otro, e iba tejiendo continuas escenas de aventuras que dejarían al lector hipnotizado hasta la última frase. En pleno duelo, cuidando los detalles, se propuso buscar un final a la altura, pero los espadachines se negaron a seguir el argumento y, en lugar de tirarse estocadas, apartaron los sables y se fundieron en un apasionado beso.
Video Assistant Referee (VAR), Alberto Moreno
Con tanta polémica nadie se percata, pero ellos tienen información privilegiada: ¡ahí está!, congelando la imagen se distingue claramente, ¡es un ovni! Y ahí, fíjate, tras la portería, es fácil identificar al asesino mientras apuñala a su víctima. O a esa mujer que instala disimuladamente una bomba bajo su asiento. Y lo más sobrecogedor de todo, ese ser diabólico, espeluznante, sólo visible pasando la imagen para atrás, fotograma a fotograma…
Sin embargo, aunque perplejos y petrificados, ellos ahora se deben a la única cuestión realmente urgente y trascendental: aclarar de una vez si ha sido o no ha sido penalti.