Marwan como síntoma
En noviembre de 1996 fui de nuevo testigo en Africa de los estragos de la guerra y de los grandes éxodos que provoca durante la crisis humanitaria de los Grandes Lagos.Cerca de un millón de refugiados hutus regresaron en una semana desde sus campamentos en el Zaire(Congo) a Ruanda.Los caminos fronterizos que atravesaban la localidad de Gisenyi,cerca de Goma,estaban inundados por miles de familias,ancianos,mujeres y niños.
Caminaban centenares de kilómetros durante días hasta llegar a sus destinos,que muchos no alcanzaron.Los niños,agarrados a las telas de las faldas de sus madres que ya llevaban a otros de sus hijos a las espaldas.Muchos pequeños iban quedando en el camino.Cuando comenzaba a oscurecer y por imposición del ejército ruandés,y también para salvar sus vidas,los refugiados se detenían a la orilla de la carretera abatidos y golpeados por los aguaceros de la estación de las lluvias.Vi escenas de pesadilla.Allí aguantaban hasta el amanecer.Los primeros días las organizaciones humanitarias estaban sobrepasadas.
Muchos de los vehículos que transitaban por aquella carretera de Gisenyi,junto al Lago Kivu,tenían los cristales de los parabrisas ajados por los atropellos de los refugiados.Yo mismo fui testigo de uno de ellos y nunca podré olvidar el sonido del impacto de un vehículo sobre tres cuerpos humanos;una madre y sus dos hijos,de una edad similar a la de Marwan.En ese lugar UNICEF había levantado un campamento al aire libre donde se agolpaban cientos de pequeños que con sus grandes ojos de asombro e inocencia miraban sin cesar la carretera.
Aprendí que las guerras y los grandes éxodos humanitarios que provocan lo primero que arruinan son las vidas de los niños,los seres humanos mas indefensos.Allí aprendí que las guerras que hacen los adultos,quienes primero las pagan son las madres y sus hijos.Allí,en ese lugar en el corazón de Africa,aprendí también que las guerras y los grandes éxodos humanos que provocan,pierden a los niños.
Por eso la fotografía de esta semana del pequeño refugiado sirio de 4 años,Marwan,aparentemente solo cruzando el desierto hacia Jordania en su huida del horror en Siria,me llevó enseguida al recuerdo de los Grandes Lagos y al drama de los refugiados.La fotografía de Andrew Harper,el representante del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados en Jordania, del domingo 16 de febrero,en la que informaba como Marwan había quedado temporalmente separado de su familia,ha sido un hallazgo.Handrew no mintió y sabe del sufrimiento diario de los refugiados sirios que escapan de la guerra por el desierto.Se engañan los ojos que han mirado con sospecha esa fotografía sólo porque frustró un nuevo titular sensacional.Es lo que ocurre cuando la información se confunde con la mercancía.Una vez mas,tiene razón el sabio;los cínicos no sirven para este oficio.
Enhorabuena Handrew Harper,enhorabuena pequeño Marwan.