Hay muchos motivos para dormirte en el cine. Uno puede ser el que nos ofrece el relato ganador de esta semana de Francesc Barberá "La película de mi vida". Muchísimas felicidades también a los 9 finalistas.
L'ART D'ESCRIURE 23 JUNY 2018
GANADOR
LA PELÍCULA DE MI VIDA, Francesc Barberá Pascual
Segundos antes de morir, vi pasar mi vida ante mis ojos como si de una película se tratara. Tardaba en arrancar. Era lenta, plana, carente de ritmo. Encima Gabino Diego hacía de mí. Para compensar, Maribel Verdú era mi exmujer. El caso es que apenas había acción. Y mucho menos sexo. Eso sí, salió lo de mi operación de fimosis. ¿Era necesario? Además los diálogos eran infames. Las escenas de humor no tenían ni pizca de gracia. En cambio, algunos momentos dramáticos daban risa. Me aburrí tanto que a mitad de película me quedé dormido. Total, ya sabía cómo acababa.
FINALISTAS
Después de todo, Esperanza Tirado
Su respiración es pausada, su cabeza gira hacia un lado. La mujer duerme y se relaja. Pero su mente viaja sin cesar. Esta vez se va muy lejos. Hasta su infancia. Hasta un patio de verdes y azules. Hasta un sol abrasador que la mira desafiante. Hasta un gorrito de flores amarillas a juego con la braguita del bikini. Hasta una playa en la que aún no hay edificios construidos.
Allí se detiene. Y nada. O duerme. Las olas la mecen. La sal le da sed.
Despierta.
Después de todo, la infancia siempre nos parece un sueño de otro mundo.
EL CORRECTOR, Pablo Núñez
Empezó como una pequeña afición, pero, poco a poco, la escritura fue invadiendo cada instante de su vida. En los restaurantes dejaba versos en las servilletas y cambiaba en la carta el nombre de algún plato para mejorar la sonoridad. Su afán por la perfección lingüística era tal que hasta tachaba palabras en los carteles de las tiendas que anunciaban sus rebajas, para evitar tantos casos de redundancia. Ahora ya no pierde el tiempo en la calle. Se ha convertido en un profesional y ha publicado sus dos primeras obras: Cien años de soledad revisado y Don Quijote sin erratas.
NO HAY CAMA PA TANTA GENTE, Sara Nieto
“Los dejaremos entrar sólo si son buenos”. El monitor explica cómo respirar para expulsar los malos pensamientos. A mí me viene a la cabeza la vez que vi a mi madre bailando sola en la cocina una salsa cuyo estribillo decía "pa fuera, pa la calle". Continúo con el ejercicio, espirando e inspirando sin poder borrar la imagen. Espiro, inspiro: el casete. Espiro, inspiro: el vestido de flores. Espiro, inspiro: tus promesas; sus balanceos. Espiro, inspiro: tus mentiras; su sonrisa. Espiro, espiro, espiro...
Y recuerdo que aquel día mi padre se fue de casa.
Y el título de la canción.
OSCURIDAD, Pilar Alejos, “La Pilar”
Esperan agazapados en la oscuridad. Son huidizos y rara vez se dejan ver a plena luz del día. Se ocultan entre las fotos del viejo álbum familiar, en los frascos de perfume olvidados en el baño, en las cartas que amarillean anudadas en un cajón del dormitorio o en ese aroma que impregna el hueco de tu almohada.
Basta el crujido del suelo al andar o el leve susurro de unos labios para despertarlos. Entonces, salen de su escondrijo y habitan este vacío insoportable.
El amanecer contiene la respiración al descubrir en el aire la rendición de mi aliento, balanceándose.
COMÚN, Lluís Talavera
Nos hemos planteado decirles que se buscaran otro sitio. No porque esto sea un club privado precisamente, sino porque estamos tan hacinados que pronto acabaremos unos sobre otros. Ya sabemos que no lo decidimos nosotros, pero nos gusta dejar correr la imaginación y pensar que nuestra opinión aún cuenta. En un rato comenzarán a caer cadáveres y los afortunados harán el signo de la victoria para celebrar que no han quedado sepultados por los nuevos. Poco más tenemos para consolarnos que buscar la suerte de aparecer los primeros si de aquí a unos años no nos han olvidado del todo.
ADIÓS, NO. HASTA LUEGO, Mikel Aboitiz
Volvíamos conduciendo de enterrar al tío Justo. Íbamos rápidos para tanta niebla y derrapé en una curva. Dimos varias vueltas de campana ladera abajo.
—¿Estás bien?
—Mejor que tú —respondió Laura al verme escupir sangre—. ¡Manda narices! Casi nos matamos volviendo de un entierro.
Permanecimos un rato abrazados entre hierros. Al salir fuera sentimos frío. En la vida habíamos visto tanta niebla.
—Lo importante es seguir vivos —dijo Laura mirando de reojo el coche hecho un acordeón.
—Alguien vendrá a auxiliarnos —añadí confiado.
Y tuve razón: entre la bruma apareció él. El bueno de Justo, siempre dispuesto a ayudar.
AL FONDO, A LA DERECHA, M. Carme Marí
En los consultorios esperaba leyendo el periódico pero los pechos voluptuosos de la mujer sentada enfrente atrajeron su atención. Su imaginación echó a andar. Ella le devolvía la mirada bajo unas hermosas pestañas. Entró una muchacha encaramada a unos tacones luciendo un escote hasta el ombligo. Espectacular. En su mente, los actos lascivos con ellas alcanzaron el galope desenfrenado tras el guiño que le lanzó la segunda. Su sueño, un trío... Fue al mostrador:
-¿Tienen lavabo para silla de ruedas? Unir la sala de espera con las consultas de ginecología es todo un acierto.
-Caballero, aquí sólo visitan dos andrólogos.
CÍRCULO VICIOSO, Javier Goñi
Cuando éramos jóvenes ansiábamos crecer, ahora que somos mayores ansiamos rejuvenecer. Tenemos lo que queríamos, pero anhelamos lo que no tuvimos por estar anhelando lo que queríamos tener. El futuro desintegró el pasado y el pasado desintegra el futuro. Perdemos el tiempo suspirando por lo que vendrá y cuando viene perdemos el tiempo suspirando por lo que no pasó. Al final tenemos vidas con el cómputo a cero. Dejamos pasar el tiempo esperando el momento perfecto para vivir, aunque en realidad dejamos de vivir por dejar pasar el tiempo. Su avance es relativo, sin embargo su retroceso es una imposibilidad.
TRIUNFAR, Pedro Carrasco Garijo
Era un artista sin aplausos. Ni uno. No recibía ni una mísera moneda en el platillo de su ego. Ya sabía que muchos creadores estuvieron toda su vida sin un mínimo reconocimiento, y que tan solo fueron apreciados cuando ya habían cambiado de dimensión; pero eso no le reconfortaba. Le decían sus familiares y amigos que uno debe de crear por placer, que eso era lo correcto. Un día se quitó la vida. Pero no fue por acelerar la posibilidad de ese reconocimiento póstumo. No. Fue porque estaba enfermo, y ya sabemos que la enfermedad aprovecha cualquier oportunidad para triunfar.