Mahoma, EE.UU y la excepción marroquí
jueves 20.sep.2012 por Antonio Parreño 83 Comentarios
El mundo musulmán ha ardido en estos últimos días tras la difusión por Internet desde Estados Unidos de la ya tristemente famosa película sobre Mahoma “La inocencia de los musulmanes”, un bodrio ridículo que tendría que haber pasado desapercibido y ser olvidado para siempre. Miles de musulmanes indignados han salido a la calle para mostrar su ira ante las embajadas estadounidenses, con trágicos asaltos a las legaciones , como el del consulado de Bengasi en el que murió el embajador estadounidense en Libia Christopher Stevens.
La ira contra EE.UU, eso sí, ha tenido algunas excepciones notables: Entre ellas, Marruecos. Aquí no ha habido apenas protestas en las calles (un centenar de personas se concentraron frente al Consulado estadounidense en Casablanca la semana pasada) y la tranquilidad es absoluta. Si la embajada estadounidense y otras legaciones occidentales han aumentado las alertas de seguridad, desde luego no se nota en absoluto. Las autoridades, con el rey Mohamed VI a la cabeza, se han apresurado a condenar las blasfemias contra el Profeta, pero condenando igualmente la violencia de los radicales. El Consejo de los Ulemas ha hecho algo parecido. Y ahí se ha quedado la cosa.
Bien es verdad que las protestas en el mundo árabe han coincidido con una cumbre entre Marruecos y EE.UU en Washington, que han lanzado lo que han llamado un “diálogo estratégico”, una asociación que no hace sino reforzar el papel de Rabat como principal aliado de Washington en el norte de África. Y claro, menudo papelón habría sido tener las calles incendiadas contra Washington en este preciso momento. Ha sido muy significativo, en la prensa y la televisión, el contraste entre las imágenes de los asaltos a embajadas y consulados en Sanaa, El Cairo y hasta en Túnez (uno de los países árabes más “occidentalizado”), y la foto del ministro de exteriores marroquí Othmani y de Hillary Clinton sonriendo en su encuentro en la capital estadounidense.
Marruecos sigue siendo una excepción en el mundo árabe, una vez más para bien. Imagino que el aparato de seguridad del régimen estará tomando medidas para dejar claro a los que podrían salir a la calle (léase los islamistas radicales de Justicia y Caridad) que no permitirán manifestaciones como las que están ocurriendo en otros países. Pero es que la mayoría de los marroquíes viven su religión de forma relativamente relajada, y parecen haber comprendido perfectamente que la película es una provocación estúpida a la que lo mejor es no hacer caso, que es básicamente lo correcto. A muy pocos se les pasa por la cabeza asaltar una embajada (y menos de EE.UU) por una película boba. Y menos teniendo en cuenta que el número de los que salieron a la calle pidiendo reformas democráticas al calor de la Primavera Árabe fue limitado durante todo el año pasado, y tras la reforma constitucional todavía fue menor. Los marroquíes tienen muy presente lo que ha ocurrido en Libia y Siria, y tienen horror de ver Rabat o Casablanca convertidas en El Cairo o, peor, Trípoli o Bengasi. El marroquí aprecia la estabilidad ante todo.
Un último dato significativo: Tras la publicación de nuevas viñetas de Mahoma por el semanario satírico Charlie Hebdo, Francia ha decidido cerrar por precaución este viernes, día de oración para los musulmanes, sus embajadas y colegios en 20 países musulmanes. No en Marruecos. Francia tiene seis consulados, 38 escuelas de distintos niveles donde estudian casi 30.000 alumnos y diez institutos culturales con 65.000 estudiantes inscritos. La embajada francesa en Rabat ha subrayado que tiene “plena confianza en que las autoridades marroquíes asegurarán en toda circunstancia la seguridad de los establecimientos e intereses franceses en Marruecos. Francia se limita a sugerir a sus ciudadanos que “estén cautelosos y eviten las manifestaciones y concentraciones públicas”. Ojalá las cosas sigan así.